Pero... ?qui¨¦n es el enemigo?
Ya me perdonar¨¢n ustedes, pero en mi ingenuidad yo cre¨ªa que nuestros enemigos eran los moros, que amenazaban nuestra integridad territorial al pretender anexionarse las antiguamente llamadas plazas de soberan¨ªa, Ceuta y Melilla, e incluso las Canarias si les dejaban.
Y hete aqu¨ª que el ministro de la Guerra (por seguir con la vieja terminolog¨ªa), excelent¨ªsimo se?or Federico Trillo-Figueroa Mart¨ªnez-Conde, aboga por la incorporaci¨®n de inmigrantes al glorioso Ej¨¦rcito espa?ol, que en paz descanse, para defendernos a nosotros, los blanquitos, de ellos mismos. O sea, que de prosperar su propuesta, dentro de poco unos moros van a estar protegiendo Ceuta y Melilla contra otros moros. ?No ser¨¢ don Federico la reencarnaci¨®n de otro conde, el traidor don Juli¨¢n, quien abri¨® las puertas de la Pen¨ªnsula a los musulmanes un infausto d¨ªa del a?o 711?
Hace mucho tiempo que no intento entender nada. Est¨²pido de m¨ª, llegu¨¦ a so?ar cuando termin¨® la Guerra Fr¨ªa que una nueva Edad de Oro se extender¨ªa por toda la galaxia ya que nosotros, es decir, los buenos, hab¨ªamos vencido al Imperio del Mal. Una vez derrotados la Hoz y el Martillo (casi digo el Tridente de Satan¨¢s) lo l¨®gico era acabar con todos las alianzas militares. Ya no quedaba enemigo que derrotar. Pero claro ?c¨®mo ¨ªbamos a justificar los miles de millones -y cuento ya en euros- que gastamos en curiosas armas 'defensivas'? (Las comillas vienen porque, que yo sepa, dentro del territorio de la OTAN, s¨®lo se han utilizado para masacrar a los kurdos). Menos mal que a algunos tiranos, como Sadam y Milosevic, les dio por mantener la cerviz alta ante el Mundo Libre y Feliz (a los otros tiranos, a los que se humillan ante el Amo, siempre les hemos dejado manga ancha para practicar genocidios y limpiezas ¨¦tnicas).
As¨ª que nos embarcamos en lejanas guerras para buscar faenas a nuestros aburridos ej¨¦rcitos y de paso hacer experimentos con uranio empobrecido.
S¨ª, ya s¨¦ que soy un iluso, o peor a¨²n, un demagogo, pero si al se?or Trillo se le ha ocurrido una idea tan genial, yo doy un paso m¨¢s en la genialidad y propongo que en lugar de armar a nuestros enemigos nos desarmemos nosotros. A decir verdad dudo mucho de que Marruecos tenga la m¨¢s m¨ªnima intenci¨®n de enfrentarse militarmente a Espa?a. Sus armas no son los tanques, sino las pateras (y los bancos de pesca, pero eso es ya otro cantar). Y esa guerra la est¨¢ ganando, porque tiene raz¨®n.
La lucha contra el subdesarrollo: esa s¨ª que es una guerra justa; las dem¨¢s son bulos (?o bulas!). Adem¨¢s, como el suletino Txomin Peillen, yo siempre he pensado que ?frica empieza en Bayona. O como dice mi amigo Gede, uno de los grandes fil¨®sofos del siglo XXI, los vascos espa?oles no somos m¨¢s que sencillos inmigrantes subpirenaicos.
Ahora que estamos celebrando el fin del servicio militar obligatorio y de la no menos obligatoria prestaci¨®n sustitutoria (?gracias, insumisos!) es un buen momento para plantearnos cu¨¢l va a ser nuestro pr¨®ximo paso hacia una sociedad un poco menos can¨ªbal. Podemos gastarnos una millonada en tratar de impedir que los sin papeles nos invadan y varias millonadas m¨¢s invent¨¢ndonos enemigos en los cuatro confines del Universo.
O podemos contribuir a una distribuci¨®n m¨¢s equitativa de la riqueza empleando lo que nos gastamos en defensa -?un bill¨®n de pesetas al a?o!- en invertir en el Sur y en dar una vida digna a nuestros nuevos compatriotas. As¨ª s¨ª que podremos sentirnos seguros. Porque la ¨²nica seguridad real es la que se basa en la justicia. Claro que, como dijo no recuerdo qui¨¦n, el ser humano es un animal que s¨®lo se comporta racionalmente cuando ha agotado todas las dem¨¢s v¨ªas.
Y ya que estamos con frases profundas, me despido con un par de citas m¨¢s y no de pacifistas adolescentes precisamente. La primera, de Abraham Lincoln: '?No destruimos a los enemigos al convertirlos en amigos?'. Y la segunda, de Friedrich Nietzsche: 'Enemigo, no hay enemigo'. Pues eso.
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