?Bar?a?, no gracias

Lo peor que le puede pasar a una instituci¨®n p¨²blica es partirse en dos. En el Bar?a ocurri¨® con la ruptura N¨²?ez-Cruyff. Un bando sigui¨® en la direcci¨®n del club y el otro inici¨® un largo y violento camino de acoso y derribo del nu?ismo. Robson era viejo y, a pesar de su caballerosidad, su amabilidad y sus tres t¨ªtulos de cuatro posibles, fue objeto de todo tipo de burlas y chistes de mal gusto. Por su antipat¨ªa, Van Gaal, que gan¨® dos Ligas en tres a?os, fue un blanco f¨¢cil para descargar toneladas de plomo y rencor sobre N¨²?ez. En aquellos tiempos, curiosamente, iban de la mano el periodismo de Barcelona y Madrid: se alentaban pa?oladas, se o¨ªan risas, hab¨ªa cachondeo en todas partes y se repet¨ªa hasta la n¨¢usea 't¨² siempre negativo', para la gloria y deleite del antibarcelonismo all¨ª y del antinu?ismo aqu¨ª. El trabajo funcion¨® bien. Demasiado bien porque si en Catalu?a ha sido el triunfo de la cruzada anti-N¨²?ez, en Espa?a y Europa no han hecho tal distinci¨®n (N¨²?ez y Bar?a han ido a parar al mismo saco) y ha quedado una imagen sucia, vulgar, de un Bar?a al borde de la quiebra. Han conseguido que sea un club al que nadie quiere venir y por el que no hay ning¨²n respeto. Eso s¨ª, N¨²?ez ya no est¨¢ y hasta se pierde en balonmano.