El Muro
El gran asunto de H¨¦ctor C¨²per en el Valencia es haber convertido su defensa en un muro de hormig¨®n impenetrable, aunque para algunos aficionados muy puros este logro est¨¢ m¨¢s emparentado con el sector de la construcci¨®n que con el f¨²tbol. El entrenador ha trasladado su propio semblante de portand rateado, que no es otra cosa que la expresi¨®n c¨¢rnica de su fuero interno, a la defensa del equipo.
En el antepecho inexpugnable formado por Angloma, Ayala, Carboni, Pellegrino o Djukic, est¨¢n comprendidos los sentimientos m¨¢s punzantes de la pobreza de Santa Fe, la fortaleza de la orfandad prematura y los fundamentos de la moral rectil¨ªnea de su abuela. Incluso el nervio atrofiado del labio de Humphrey Bogart, que con acierto transcribe C¨²per en el borde de la banda, apuntalando su quijada con el pu?o. Por eso asusta tanto.
A la solidez de esa muralla ha contribuido la extracci¨®n humilde de la mayor¨ªa de los defensas, que antes de llegar al f¨²tbol conocieron la espiritualidad de la azada, el ¨¢nimo del tractor o la cohesi¨®n de la ganader¨ªa, y sobre todo, el orgullo que confiere venir del fondo. Con esos mimbres C¨²per ha construido el reverso de La Delantera El¨¦ctrica de los a?os cuarenta, que formaban Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza, y contra esa tapia se han estrellado el Arsenal, el Manchester United, el Sturm Graz, el Panathinaikos o el Leeds. Incluso el mismo Valencia, quien a menudo se siente tan protegido en los asedios que acaba asfixi¨¢ndose debajo de su propio caparaz¨®n. Y ¨¦sta es la principal baza del Bayern: que el Valencia hoy sea v¨ªctima de su propia estrategia, como a menudo ha ocurrido en la Liga ib¨¦rica.
Si hoy el psicoanalista C¨²per logra que el muro resista la terrible presi¨®n del pico germ¨¢nico sobre el arrozal del San Siro, es probable que la defensa del Valencia sea m¨¢s c¨¦lebre que la L¨ªnea Maginot, incluso que la citen los mandos de la OTAN en el club de oficiales con una copa en la mano. En eso consiste la gloria. Pero esta barrera, sobre la que se sustenta una burbuja de euforia que engloba los sentimientos de millones de valencianos, tambi¨¦n roza con S¨®focles. Tras la p¨¢jara que sufri¨® en Saint Denis frente al Real Madrid, donde la imagen de Ra¨²l bes¨¢ndose el anillo sustituy¨® al cuadro de Felipe V colgado boca abajo como logotipo anticentralista, Valencia sufri¨® una de las m¨¢s sentidas crisis de su historia, y no ha podido quitarse de la cabeza esa boina ps¨ªquica aplastante hasta que el equipo ha forjado la revancha. Ahora a los valencianos ya no les consuela la cataplasma de Itaca. Es s¨®lo f¨²tbol, pero si el Bayern derriba el muro, habr¨¢ que declarar a Valencia zona catastr¨®fica. Y si no, tambi¨¦n.
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