Una exposici¨®n descubre en San Sebasti¨¢n el universo de los meteoritos
En la muestra, que permanecer¨¢ abierta al p¨²blico hasta despu¨¦s de verano, prima la vertiente m¨¢s pedag¨®gica. Trata de dar respuesta a las preguntas b¨¢sicas que se hace cualquier profano en la materia: ?Qu¨¦ son los metoritos? ?Caen de forma c¨ªclica? ?Tienen el mismo origen que la Tierra? ?Cu¨¢les son sus dimensiones? Y propone al p¨²blico que participe activamente y descubra por s¨ª mismo un meteorito entre varias rocas terrestres, cuente estrellas fugaces, o descubra por s¨ª mismo que algunos de estos objetos celestes son fluorescentes.
Paneles, maquetas, fotograf¨ªas tomadas por sat¨¦lite, trozos de meteoritos, mapas, y proyecciones audiovisuales van destapando todas las inc¨®gnitas sobre estos meteoros que atraviesan la atm¨®sfera y chocan contra la corteza terrestre. ?De d¨®nde vienen?, plantea la muestra. La mayor¨ªa, de asteroides, meteroides y cometas, aunque tambi¨¦n hay algunos que proceden de otros cuerpos de nuestro Sistema Solar.
En la Tierra se han hallado meteoritos de la Luna o incluso de Marte. Es el caso del ALH84001, que puede conocerse a trav¨¦s de fotos y diagramas. 'Hace 16 millones de a?os', relata el ge¨®logo Jos¨¦ Mar¨ªa Hern¨¢ndez, 'un asteroide choc¨® con Marte e hizo que pedazos de roca salieran despedidos'. Uno de esos fragmentos se encontr¨® en la Ant¨¢rtida en 1984 y su estudio sirvi¨® como 'prueba irrefutable de que antiguamente en Marte existi¨® agua l¨ªquida, que pudo impregnar el suelo marciano'. M¨¢s tarde, las investigaciones han revelado que este meteorito tiene cadenas de cristales magn¨¦ticos microsc¨®picos, que no podr¨ªan haber sobrevivido fuera de un organismo vivo. Este hecho ratifica la teor¨ªa de que en alg¨²n momento hace millones de a?os hubo vida en Marte.
La muestra explica que en los ¨²ltimos 250 millones de a?os ha habido 10 grandes extinciones por el impacto de meteoritos, cada 25-30 millones de a?os. El que acab¨® con los dinosaurios ten¨ªa un di¨¢metro de 10 kil¨®metros y liber¨® una energ¨ªa similar a 10.000 bombas de Hiroshima. Pero los hay de todas las dimensiones. 'Hay que pensar', se?ala Hern¨¢ndez, 'que un meteorito puedo ser inmenso, pero con la fricci¨®n con el aire en la atm¨®sfera y el impacto, pierde masa'.
Los objetos celestes bombardean constantemente la superficie de la tierra. 'Se estima', apunta el ge¨®logo, 'que caen unas 400 toneladas al d¨ªa en el mundo, pero entra sobre todo polvo gal¨¢ctico'. Por eso son pocos los que merecen un espacio en las p¨¢ginas de los peri¨®dicos. Hern¨¢ndez recuerda que el ¨²ltimo convertido en noticia cay¨® hace tres a?os en Espa?a y atraves¨® la carrocer¨ªa de un coche, y que su propietario lo vendi¨® por una millonada a un museo.
La exposici¨®n, que ha sido visitada por 1.369 personas desde el pasado viernes, sit¨²a en un atlas geogr¨¢fico los cr¨¢teres de impacto, las huellas que han dejado los meteoritos. Y descubre que el m¨¢s cercano al Pa¨ªs Vasco se encuentra en Rochechourt (Francia) y lo produjo hace 200 millones de a?os uno de 1,6 kil¨®metros de di¨¢metro.
La existencia de los meteoritos ha estado siempre rodeada de leyendas. Dicen que Col¨®n vio uno de ellos a punto de descubrir Am¨¦rica y pens¨® que era la se?al que confirmaba que iba por el buen camino. Tambi¨¦n han dado lugar a la picaresca. En EE UU se organiz¨® a principios del siglo XX la subasta de un supuesto meteorito. El vendedor dej¨® que los compradores trataran in¨²tilmente de levantarlo -son muy pesados-. El que puj¨® m¨¢s alto se sorprendi¨® despu¨¦s con que en su casa no pesaba nada. Era una magnetita, una roca magn¨¦tica de la Tierra, que debajo ten¨ªa un electroim¨¢n.
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