Un banquete de campeonato
Desaforados, ba?ados en cava y bailando en las calles, los jugadores madridistas celebraron su triunfo hasta el amanecer
Clareaba el cielo de Madrid hacia las cinco de la ma?ana de ayer y las puertas del mes¨®n vasco que acogi¨® la fiesta oficial del Real Madrid se abrieron para dejar ver a un pu?ado de jugadores bajo los efectos del tinto de la ribera del Duero y la champa?a francesa. Algunos se escabulleron de inc¨®gnito, a su casa o a seguir de marcha en una discoteca de Chamber¨ª; varios bailaron sobre el asfalto y otros deambularon vociferando alegres como ultras celebrando un gol. 'Quiz¨¢ ma?ana nos arrepintamos de todo lo que hagamos esta noche, pero este t¨ªtulo nos ha costado mucho trabajo y estas cosas hay que hacerlas', opin¨® C¨¦sar.
En general, rein¨® el desenfreno en la celebraci¨®n de la plantilla del 28? t¨ªtulo de Liga. Tambi¨¦n hubo excepciones. El flem¨¢tico McManaman, del brazo de su novia, fue una de ellas. Sin haber desde?ado la buena cerveza, el brit¨¢nico se despidi¨® con aire de dandy: nada de bufandas ni camisetas de fan¨¢tico futbolero para el asiduo lector del Racing News. Traje gris plata y camisa roja. La barbilla en alto, sonriente ante un forofo que saltaba a su paso con su camiseta con el dorsal n¨²mero 8 invertida en el pecho. 'Eidi¨®s', dijo. Todo bajo control.
Savio fue el primero en abandonar la cena, presa de una crisis al¨¦rgica y con grandes estornudos. Makelele, forrado de Prada de pies a cabeza, sali¨® bailando como un poseso. Se detuvo en la acera y mir¨® atr¨¢s buscando a su gran amigo y colega en el medio centro del campo: '?D¨®nde se ha metido el cabr¨®n de Helguera?'. El franc¨¦s, de origen nigeriano, se march¨® ayer mismo a Saint Tropez, en la Costa Azul, con un grupo de amigos. '?Saint Tropez!', gritaba; '?por fin!'. Mientras que su amigo, Helguera, dejaba el local por otra puerta hacia el p¨¢rking en medio de la confusi¨®n de la desbandada.
Un men¨² contundente
Cuando los jugadores del Madrid se sentaron a la mesa estaban enjuagados en cava despu¨¦s de ducharse cada uno con una botella en el vestuario. Repasado el jam¨®n, el lomo ib¨¦rico, el queso manchego, el pat¨¦ de oca, los boquerones a la plancha, el rape y la carne de buey, los directivos se retiraron a dormir con la excusa de la asamblea general de ayer por la ma?ana.
El men¨², tan contundente, pareci¨® acorde con la figura corpulenta de Figo, que sali¨® muy recompuesto del banquete despu¨¦s de haber trepado a la cabeza de la Cibeles. 'Helene, ?por aqu¨ª!', grit¨® el portugu¨¦s a su esposa, una rubia et¨¦rea que caminaba como si flotase, al ver que equivocaba la direcci¨®n hacia su coche. Mamen S¨¢nchez, la mujer de Ra¨²l, sali¨® acompa?ada de su marido, que llevaba una bandera blanca atada a la cintura.
Tanto Figo como Ra¨²l y Hierro se hab¨ªan sentado a la misma mesa acompa?ados por el golfista Sergio Garc¨ªa, un confeso fan¨¢tico madridista. Se consideran los l¨ªderes y, como tales, descorcharon las botellas de champa?a en el vestuario para ba?ar a todos y, con el torso desnudo, abrazados, dieron saltos al grito de '?campeones, campeones...!' en el centro de todas las escenas.
El director general deportivo, Jorge Valdano, estaba despeinado y se paseaba a grandes zancadas, abrazos y risa suelta. Su segundo de a bordo, Emilio Butrague?o, pudo estar o pudo no estar presente. Tal vez se escabull¨® entre las sombras o quiz¨¢ su car¨¢cter y la meditaci¨®n zen le confiriesen su invisibilidad. No fue detectado en la fiesta aunque previamente, en el Bernab¨¦u, hab¨ªa anunciado con una sonrisita que 'la noche ser¨¢ larga'.
Un ex compa?ero del Buitre que s¨ª se dej¨® ver por el mes¨®n fue Sanchis. El primer capit¨¢n del Madrid se retir¨® con la sobriedad de las eminencias despu¨¦s de haber celebrado su octava y ¨²ltima Liga. Al verle, se le confund¨ªa en la frontera entre las oficinas del club y el vestuario. Menos comedidos se mostraron Casillas, Helguera, Iv¨¢n Campo y C¨¦sar, metidos de lleno en faena.
El presidente madridista, Florentino P¨¦rez, s¨ª hizo acto de presencia y se dio un paseo tras la noche que confirm¨® su obra fundacional en el cargo que ocupa desde julio pasado. Sereno y sin exhibir euforias de ninguna clase.
Acompa?ado de su esposa, P¨¦rez hizo relaciones p¨²blicas a izquierda y derecha con toques muy sutiles. Su confesi¨®n m¨¢s notoria fue la del placer que le proporcionaron las ovaciones del Bernab¨¦u a Figo, su hijo promocional y la estrella que representa su llegada al club y su estilo de trabajo: '?Hab¨¦is visto esos regatitos que ha hecho. Pum por aqu¨ª, pum por all¨ª?'. El presidente se lo pasa como nunca cuando Chamart¨ªn le canta al portugu¨¦s. Lo sabe: los aplausos a Figo van tambi¨¦n para ¨¦l.
Hubo de todo en la madrugada de ayer. Incluso jugadores dando se?ales de depresi¨®n tras el t¨ªtulo. 'No tengo ni idea de lo que har¨¦ el a?o que viene. Aqu¨ª no cuentan conmigo ni pa' Dios', dec¨ªa uno mientras Hierro se retiraba visiblemente inc¨®modo ante las c¨¢maras. El capit¨¢n baj¨® las escaleras del portal del restaurante disimulando el dolor en su rodilla derecha, lesionada durante el partido. A juzgar por su mirada extraviada y su boca entreabierta, mostrando los dientes, al central malague?o no le gusta un pelo que le observen mostrando puntos flacos.
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