El dominio de lo sutil
La primera impresi¨®n del profano al ver c¨®mo un lanzador de peso se revuelve y grita al finalizar su intento es la de una actividad brusca y algo tosca. Nada m¨¢s lejos de la realidad, casi tanto como los m¨¢s de 21 metros lanzados por Manolo Mart¨ªnez el pasado fin de semana.
La gen¨¦tica y la capacidad f¨ªsica son premisas necesarias pero no suficientes para llegar lejos. Manolo, a su proverbial potencia, a?ade algo que s¨®lo los grandes talentos poseen: el dominio de lo sutil, la habilidad para discernir la gran diferencia que marcan los peque?os detalles.
La impresi¨®n que tengo cuando veo lanzar a Manolo es que con sus m¨²sculos y articulaciones interpreta una melod¨ªa en la que cada instrumento tiene su protagonismo y sus silencios; unos entran y otros salen en el momento preciso bajo la batuta de un gran maestro. Esta melod¨ªa debe ser repetida en la soledad del entrenamiento y reproducida en la competici¨®n sin desafinar.
Todo esto se desarrolla con un m¨¦todo. Carlos Bur¨®n, su entrenador de siempre, ha sabido conjugar lo cient¨ªfico y acad¨¦mico con la intuici¨®n, el porque s¨ª, ese razonamiento instant¨¢neo capaz de condensar en un momento a?os de observaci¨®n y estudio. El resultado permite colocar a Manolo en el peque?o grupo de privilegiados con posibilidades de ganar cualquier competici¨®n.
A los que llevamos tiempo en el atletismo nos emociona ver que sin llamarse Vladimir o Nicolay y sin residir en Colorado Springs, un leon¨¦s representa la dignidad de un sector que tantos a?os ha sido calificado de Cenicienta.
Manolo Mart¨ªnez deber¨ªa entrar a formar parte de esa estirpe de pioneros como Santana, Nieto, Ballesteros... que hicieron que su especialidad deportiva fuera conocida y reconocida por todos. Es curioso que siendo Manolo un gran admirador de Chillida, ambos tengan en com¨²n el hierro como material de trabajo y ese continuo desaf¨ªo al espacio.
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