Control e intuici¨®n
Es un cl¨¢sico dentro de la prensa musical. Una noticia que se repite cada pocos meses. Un productor, un DJ, un colectivo, un grupo, un compositor ha sido requerido por Madonna y -?tan ta ta ch¨¢n!- ha aceptado/rechazado/pospuesto la oferta de colaboraci¨®n. Fuera de cada an¨¦cdota particular, esos cotilleos tienen valor indicativo: a Madonna se le atribuyen poderes extrasensoriales para adivinar los rumbos de la m¨²sica pop. El suyo es el dedo del Rey Midas: m¨¢s de un personajillo de segunda fila se ha inventado llamadas de la Chica Material para presumir de estar en la cresta de la ola y subir su tarifa.
No se enga?e nadie: la supervivencia de Madonna, m¨¢s all¨¢ del prodigioso dominio del universo medi¨¢tico, obedece a su astucia musical. Al principio, sus cambios de lugartenientes eran interpretados como sacrificios de mantis religiosa: dado que no hab¨ªa precedentes de cantantes femeninas tan encima de su carrera, Madonna era vista como la trepadora implacable, experta en usar y tirar (hombres). ?Cuanta tosquedad! Cost¨® entender que, est¨¦ticamente, ella pertenece a la veleidosa Naci¨®n de la Pista de Baile, donde el sonido de Jellybean Ben¨ªtez puede ser perejil indispensable durante una temporada... y un lastre embarazoso en la siguiente.
Sus diversos frentes le permiten poner a prueba discretamente a futuros colaboradores. Una remezcla, una canci¨®n cinematogr¨¢fica sirven como examen. Sus sucesivas 'manos derechas' han aprendido, en su ego y en su cuenta corriente, que el puesto en la corte de la Ambici¨®n Rubia es fugaz. William Orbit, que pilot¨® h¨¢bilmente su resurgimiento finisecular, parece haber perdido el favor, dicen que por deslices de comportamiento o por la vulgaridad de triunfar con un disco conteniendo versiones digitales de piezas cl¨¢sicas.
Por el contrario, asciende en el staff Mirwais Ahmadzai, antiguo punki parisiense, que aporta el chic de la ascendiente m¨²sica electr¨®nica francesa. Lo cierto es que pocos geniecillos renuncian a la posibilidad de intimar, aunque s¨®lo sea en el estudio, con Madonna.
El mundo a sus pies.
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