Salvar Tabarca
?Qu¨¦ empresa tan dif¨ªcil la de salvar Tabarca! Yo no s¨¦ si alguna vez nuestros pol¨ªticos se pondr¨¢n de acuerdo para darle un futuro a la isla. Parece improbable. Tabarca es un galimat¨ªas de competencias, un laberinto de leyes, un desbarajuste de ordenanzas que ahogan a la isla y hacen su vida imposible. Al parecer, todo el mundo manda en la isla. Unos disponen en una cosa; otros, en otra. Hay quien se ocupa del patrimonio; quien, de la franja costera; al de m¨¢s all¨¢, le compete el urbanismo... Hace alg¨²n tiempo, escrib¨ª sobre Tabarca y un conocido m¨ªo, t¨¦cnico municipal, me ech¨® una reprimenda. Hab¨ªa hecho responsable al Ayuntamiento de Alicante de no s¨¦ qu¨¦ desm¨¢n, cuando el culpable, al parecer, era Obras P¨²blicas, o Medio Ambiente, o la direcci¨®n general de ?vaya usted a saber! El resultado de esta multiplicidad, tan t¨ªpica de nuestra Administraci¨®n, es que una isla declarada Bien de Inter¨¦s Cultural se cae a pedazos.
D¨ªas pasado, el Partido Popular rechaz¨® una proposici¨®n presentada por los socialistas sobre Tabarca. Ped¨ªan ¨¦stos que el Consell aprobase un plan especial de protecci¨®n para la isla, pero el Partido Popular se sacudi¨® el compromiso de encima y el diputado Ortu?o dijo que correspond¨ªa al Ayuntamiento de Alicante redactar el nuevo plan especial para la isla. ?En buenas manos! Uno comprende las razones del Partido Popular para eludir la propuesta. Tabarca es un asunto complicado, de soluci¨®n incierta, que arrastra pocos votos. Pero alguna vez deber¨¢n nuestros gobernantes plantarle cara al problema. Aqu¨ª s¨ª que tiene nuestro Gobierno una oportunidad para mostrar sus excelentes dotes. Ah¨ª es nada recuperar Tabarca, devolverle la vida, hacer que la isla no quede reducida a un agradable paseo para los turistas, sino que permita vivir dignamente a sus escasos habitantes y conservar su patrimonio.
Se discute ¨²ltimamente sobre unas construcciones que se edifican en la isla. No pasa semana sin que los diarios publiquen una u otra noticia sobre ellas. Una veces, informan que se han suspendido las licencias y las obras se detienen; otras, aseguran que la edificaci¨®n contin¨²a. Esta pol¨¦mica ha hecho pensar a muchas personas que los problemas de Tabarca se solucionar¨ªan impidiendo estas construcciones. Salvem Tabarca, un grupo surgido para la defensa de la isla, se ha mostrado muy resuelto en este asunto, pidiendo que se proh¨ªba edificar. Es admirable el inter¨¦s que muestra Salvem Tabarca por este territorio, pero no estar¨ªa de m¨¢s que su propuesta de suspender las construcciones la acompa?aran con alg¨²n plan para la isla. Salvo que les resulte m¨¢s importante el paisaje de Tabarca que los propios tabarquinos.
Tabarca precisa una acci¨®n eficaz del Gobierno valenciano. Hay que poner orden a la actual dispersi¨®n administrativa. Eso es mucho trabajo para un Ayuntamiento. Sobre todo, para un Ayuntamiento como el de Alicante. Si contin¨²a la guerra de competencias, si las administraciones y los ministerios y las consejer¨ªas siguen enfrentadas unas con otras, la isla se convertir¨¢ en una ruina y su patrimonio -ese rico ejemplo de urbanismo carolino- quedar¨¢ devastado sin remedio. A Tabarca le sobran leyes y le falta sentido com¨²n.
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