Nueve escritores desgranan las servidumbres del mercado y la pol¨ªtica en la literatura
Un debate enfrenta a creadores de tres generaciones sobre la salud de las letras en Espa?a
Unas cuantas mesas con micr¨®fono, tazas y surtido de pastas acog¨ªan en el Pabell¨®n de Actos Culturales de la feria a los escritores. Alrededor, se sentaban, entre perplejos y admirados por el tono que iba adquiriendo el debate, algunos paseantes despistados, ni?os que dibujaban para distraerse, jubilados alborotadores y profesionales del canap¨¦ y los actos culturales.
Haro Tecglen, ese jovenzuelo revoltoso de setenta y bastantes, empez¨® admirado porque junto a ¨¦l hab¨ªa tres generaciones de escritores. Abri¨® fuego preguntando qu¨¦ opinaban del famoso art¨ªculo de Juan Goytisolo Vamos a menos, que tantas ampollas ha levantado en los c¨ªrculos literarios espa?oles pese a que el escritor se quejara ayer en una entrevista de que no ha suscitado debate.
Benjam¨ªn Prado entr¨® al trapo: 'A la literatura parece que le faltan algunos genios y le sobran bastantes agoreros. Creo que ese tipo de art¨ªculos no deber¨ªa publicarlos un escritor. Para ¨¦l, parece que lo que viene detr¨¢s no sirve'. Sorela sigui¨®: 'Parece que hemos le¨ªdo un art¨ªculo diferente. No atacaba a los escritores, sino a la complacencia de la literatura espa?ola y de la cultura. Es un texto sobre el que no se puede pasar por encima'. Cogi¨® el testigo Somoza: 'Los ataques a los escritores no le preocupan tanto a Goytisolo como la situaci¨®n de la novela o el libro. ?ste es un dilema orwelliano, el plantearnos que alg¨²n d¨ªa los libros se acaben. Yo creo que los escritores no somos los libros. Nosotros somos prescindibles, el libro no'.
Como ven, Goytisolo dio de s¨ª. Ferrero, colgado de su pipa, se anim¨®. '?Vamos a menos o vamos a m¨¢s?', terci¨®. 'En los a?os 45 o 50, los escritores hac¨ªan un esfuerzo respetable, pero ni siquiera ten¨ªan lectores. En los ¨²ltimos tiempos han aparecido por lo menos diez grandes novelas, en los temas y las influencias estamos abiertos al exterior, incluso las nuevas generaciones de escritores franceses se inspiran en la novela espa?ola. Es lamentable que escritores de cierta edad se quejen. Es que parece que les gustar¨ªa que ocurriera lo peor, que con ellos se acabara todo'.
Sorela azuz¨®: '?Parec¨¦is Goytisolo! Nadie ha dicho que el panorama en Espa?a sea pacato, estamos en el siglo de oro de la literatura espa?ola', se anim¨®. Luis G. Mart¨ªn a?adi¨® algo de su cosecha. 'Tambi¨¦n creo que Goytisolo hablaba de pol¨ªtica cultural. Acusaba a los escritores de ser un poco cortesanos, de dedicar m¨¢s tiempo a querer salir en la foto que a crear'. Todas esas cosas le gustar¨ªa a Jes¨²s Ferrero que se las dejaran publicar en un art¨ªculo. 'Al menos me han rechazado en varios diarios 20 art¨ªculos comprometedores', dijo. 'Ahora que tengo 48 a?os lo puedo decir, hay que ser Goytisolo para que te dejen hablar de estas cosas'.
Cuando el asunto parec¨ªa bajar de tono, apareci¨® Haro: '?Qu¨¦ os parecer¨ªa la desaparici¨®n, o mejor dicho, la voladura sin v¨ªctimas del Ministerio de Cultura?' Se animaron los presentes, y se dijo de todo. Que hac¨ªa falta un compromiso firme contra el neoliberalismo, que faltaba subversi¨®n y provocaci¨®n, que hoy muchos autores escrib¨ªan al dictado. Entre tanto despiporre, se abord¨® el tema del compromiso.
Avello defendi¨® la necesidad de explorar el yo en las novelas y no el compromiso ideol¨®gico, 'porque restringe la creaci¨®n art¨ªstica'. Ferrero asegur¨® que no ve¨ªa que las ideas fueran despreciables. 'En toda novela siempre hay una idea de partida sin necesidad de que convierta el libro en una obra de tesis', defendi¨®. Somoza coment¨® que cree que 'todos los escritores estamos comprometidos humanamente'.
Luego se habl¨® del mercado. Fue Sorela el que atac¨® al 'mayor censor de la historia', y puso como ejemplo contrario las ayudas y subvenciones que ha habido en M¨¦xico durante muchos a?os. 'Esa situaci¨®n ha permitido experimentar, y hoy en M¨¦xico se encuentran algunos de los escritores m¨¢s brillantes del presente'. Sobre eso, Royuela, se acord¨® de Luis Mateo D¨ªez, que en su ingreso en la Real Academia Espa?ola habl¨® de 'las personas que se disfrazan de escritores y de los productos que se visten de novelas'. Muchos conoc¨ªan editores que alguna vez les hab¨ªan confesado que hoy no publicar¨ªan libros de 1.000 p¨¢ginas, ya fuera el mism¨ªsimo Ulises, de James Joyce. Un pensamiento com¨²n asisti¨® a casi todos ante tal afirmaci¨®n: 'Que Dios nos coja confesados'.
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