'?A la Cibeles!'
Los tornos del estadio Bernab¨¦u giraban calientes ayer cuando uno de los controladores dijo: 'Parece que la gente est¨¢ animada'. De un se?or¨ªo cortante como la afici¨®n madridista, el empleado fue testigo de la riada blanca. Se trat¨® de una multitud de 80.000 personas satisfechas de antemano, congregadas para cantar el alir¨®n 'como sea', mientras el equipo se reun¨ªa en el vestuario con el cuerpo t¨¦cnico y con el director general deportivo, Jorge Valdano. La mentalizaci¨®n de los jugadores corr¨ªa a lomos de la euforia del entorno, animada por la expectativa de un t¨ªtulo inminente, la Liga, que el Madrid no ganaba desde la temporada 1996-97.
La afici¨®n recibi¨® al equipo con un mosaico blanco y un cartel que exhib¨ªa el 28, recordatorio del n¨²mero de Ligas acumuladas por el Madrid incluyendo la de ayer, que se daba por descontada. Los mosaicos blancos, las banderas espa?olas y unos Ultras Sur especialmente gritones pusieron el marco del recibimiento al conjunto de Vicente del Bosque cuando sali¨® del vestuario. Miles de papelitos blancos flotaron en el aire. El calor propiciaba las buenas vibraciones.
El ¨¢rbitro, Juli¨¢n Rodr¨ªguez, y sus ayudantes debieron de percibir el clima festivo y se?alaron fuera de juego en dos jugadas del Alav¨¦s a boca de gol. De todos modos, C¨¦sar se ocup¨® de que los disparos no entraran: se luci¨® con dos guantazos, a una mano, para atrapar el bal¨®n como si fuera de baloncesto. Y la grada le dedic¨® una ovaci¨®n.
Ovaciones hubo para casi todos y la mayor fue para Figo. Se vio muy enchufado al portugu¨¦s, que en el minuto 20 se fue de tres alavesistas y defini¨® con el interior de la zurda al segundo palo. La intervenci¨®n fue maravillosa, pero el bal¨®n peg¨® en el palo. Suspir¨® el Bernab¨¦u y cant¨®: '?Figo, Figo, Figo!'. Cinco minutos despu¨¦s, otra vez Figo arranc¨® desde el medio campo para rematar la Liga. Le meti¨® un pase a Guti y Guti se lo clav¨® a Ra¨²l entre los centrales. Ra¨²l gole¨® de cucharita y Eggen, arrastrado por la inercia, se golpe¨® la pierna derecha contra el palo y fue sustituido. La nota triste.
'?Me voy, que no me quiero perder el tercero!', grit¨® un aficionado en la cola del bar, en el descanso, y renunci¨® a su cerveza. Y el tercero, cabezazo de Hierro, provoc¨® el estallido en la tribu de Chamart¨ªn. Lo sigui¨® la ola, el contagio del equipo y el anuncio de la peregrinaci¨®n hacia la fiesta final: '?A la Cibeles!' '?Nos vamos a la Cibeles...!'.
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