Antonio Bravo desvela la libertad creativa de los arquitectos y urbanistas espa?oles en Marruecos
Son 328 p¨¢ginas trufadas de fotos, investigaci¨®n de primera mano y una idea recurrente: la huella urban¨ªstica y arquitect¨®nica dejada por interventores, ingenieros y arquitectos espa?oles en el norte de Marruecos entre 1912 y 1956 es m¨¢s significativa de lo que se pensaba. Arquitectura y Urbanismo Espa?ol en el Norte de Marruecos, obra del doctor en Historia del Arte Antonio Bravo, editada por la Junta de Andaluc¨ªa, certifica la falta de un plan global en la colonizaci¨®n espa?ola, a la vez que destaca sus logros individuales.
El libro est¨¢ lleno de lugares m¨ªticos para algunos, olvidables para otros, pero que representan una parte de la historia com¨²n: Tetu¨¢n, Larache, T¨¢nger, Xauen, Arcila, Alhucemas, el Rif, Nador o Alcazarquivir. Como en otras obras de Bravo (Melilla, 1961), el autor mezcla rigor y exhaustividad en su defensa de la periferia. El historiador, que en 2000 obtuvo con el arquitecto Salvador Moreno Peralta y el investigador Jes¨²s Miguel S¨¢ez un premio Europa Nostra por el Plan Especial de Rehabilitaci¨®n de Melilla la Vieja, ha definido a Melilla en un libro anterior como 'ciudad europea en el norte de ?frica'.
Se trata, en ambos casos, de obras pioneras, dada la ausencia de estudios previos, lo que contrasta con la investigaci¨®n desarrollada en Francia con respecto a su arquitectura en Marruecos. En los ¨²ltimos a?os, la Junta participa en la planificaci¨®n de Larache, en proyectos de rehabilitaci¨®n y restauraci¨®n en Tetu¨¢n o en la infraestructura h¨ªdrica de Xauen, y a ello ha sumado el encargo de este libro.
?Puede hablarse de unas se?as de identidad comunes, estil¨ªsticas o formales, en las obras del Protectorado? Pues no, dice Bravo. 'Las actuaciones eran muy distintas dependiendo de que se hablase de ciudades existentes (Tetu¨¢n o Larache) o de poblados de nueva creaci¨®n (Nador). Pero es verdad que la planificaci¨®n urban¨ªstica de ensanches sol¨ªa basarse al principio en la cuadr¨ªcula; que a partir de los a?os 20 se impuso el modelo ciudad-jard¨ªn y que en ¨¦poca franquista se construyeron barrios para familias humildes siguiendo el modelo peninsular'.
'Espa?a no aplic¨® el modelo urbano segregacionista empleado por la administraci¨®n francesa, que creaba la nueva ciudad europea al margen de la medina (Fez)', a?ade el autor. 'Hicieron crecer su ciudad adosada a la antigua medina, y hay buenos ejemplos de integraci¨®n, como la Plaza de Espa?a de Larache'. ?Y en cuanto al estilo? 'Para todos los gustos. Si hubo alguna constante fue la libertad creativa de que gozaron los j¨®venes arquitectos, con ciudades enteras para proyectar solos o con dos colegas m¨¢s durante dos d¨¦cadas'.
Eso permiti¨® experimentar mucho. As¨ª, en la d¨¦cada de los 20 y los a?os anteriores predomina el estilo neo¨¢rabe, una incorporaci¨®n ecl¨¦ctica de elementos de la Mezquita de C¨®rdoba o la Alhambra de Granada. Pero tambi¨¦n hubo muchas obras de aire modernista e historicista, como el Teatro Cervantes de T¨¢nger, de Diego Jim¨¦nez. Los 30 fueron los m¨¢s interesantes para Bravo, y los m¨¢s europeos: el Art Dec¨® m¨¢s din¨¢mico y el racionalismo o las citas a Mendelsohn menudean en obras de Quadra-Salcedo, De La Torre o Galm¨¦s en Tetu¨¢n y Larache.
Pero fue quiz¨¢ Emilio Blanco Izaga, un interventor militar muy dotado para la pintura pero que ni siquiera fue arquitecto, uno de los m¨¢s originales creadores de formas arquitect¨®nicas durante los a?os 30 y 40 en los poblados m¨¢s modestos del Rif. A ¨¦l hay que atribuir la invenci¨®n del estilo rife?o, una mezcolanza que tomaba elementos dec¨®, mayas y neofara¨®nicos y los aplicaba al dise?o original de los 'ksar' (graneros colectivos en forma de castillitos que menudean en el Sur marroqu¨ª).
Babelia
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