?Qui¨¦n ser¨¢ el segundo?

No, Tiger Woods no apostar¨ªa ni un d¨®lar por ¨¦l mismo. 'No', dijo; 'no ser¨ªa una buena decisi¨®n econ¨®mica, teniendo en cuenta c¨®mo est¨¢n las apuestas'. Casi uno a uno, por as¨ª decirlo. Un d¨®lar apostado, un d¨®lar ganado. 'Pero s¨ª, creo en mis posibilidades de ganar'. As¨ª est¨¢n las cosas. Hoy empieza el Abierto de Estados Unidos de golf, la segunda cita del Grand Slam, uno de los momentos fuertes de la temporada. Y, como en la v¨ªspera del Masters de Augusta, hace un par de meses, o del Campeonato de la PGA norteamericana o del Abierto Brit¨¢nico, el a?o pasado, la ¨²nica pregunta que parece no tener respuesta es ?qui¨¦n quedar¨¢ el segundo? Bienvenidos, pues, un a?o m¨¢s, al show de Woods.

Doce meses despu¨¦s de destrozar a sus rivales bajo la niebla de Pebble Beach -gan¨® aquel Open con una ventaja de 15 golpes sobre los segundos, Miguel ?ngel Jim¨¦nez y el surafricano Ernie Els- y comenzar una de las rachas m¨¢s impresionantes que se recuerdan -tres grandes m¨¢s seguidos-, Woods intentar¨¢ continuar la tarea donde la hab¨ªa dejado, ganando su segundo Open norteamericano consecutivo, su quinto grande uno detr¨¢s de otro.

Y, casi con toda seguridad, lo conseguir¨¢. Su objetivo, so?ado desde que era un ni?o, son los 18 grandes de su compatriota Jack Nicklaus. Y qui¨¦n dice que no puede lograrlos todos seguidos, sin pausas. Su nivel de perfecci¨®n, su grado de complicidad con la pelota, ahora un elemento esf¨¦rico y obediente a sus deseos, sean ¨¦stos que vuele, que baile, que caiga en globo, que vaya de derecha a izquierda o de izquierda a derecha..., es tal que juega un torneo de esta enjundia como si fuera uno normal, sin acelerar su preparaci¨®n, sin trabajar horas extras.

Dicen los expertos que est¨¢ jugando mucho mejor que en abril, cuando, ganado el Masters, se convirti¨® en el primer golfista de la historia en ostentar simult¨¢neamente los t¨ªtulos de los cuatro torneos del Grand Slam. Le da m¨¢s duro y consistente. Con el putt est¨¢ agresivo y directo. Y, como si tal, cuando necesita ganar, gana. Hace lo que haga falta. Como hace un par de semanas, cuando aventaj¨®, en el Memorial de Dubl¨ªn (Ohio), en siete golpes al segundo. Y eso que empez¨® el domingo empatado a golpes.

Los rivales, los de siempre, la generaci¨®n asombrada, los estadounidenses Phil Mickelson y David Duval, Sergio Garc¨ªa o Els, tendr¨¢n un triple trabajo esta semana en Oklahoma. Primero, superar las dificultades del campo de Southern Hills, en Tulsa, y las emboscadas a?adidas por los t¨¦cnicos de la USGA (Asociaci¨®n de Golf de Estados Unidos): calles estrechas y apretadas, greens mentirosos y veloces y el viento de las praderas que sopla sin cesar barriendo el campo bajo un sol de justicia. Segundo, afrontar el factor intimidaci¨®n: ?qui¨¦n cree que puede ganar sin mediar un irreparable accidente de Woods? Y tercero, ponerse a jugar y hacerlo bien.