Violencia en la coronaci¨®n del nuevo rey de Nepal
Gyanendra defiende la monarqu¨ªa absoluta y su hijo es odiado por matar a un cantante
Seg¨²n algunas fuentes, su muerte se produjo el s¨¢bado pasado, pero el anuncio oficial fue retrasado para dar un poco de tiempo al hermano del rey asesinado, Gyanendra, de 53 a?os, que se encontraba fuera del pa¨ªs en el momento de la tragedia. En Katmand¨², el nuevo rey no es demasiado popular. Es acusado de querer reinstaurar la monarqu¨ªa absoluta, ya que hab¨ªa discrepado con su hermano Birendra por haber abandonado demasiado r¨¢pido el absolutismo, en 1990, a causa de la presi¨®n popular. El nuevo monarca tiene otro problema importante: su hijo, Paras, que es un personaje detestado en Nepal. En una petici¨®n al monarca asesinado, m¨¢s de 500.000 ciudadanos hab¨ªan reclamado que Paras perdiese su t¨ªtulo de alteza real y que fuese castigado por la muerte de un cantante, al que hab¨ªa atropellado.
'Su hijo est¨¢ loco. ?Qu¨¦ va a pasar con nosotros?', se preguntaba un joven nepal¨ª poco despu¨¦s de la entronizaci¨®n de Gyanendra. Para muchos lo que est¨¢ en tela de juicio ahora es la continuaci¨®n de la monarqu¨ªa. Las interrogantes que rodean la tragedia alimentan la c¨®lera popular, adem¨¢s del dolor y el miedo. Durante todo el d¨ªa de ayer se sucedieron violentas manifestaciones en la capital, donde una persona muri¨® a causa de los disparos de la polic¨ªa.
Aunque el primer ministro, Girija Prasad Koirala, ha asegurado que 'se conocer¨¢ la verdad' y el nuevo monarca ha anunciado la apertura de una investigaci¨®n judicial, cuyos resultados se conocer¨¢n en tres d¨ªas, el Partido Comunista de Nepal ha solicitado la apertura de una 'comisi¨®n de investigaci¨®n imparcial'. El grupo mao¨ªsta, que desde 1996 dirige una guerrilla armada para derrocar a la monarqu¨ªa, ha emitido un comunicado en el que afirma que 'la masacre es el resultado de un complot urdido por los reaccionarios nacionales e internacionales'. 'Koirala y los capitalistas indios no toleraban el liberalismo del rey Birendra', agrega el comunicado, firmado por su principal dirigente, Prachanda. En 1990, un levantamiento popular logr¨® que Birendra cediese una parte de sus poderes a favor de un r¨¦gimen multipartidista.
El domingo, cientos de nepal¨ªes con la cabeza afeitada (expresi¨®n de duelo para los hind¨²es) recorrieron las calles de Katmand¨² lanzando consignas contrarias al Gobierno, al que acusaban de debilidad. Denunciaban las 'presiones extranjeras', esto es, por parte de India. En Nepal, el sentimiento contra su gran vecino del sur no es nuevo, pero algunos temen que se produzcan de nuevo revueltas como las de diciembre, que, despu¨¦s de una presunta declaraci¨®n de un actor de cine indio, hab¨ªan provocado varios muertos y paralizado Katmand¨² durante una semana. Grupos de j¨®venes hab¨ªan atacado comercios controlados por indios, y peri¨®dicos de este pa¨ªs han sido quemados en la calle.
'Amamos a nuestro rey y a nuestra naci¨®n m¨¢s que a nuestra vida. Colgad al culpable', coreaban decenas de j¨®venes en la capital, que llevaban carteles con la imagen del rey asesinado. En las verjas que rodean el palacio real, decenas de personas, con rosas y claveles en sus manos, y en filas separadas para hombres y mujeres, esperaban pacientemente bajo la lluvia para firmar en el libro de condolencias. 'No sabemos nada, s¨®lo que es una tragedia tremenda. El rey era nuestro padre', afirm¨®, entre l¨¢grimas Shanti, de 23 a?os, empleado de banca. Muchos tienen dificultades para admitir que Dipendra, que era muy popular, sea el responsable de la matanza.
? Le Monde / EL PA?S
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