Roc¨ªo
Otra vez la Andaluc¨ªa m¨¢s folcl¨®rica ha vuelto a ser el centro de atenci¨®n de toda Espa?a. Han venido de todas partes a ver si lo que pasa es como lo que ponen por la tele. Otra vez Andaluc¨ªa, la que divierte, en primera plana. El Roc¨ªo es una mezcla de fiesta religiosa y fiesta folcl¨®rica y las dos cosas son igual de nobles, cuando no son adulteradas, cuando se dejan para quienes las sienten y las quieren, lejos del espect¨¢culo televisivo que todo lo pervierte. El Roc¨ªo, como todas las manifestaciones festivas de Andaluc¨ªa, ha vuelto a ser exhibido como circo por la televisi¨®n. La flauta y el tamboril han sonado hasta el hartazgo en los d¨ªas y las noches de la tele, persigui¨¦ndonos, si es que no daba por pararnos un momento en un canal generalista, antes de pasar r¨¢pidamente a los tem¨¢ticos, que suelen salvarnos cotidianamente de todos los espantos de la tele.
Romer¨ªas en Espa?a hay cientos y todas, miradas desde lejos, a vista de p¨¢jaro, son exactamente iguales: una Virgen, una procesi¨®n, m¨²sica, folclore del lugar y la alegr¨ªa del encuentro en el campo. Todo blanco, limpio y entra?able. Tienen suerte las cientos de romer¨ªas que se celebran, llegada la primera y el verano, en toda Espa?a. La suerte inmensa de no haber sido tomadas por famosos y televisi¨®n; la enorme suerte de mantener la dignidad y ser expresi¨®n popular, limpia y llanamente; la enorme suerte de no ser argumento de programas televisivos del color¨ªn o de retransmisiones insufribles, que las vac¨ªan de verdad y las convierten en espect¨¢culo, a veces incluso brutal.
Toda Espa?a ha vuelto a ver el ya famoso salto de la verja, esa exhibici¨®n de j¨®venes que, sudorosos y excitados, saltan sin poder contenerse, sin poder esperar, sin saber esperar a la hora en que pasaban las cosas, cuando la televisi¨®n no hab¨ªa convertido ese momento en un reto. Los j¨®venes almonte?os se saben observados por toda Espa?a, saben que en cuando saltan convierten en noticia su haza?a, mil veces repetida por la televisi¨®n, que convierte lo que para algunos es objeto de devoci¨®n en objeto de competici¨®n. Y es noticia del d¨ªa siguiente de una Andaluc¨ªa perdida de s¨ª misma, dada en espect¨¢culo de circo televisivo y no s¨®lo, lamentablemente, de Roc¨ªo en Roc¨ªo. Quien tenga ojos para ver, que vea.
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