Los obispos asumen el fracaso del 'impuesto religioso'
S¨®lo el 36,6% de los contribuyentes atribuye a la Iglesia la cuota del IRPF para fines sociales
Dice un refr¨¢n que el dinero es muy cat¨®lico. Pero no tanto como le gustar¨ªa a la Iglesia. S¨®lo el 36,62% de los contribuyentes espa?oles sigui¨® el a?o pasado la consigna eclesi¨¢stica en un pa¨ªs en el que el 85% de los habitantes se dice cat¨®lico, seg¨²n la ¨²ltima encuesta del CIS sobre creencias religiosas.
En 1988, cuando el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez y la Conferencia Episcopal Espa?ola acordaron la f¨®rmula del impuesto religioso en la declaraci¨®n de la renta, los obispos estaban convencidos de que les bastar¨ªa un periodo transitorio de tres a?os para alcanzar la autofinanciaci¨®n de la Iglesia mediante las aportaciones de sus seguidores. Trece a?os despu¨¦s, la transitoriedad se ha enquistado en el sistema fiscal. El 90,8% del presupuesto de la Iglesia corri¨® a cuenta del Estado en el a?o 2000.
El sustituto de la Secretar¨ªa de Estado del Vaticano, Leonardo Sandri, resalt¨® el pasado viernes la necesidad de resolver 'satisfactoriamente temas como la asignaci¨®n tributaria y la ense?anza de la religi¨®n y moral cat¨®licas en las escuelas', pero en Madrid, en la sede de la Conferencia Episcopal, nadie pudo explicar si el arzobispo Sandri hablaba de la cuesti¨®n con nuevos datos o s¨®lo por hacerse eco de asuntos que causan disgusto a sus colegas espa?oles.
La decepci¨®n fiscal de los obispos se produjo ya en la primera campa?a de la renta, la de 1988, que recog¨ªa el impuesto religioso. Entonces, s¨®lo el 32% de los contribuyentes expres¨® sus deseos a favor de la Iglesia, a pesar de que aquel a?o los prelados prepararon una campa?a de publicidad en toda regla para dar a conocer un sistema de financiaci¨®n que entonces les pareci¨® muy aceptable. Aquel primer fracaso oblig¨® al Estado a complementar con m¨¢s de 4.000 millones de pesetas la asignaci¨®n tributaria de los cat¨®licos y dej¨® claro que no era posible cumplir el plazo de tres a?os marcado para la autofinanciaci¨®n eclesi¨¢stica.
Adem¨¢s, el prometedor impuesto religioso logrado por los obispos en 1988 qued¨® enrarecido por una competencia no prevista entre la casilla tributaria de la Iglesia y la destinada a otros fines sociales. 'Fue como preguntar a los espa?oles a qui¨¦n quer¨ªan dedicar sus impuestos: si a los pobres o a los curas', explica ahora un prelado. Por cierto que quienes prefer¨ªan dedicar su cuota a otros fines sociales tambi¨¦n favorec¨ªan a la Iglesia cat¨®lica: una parte de las ONG favorecidas por ese reparto fiscal pertenece a esta religi¨®n. Es el caso de C¨¢ritas y Manos Unidas, entre otras muchas.
Lo cierto es que, con el tiempo, las cosas no fueron a mejor, sino todo lo contrario. As¨ª, en 1997, la asignaci¨®n tributaria a favor de la Iglesia no lleg¨® a los 14.000 millones de pesetas (13.835.825.176 pesetas, en concreto), y ese a?o el Estado tuvo que complementar con m¨¢s de 6.000 millones aquella entrega. En el ¨²ltimo ejercicio del que Hacienda ha facilitado datos -el de 1998, sobre la declaraci¨®n de la renta de 1999-, el impuesto religioso recaud¨® 16.175 millones y la Iglesia recibi¨®, en cambio, 21.000 millones de las arcas del Estado.
Este a?o, el presupuesto de la Iglesia asciende a 23.929 millones, de los que Hacienda aporta 21.750 millones, el 2% m¨¢s que en el ejercicio anterior. El Gobierno del PP ha anunciado que, pase lo que pase con la recaudaci¨®n en cada ejercicio, los obispos recibir¨¢n del Estado una cantidad fija garantizada y revisada cada a?o. El PSOE considera inconstitucional esa decisi¨®n, porque consolida un sistema de financiaci¨®n en el que la Iglesia recibe aportaciones de todos los espa?oles, sean creyentes o no, convirtiendo al Estado en 'claramente confesional', adem¨¢s de incumplir acuerdos firmados entre Espa?a y la Santa Sede en 1979, y entre el Gobierno y la Conferencia Episcopal en 1988.
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