El Gobierno renuncia a cambiar de nombre al centro

El Gobierno ha renunciado, al menos por ahora, a que el principal centro espa?ol de espionaje cambie el nombre con el que le bautiz¨® hace un cuarto de siglo el teniente general Manuel Guti¨¦rrez Mellado.

En medios gubernamentales se defendi¨® la conveniencia de que el Cesid pasara a denominarse, por ejemplo, Servicio de Inteligencia del Estado, para romper con la mala imagen derivada de los esc¨¢ndalos que lo envolvieron durante la ¨²ltima etapa del Gobierno socialista. Sin embargo, ha acabado pesando m¨¢s la proyecci¨®n exterior del centro, especialmente entre sus servicios hom¨®logos de otros pa¨ªses occidentales.

La propia designaci¨®n de un director civil, en otros tiempos presentada como prueba de la desmilitarizaci¨®n del centro, ha perdido su car¨¢cter paradigm¨¢tico y ahora se admite que, aunque va a cumplirse el compromiso, dista mucho de ser lo m¨¢s relevante.

Y es que la parte m¨¢s importante de la reforma queda para el futuro. Ser¨¢ despu¨¦s del verano cuando el Gobierno remita a las Cortes el proyecto de ley sobre servicios de inteligencia, que debe consagrar la adecuaci¨®n de su funcionamiento a los preceptos constitucionales y la regulaci¨®n de sus mecanismos de control. En la anterior legislatura, el entonces ministro de Defensa, Eduardo Serra, ya intent¨® infructuosamente sacar adelante esta ley, cuya necesidad dej¨® dram¨¢ticamente de manifiesto en 1998 el descubrimiento del espionaje a la sede de HB en Vitoria.

La mayor¨ªa absoluta de que disfruta el Partido Popular y el hecho de que el Cesid ya no forme parte de la pol¨¦mica pol¨ªtica cotidiana facilitan ahora la tarea, aunque el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, se ha comprometido a consensuar con la oposici¨®n las l¨ªneas maestras del futuro proyecto.

Sin embargo, el problema de fondo, la dificultad de establecer un margo legal que conjugue el respeto a los derechos fundamentales con la eficacia de los servicios de espionaje, no se ha reducido un ¨¢pice.