Un tribunal de B¨¦lgica condena a las monjas ruandesas por genocidio
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Un jurado popular belga ha considerado que los cuatro ruandeses juzgados en Bruselas por genocidio persiguieron, acosaron y mataron a cientos de compatriotas en la guerra civil que asol¨® al pa¨ªs en 1994. Gracias a una ley ¨²nica en el mundo y al trabajo de una decena de abogados comprometidos con los derechos humanos, B¨¦lgica ha podido, por vez primera en la historia, condenar a duras penas de prisi¨®n, aunque m¨¢s leves de las que hab¨ªa pedido el fiscal que hab¨ªa solicitado la cadena perpetua, a dos religiosas, un industrial y un profesor universitario. Sor Gertrudis empez¨® a cumplir ayer una pena de 15 a?os de prisi¨®n, sor Mar¨ªa Kisito una de 12, Alphonse Higaniro, una de 20, y Vincent Ntezimana, una de 12 a?os.
El jurado tuvo pocas dudas sobre la culpabilidad de los condenados. S¨®lo algunas de las acusaciones que pend¨ªan sobre el profesor Vincent Ntezimana, de 39 a?os, quedaron excluidas, lo que no le ha librado de una condena a 12 a?os, ya que se consideran probadas las atrocidades cometidas contra cientos de tutsis y el papel ideol¨®gico que jug¨® este hutu extremista quien delat¨® a vecinos, colegas y amigos y elabor¨® listas de la muerte.
El juicio ha durado ocho semanas y las pruebas y testimonio de casi 200 personas han sido contundentes. Alphonse Higaniro, de 51 a?os, que fue ministro de Transportes en 1991 y en 1994 era director general de la Sociedad Ruandesa de Cerillas en Butare, fue instigador de las masacres, que se cobraron entre 500.000 y 800.000 muertos.
Los hechos en los que participaron las dos monjas benedictinas Consolata Mukagango (sor Gertrudis, de 43 a?os) y Julienne Mukabutera (sor Mar¨ªa Kisito, de 36 a?os) son especialmente cruentos. Sor Gertrudis, superiora del convento de Sovu, y sor Mar¨ªa Kisito, del mismo centro, entregaron a cientos de v¨ªctimas a las milicias hutus, adem¨¢s de colaborar en su exterminio.
Tres jornadas marcaron el horror en aquel convento de Sovu. Sor Gertrudis estaba en contra de abrir el convento a los refugiados tutsis y cont¨® con la colaboraci¨®n de sor Mar¨ªa Kisitos. El primer d¨ªa tr¨¢gico fue el 22 de abril de 1994, cuando en el garaje del centro de salud murieron abrasados cientos de ruandeses que hu¨ªan de la persecuci¨®n de los hutus. Tres d¨ªas m¨¢s tarde, las dos monjas colaboraron en el exterminio de otros refugiados, con granadas introducidas por las ventanas. El 6 de mayo lograron hacer salir, en busca de una muerte a machetazos, a otro pu?ado de gente que hab¨ªan acudido en busca de refugio. S¨®lo tres monjas se atrevieron a denunciar los hechos. La sentencia del Tribunal de Bruselas es inapelable. Como mucho, se puede llevar ante un tribunal de casaci¨®n por defectos de forma, pero es improbable que var¨ªen las penas.
Sharon: ?el siguiente?
La ley belga de 1993, que permite abrir un proceso independientemente de d¨®nde sucedieron los hechos y de la nacionalidad de los acusados, ha permitido abrir ya una decena de procesos contra cr¨ªmenes de guerra; pero ya est¨¢ poniendo en aprietos al Gobierno. Una asociaci¨®n de derechos humanos ha presentado una querella contra el primer ministro israel¨ª, Ariel Sharon, que ten¨ªa prevista una visita a Bruselas, que finalmente fue cancelada. Esta denuncia ha obligado al ministro de Exteriores, Louis Michel, ha decir que hay que evitar los 'efectos perversos' de esta ley.
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