'Estamos preparados para lo peor'
Los vecinos de Ramala almacenan agua y alimentos ante una represal¨ªa israel¨ª inminente
Miedo. Ramala, la capital administrativa de la Cisjordania -20.000 habitantes-, est¨¢ sumergida en la incertidumbre. Las autoridades han recomendado a los vecinos almacenar agua y alimentos; a los funcionarios los han enviado a casa. Los comercios tambi¨¦n han cerrado por su cuenta sus puertas. Aunque nadie sabe con certeza lo que pasar¨¢ en las pr¨®ximas horas, todos temen lo mismo: 'Esperamos el bombardeo'.
'Estamos preparados para lo peor', afirma Yonuis al Jatib, de 45 a?os, presidente de la Media Luna Roja, en su oficina a las afueras de Ramala, en los contrafuertes de una colina en lo alto de la cual est¨¢ el asentamiento de Pasgot, uno de los reductos m¨¢s belicosos y mejor custodiados de la comunidad ultranacionalista jud¨ªa.
A pesar de que la ventana de su despacho es un blanco perfecto, directo y limpio para los ca?ones de los tanques israel¨ªes o para las c¨¢maras secretas de televisi¨®n que barren incesantemente d¨ªa y noche el centro humanitario, nada de eso parece inquietar a este ejecutivo, que hoy ha vuelto a colocar en m¨¢xima alerta a sus 2.000 hombres, 76 ambulancias, 28 cl¨ªnicas de primera asistencia, 6 hospitales centrales y 130 equipos de socorristas.
'Cuando digo que estamos preparados para todo quiero decir que estamos tambi¨¦n dispuestos a afrontar otro bombardeo', continua Al Jatib, mientras desde la calle llega el estruendo de las salvas disparadas en honor de las dos ¨²ltimas v¨ªctimas palestinas; murieron tiroteadas mientras circulaban en su coche cerca de un asentamiento.
La m¨¢xima alerta se palpaba tambi¨¦n en los despachos oficiales, que funcionan con el personal m¨ªnimo. Como si se tratara de un d¨ªa de asueto, los empleados merodean por los despachos vac¨ªos, midiendo una y otra vez el tiempo que les quedaba hasta cumplir su horario.
'?ste ser¨¢ el peor bombardeo. Lo destruir¨¢n todo: edificios p¨²blicos, red de electricidad y de agua', vaticina Saleem Abughoudh, de 28 a?os, uno de los responsables del nuevo centro de prensa de la Autoridad Nacional Palestina.
La espera interminable de Ramala ha acabado agotando la paciencia de los comerciantes de la plaza de Menara, que han cerrado sus tiendas y retirado sus carros de verduras poco antes del mediod¨ªa.
Ramala no es la ¨²nica. Ghassan W. Shakah, de 51 a?os, alcalde de Nabl¨²s, la ciudad m¨¢s populosa e industrial de Cisjordania -200.000 habitantes-, ha colocado el rev¨®lver encima de la mesa, a su derecha, al alcance de la mano, al tiempo que ajusta el monitor del circuito cerrado de televisi¨®n con el que vigila qui¨¦n se acerca a su despacho. Con este ritual inicia cada d¨ªa su trabajo en el Ayuntamiento.
'Vivimos as¨ª desde hace ocho meses. Hemos sufrido decenas de ataques: 63 muertos, miles de heridos y tres asesinatos selectivos. Pero ¨¦ste no es el problema. ?Cu¨¢l es nuestro futuro?', divaga el alcalde Shakah, miembro del Comit¨¦ Central de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) y diputado por la ciudad.
En la otra punta de los territorios, en el despacho del alcalde de Rafah, al sur de la Banda de Gaza -49.000 habitantes-, el mismo miedo, id¨¦ntica espera. Saied F. Zurob, de 46 a?os, cinco hijos, ingeniero industrial, ha colocado en la vitrina de su oficina, junto a los trofeos deportivos, los trozos de metralla de los obuses israel¨ªes.
'?Qu¨¦ voy a hacer? Esperar y rezar para que no nos maten', explica el responsable del Ayuntamiento. Luego, como si tratara de escaparse, ha tirado su sill¨®n hacia atr¨¢s, ha cerrado los ojos y se ha preguntado en voz alta: '?Sabe usted d¨®nde me gustar¨ªa estar?'. Est¨¢ en Rafa, una de las poblaciones m¨¢s torturadas y bombardeadas en esta Intifada. ?l tampoco puede huir.
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