Kahn, el h¨¦roe del Bayern

Kahn, el carism¨¢tico portero del Bayern de M¨²nich, fue el h¨¦roe de la final. Pero no tanto por lo que hizo durante el partido, que fue poco, aunque bueno, sino por su protagonismo en la tanda de penaltis. Detuvo uno a Zahovic, otro a Carboni y el definitivo a Pellegrino, el que convirti¨® de nuevo al cuadro b¨¢varo en campe¨®n de Europa, t¨ªtulo que no consegu¨ªa desde 1976. El perfeccionista Kahn demostr¨® que es el mejor portero del mundo.

Ayala. El mejor defensa del Valencia. Infranqueable por arriba. A pesar de sus escasos 178 cent¨ªmetros de estatura, sac¨® a relucir su impresionante salto. Vol¨® por encima de los rivales y de sus compa?eros, que ve¨ªan aparecer sobre sus cabezas un objeto volador. Muy atento al corte tras los fallos en la cobertura, especialmente los de Angloma, que fue un colador en la primera parte. Lesionado, fue sustituido y abandon¨® el c¨¦sped con l¨¢grimas.

Pellegrino. Tan profesional como siempre, anduvo listo en cada peque?o detalle del juego. Cuando se retir¨® Ayala, asumi¨® el liderazgo de la zaga.

Ca?izares. Detuvo con un pie el penalti de Scholl, pero no pudo con el de Effenberg. Estuvo seguro en el juego a¨¦reo. Transmiti¨® confianza a sus compa?eros. Luego, en la tanda, par¨® otros dos, pero, para su desesperaci¨®n, no fue suficiente.

Mendieta. Antes de que se hubiera podido desempolvar los nervios, hubo de asumir la responsabilidad de tirar un penalti. Lo lanz¨® ajustado al poste izquierdo y Kahn estuvo muy cerca de pararlo. Quiso echarse el equipo a la espalda tras el empate, pero abus¨® del individualismo.

Scholl. Fall¨® un penalti y pes¨® poco en el partido.

Effenberg. Ejerci¨® la jerarqu¨ªa que se le supone en el Bayern. Anduvo muy suelto. Le marcaron a cuatro metros, los suficientes para que jugara a su antojo. Era el ¨²nico, de hecho, capaz de armar con sentido el ataque b¨¢varo. Mir¨® con frecuencia a su lado izquierdo, por donde entraban Lizarazu y Salihamidzic. Coloc¨® muy tranquilo el segundo penalti. Se emple¨® con dureza en la segunda parte ante la permisividad del ¨¢rbitro. Su personalidad fue decisiva.

Baraja. Superado, aunque mejor¨® en el ¨²ltimo tramo.

[QQ] Aimar. Empez¨® tiritando, acartonado, pero se fue soltando a la par que su equipo. Inici¨® casi todos los contraataques, pero sin acierto en el ¨²ltimo pase. Fue sustituido en el descanso.

Lizarazu. Aport¨® dinamismo por su flanco izquierdo, en el que aprovech¨® la debilidad de Angloma.

Carew. Muy superior en el juego a¨¦reo a Kuffour. Entre otras razones, porque le saca m¨¢s de una cabeza. Fue una referencia constante de su equipo, que, cuando se ve¨ªa apurado, le buscaba. Protagoniz¨®, con una incursi¨®n por la izquierda, la jugada que dio pie al penalti que transform¨® Mendieta. Fue abroncado continuamente por C¨²per, que le ped¨ªa otro tipo de movimientos m¨¢s inteligentes.

Zahovic. Aport¨® creatividad en los metros finales, aunque dispuso de poca compa?¨ªa. El Valencia actu¨® sin extremos y eso le lastr¨®. No tuvo fortuna en el momento de rematar.