Las dos almas de Uni¨® de Pagesos
La c¨²pula del sindicato agrario y algunos dirigentes hist¨®ricos se enfrentan en una crisis que amenaza llegar a ruptura
'?Qu¨¦ prefieren los afiliados: recuperar el dinero perdido o ganar el pleito?'. Esta pregunta se la formul¨® el abogado Miquel Roca al coordinador de Uni¨® de Pagesos (UP), el reformista Joan Caball, cuando este ¨²ltimo fue a exponerle las p¨¦rdidas sufridas por los ganaderos catalanes durante la crisis de las vacas locas. Caball se inclin¨® por la compensaci¨®n de las p¨¦rdidas y Roca puso en marcha una demanda contra la Comisi¨®n Europea, cuya evoluci¨®n procesal acabar¨¢ rozando las responsabilidades subsidiarias de la Administraci¨®n espa?ola.
El hecho de que el pleito contra Bruselas, impulsado por la actual c¨²pula del sindicato agrario, haya sido encargado al bufete de Roca Junyent es un s¨ªntoma de pragmatismo porque la UP de Caball prefiere los resultados antes que las grandes palabras. El sindicato tiene 10.000 afiliados; administra unos 120 millones de pesetas procedentes de las cuotas, y otros 70 millones en concepto de subvenciones que recibe de la Generalitat. Sin embargo, su presupuesto anual triplica por lo menos estas cifras a base de los importantes ingresos derivados de la actividad de sus empresas asociadas, Agroxarxa y ?mbit Rural, SL, ejes de una nueva estrategia de crecimiento, basada en el clientelismo de las organizaciones corporativas de servicios.
Anticorrupci¨®n tramita una presunta prevaricaci¨®n del ex consejero de Agricultura
UP tiene otro frente judicial abierto: la demanda contra el ex consejero de Agricultura de la Generalitat, Francesc Xavier Marimon, cuya actuaci¨®n en la crisis de la peste porcina cl¨¢sica de 1998 incurri¨® en una presunta prevaricaci¨®n. Esta demanda, impulsada por el ex coordinador y dirigente izquierdista de UP Pep Riera, espera su turno en el despacho del titular de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, Carlos Jim¨¦nez Villarejo.
Ambas iniciativas judiciales enmarcan las dos l¨ªneas subyacentes en la crisis por la que atraviesa UP tras la expulsi¨®n de los dirigentes de Noguera. Entre los expulsados se encuentra Josep P¨¤mies, uno de los fundadores del sindicato en 1974.
Los dirigentes hist¨®ricos, que se han solidarizado con los expulsados, se han unido a Riera, quien considera que 'Caball aplica una aut¨¦ntica caza de brujas'. Los cr¨ªticos quieren volver a los or¨ªgenes y recuperar el esp¨ªritu combativo de otros tiempos. De momento, la ruptura en UP parece inevitable; y para esta a misma semana han sido convocadas varias reuniones en diferentes comarcas, en las que participar¨¢n algunos de los expulsados.
Riera apunta a desenmascarar las pr¨¢cticas del Departamento de Agricultura de la Generalitat y toma como referencia la trayectoria del ex consejero Marimon, un glosario de desaciertos.
En los ¨²ltimos tiempos de su mandato, Marimon adquiri¨® -a nombre de un familiar muy pr¨®ximo- 31,6 hect¨¢reas de tierra situadas en la zona de regadio junto al canal Angerri-Balaguer. En los registros civiles de la comarca de la Noguera, la familia del pol¨ªtico nacionalista acompa?a a otros compradores, como los Catal¨¤, Rius, Reig y Vall Companys, que han adquirido extensiones importantes en las riberas del canal. Estos nuevos latifundistas tienen intenci¨®n de imponer cultivos extensivos de cereales, lo cual obstaculiza la implantaci¨®n de la fruta dulce, que es la principal actividad de los peque?os campesinos.
Mientras las grandes infraestructuras hidrogr¨¢ficas de Catalu?a favorecen a los privilegiados, la UP de Caball mantiene la boca cerrada. El sindicato se distancia de sus bases tradicionales para fortalecer su papel en la moderna industria agroalimentaria. Detr¨¢s de este argumento hay un dato incontestable: la despoblaci¨®n de algunas comarcas, como Urgell, Les Garrigues, Noguera o Segarra, certifica la muerte de la agricultura convencional.
La reconversi¨®n del campo catal¨¢n ha resultado extremadamente dura para las explotaciones familiares. La lucha contra la inflaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola ha hundido los precios porcinos y av¨ªcolas en las lonjas. Los agricultores actuales son peque?os propietarios agregados a grandes estructuras cooperativas -son ejemplos las leridanas Copaga o Guissona- o integrados en la producci¨®n a bajos costes, dominada por las empresas agroalimentarias privadas, como Agrovic o Ebro Agr¨ªcolas, convertidas ahora en el granero de la distribuci¨®n a gran escala de las cadenas Continente, Pryca y Caprabo.
En la etapa actual, marcada por la emergencia de un espacio internacional sin barreras arancelarias y la preparaci¨®n en Europa de la Agenda 2000, UP trata de mantener el reequilibrio de las rentas agr¨ªcolas.
En sus 25 a?os de historia, UP ha realizado esta funci¨®n m¨¢s all¨¢ de sus limitaciones org¨¢nicas, al presentarse como un referente ideol¨®gico y nacional. En las comarcas vin¨ªcolas de Pened¨¨s, Priorat o Baix Camp resulta muy visible que la presencia ciudadana de UP -con alcaldes y concejales de algunas poblaciones afiliados- rebasa sobradamente los l¨ªmites de un puro sindicato.
Sin embargo, pese a los esfuerzos de UP, las grandes empresas del sector concentran en la actualidad el 80% de la renta agr¨ªcola disponible. Estas empresas est¨¢n representadas en el Institut Catal¨¤ de Sant Isidre -vinculado a Fomento del Trabajo-, en cuyos ¨®rganos de gobierno aparecen los cultivadores vit¨ªcolas Freixenet, Codorn¨ªu y M¨¹ller, junto a las corporaciones de porcino y av¨ªcola, los mataderos industriales y las centrales lecheras de distribuci¨®n -Ato, Lactel, etc¨¦tera.-, movidas por intereses oligopol¨ªticos.
En el terreno de los s¨ªmbolos, puede decirse que la UP de hoy tiene enfrente al mismo enemigo de clase que tuvo en la crisis rabassaire de 1932. El mismo enemigo, pero distinto escenario: mientras que en el ca?amazo pol¨ªtico de la II Rep¨²blica espa?ola, las reivindicaciones de los campesinos fueron defendidas por Esquerra Republicana (ERC) y los intereses de la clase propietaria por la Lliga Regionalista, en la actualidad, la primera postura corresponde al Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) o a Iniciativa per Catalunya (IC) y la segunda a Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU). Obviamente, el paralelismo no se adapta a la realidad; y, adem¨¢s, la pasividad demostrada por el PSC frente al funcionamiento de los mercados c¨¢rnicos y ante la nueva concentraci¨®n latifundista origina 'desconfianza en los agricultores respecto a la alternativa encarnada por Pasqual Maragall', seg¨²n una versi¨®n que comparten las dos tendencias de UP.
En el citado periodo republicano, la radicalizaci¨®n de la lucha desbord¨® a la Lliga Regionalista y su lugar fue ocupado por partidos conservadores espa?oles. Ahora, en cambio, UP est¨¢ atrapada en medio de un tiempo en el que la correlaci¨®n entre los intereses sociales y la pol¨ªtica de los partidos es mucho m¨¢s difusa.
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