Unos toros poco toristas
El cartel reun¨ªa una corrida de las llamadas toristas con tres matadores de los considerados legionarios, todo ello en teor¨ªa, porque, a la hora de la verdad, nadie avis¨® a los toros acerca del papel que les correspond¨ªa y ¨¦stos prefirieron salir como se suele hacer diariamente, al uso y sin asustar demasiado, no vayamos a confundir.
El primero era un gal¨¢n zancudo al que bast¨® cuarto y mitad de vara para estar picado y pasar a la unidad de cuidados intensivos. ?Acaso se le pod¨ªa considerar un barrab¨¢s torista? Se le enfrent¨® Pep¨ªn Liria, que comenz¨® con un pase cambiado en los medios, mientras la fiera echaba cuerpo a tierra, unas veces en la modalidad de dos y otras en la de cuatro patas. A pesar de la flojera, el toro repet¨ªa incansable mientras Pep¨ªn se repet¨ªa cansino. S¨®lo cuando un error de colocaci¨®n propici¨® la colada tuvo ef¨ªmero sentido la tauromaquia de guerrillas de Pep¨ªn Liria, que no se correspond¨ªa con lo que ten¨ªa enfrente. No vamos a dudar del toreo cabal de Pep¨ªn, pero si no anda a guantazos con el toro, la cosa funciona regular. Se llev¨® al cuarto a los medios, posiblemente para que se cayera mejor, a todo lo largo y sin complejos. El buey anduvo a trompicones con la cara alta y manseando; Liria resolvi¨® dignamente y puso fin al espect¨¢culo. Las cuentas segu¨ªan sin salir, pues ni toros ni toreros segu¨ªan el gui¨®n marcado.
Dom¨ªnguez / Liria, Padilla, Moreno
Toros de Mar¨ªa Luisa Dom¨ªnguez P¨¦rez de Vargas, desiguales, altos de agujas y blandos. El mejor, el 6?. Pep¨ªn Liria: media tendida, descabello (ovaci¨®n y saludos); media trasera, dos descabellos (ovaci¨®n y saludos). Juan Jos¨¦ Padilla: estocada baja, tres descabellos (aplausos); estocada delantera, desprendida y ladeada -aviso- (oreja y petici¨®n de otra). Jos¨¦ Luis Moreno: pinchazo, estocada desprendida (oreja); tres pinchazos, estocada trasera -aviso-, dos descabellos (ovaci¨®n y saludos). Plaza de Granada, 11 de junio. 3? de abono. M¨¢s de un tercio de entrada.
El segundo era terciado y tampoco ten¨ªa mucha fuerza -vaya torismo-, y fue p¨¦simamente picado, casi tan mal como banderilleado. Lleg¨® a la muleta con media arrancada, lo que el esforzad¨ªsimo Padilla aprovech¨® para crear un conflicto inexistente en cuanto qued¨® al descubierto una vez. Tambi¨¦n fallan las cuentas al evaluar la estocada: si Padilla mat¨® de un bajonazo, ?por qu¨¦ sufri¨® un tropez¨®n? Vale que te cojan al dejar un volapi¨¦ en la yema, pero en un bajonazo... Recibi¨® al quinto con una larga cambiada y ver¨®nicas con paso atr¨¢s rematadas voluntariosamente. Tras una lidia de capea, Padilla obsequi¨® al respetable con un segundo tercio atl¨¦tico y emocionante al jugar con el toro y recortarlo. La cosa estuvo a pique de un repique tras el segundo par, cuando el matador, desde el estribo, tuvo que tirarse de espaldas al callej¨®n tras perderle la cara y ven¨ªrsele encima la res. El toro, hu¨¦rfano de castigo y a su aire en los dos primeros tercios, lleg¨® alegre a la muleta, en la que Padilla le dio fiesta, nada ce?ida por cierto y fuera cacho, pero bullidor siempre y pr¨®digo en adornos, alardes y desplantes.
Tampoco se entiende bien que Jos¨¦ Luis Moreno siente plaza en la legi¨®n. Destac¨® el recibimiento al sexto, por ver¨®nicas, y la lentitud con la que instrument¨® un quite por chicuelinas en el tercero, toro en el que templ¨® y puso suavidad, si bien no lleg¨® a ligar los pases, que se produc¨ªan de uno en uno. Cuando tocaron a matar al sexto, el recuerdo torista no exist¨ªa y se esperaba que luciera la clase de Moreno. Hubo buen toreo a r¨¢fagas y lo que se anunci¨® como guerra termin¨® en fogonazos de arte mal rematados con el acero.
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