Soliloquio en el bosque de cristal
Estas piezas de Gerhard Bohner (1936-1992) son un resumen de su larga trayectoria y experiencia con la danza. Cesc Gelabert ha hecho un trabajo brillante, pues, si brillantes son los solos, su interpretaci¨®n roza la perfecci¨®n dentro de su personal¨ªsima manera de bailar, en la que, siendo ¨¦l mismo todo el tiempo, respeta a Bohner, sus conceptos y su respiraci¨®n al l¨ªmite. La primera serie se desarrolla dentro de un bosque de cristal, geom¨¦trico, afilado y cruel. El bailar¨ªn parte de una estricta perpendicularidad para desnudar su alma. Poco a poco avanza y los movimientos hablan de la soledad, el amor, la enfermedad, la vejez, la muerte y, por fin, de una redenci¨®n ef¨ªmera a la vez que hermosa, a trav¨¦s de esa danza y soliloquio.
Cesc Gelabert
Im (Goldenen) Schnitt I. Coreograf¨ªa: Gerhard Bohner. Reconstrucci¨®n e interpretaci¨®n: Cesc Gelabert. Espacio esc¨¦nico: Vera R?hn. M¨²sica: J. S. Bach. Vestuario: G. Bohner. Teatro de La Abad¨ªa, Madrid, 22 y 23 de mayo.
Bohner escogi¨® la grabaci¨®n nada ortodoxa de Keith Jarret de las piezas para piano de Bach. En la segunda sesi¨®n hay piano en directo. Probablemente el core¨®grafo alude con esto a la permanencia de una partitura, a la presencia de la m¨²sica (y de la coreograf¨ªa). De hecho, el uso dado a este Bach matem¨¢tico, abstracto y perfecto es un viaje en busca de un equilibrio moral entre danza y m¨²sica, un puente transparente que no envejece ni amarillea como el papel o se oxida como los m¨²sculos.
Son tan eficaces las frases creadas por Bohner y revividas pasionalmente por Gelabert que tampoco tienen tiempo, que deben ser atendidas en su exacta medida: un derrame dram¨¢tico de arte honesto y verdadero. El primer d¨ªa el p¨²blico no llen¨® el aforo. Y es una pena. Debe verse esta obra m¨¢s de una vez, pues hay demasiada enjundia y leyendas secretas entre l¨ªneas corporales, entre pasos y entre las notas bachianas por descifrar.
Las esculturas de Vera R?hm proponen un l¨ªmite a la vez que una sombra, protegen en cuanto exponen al bailar¨ªn a ese espacio terrible de fr¨ªa confrontaci¨®n con su esencia. Emocionante. Hasta hoy, la joya de este Madrid en Danza.
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