EE UU descubre que la pena de muerte abre un foso con sus aliados europeos

Con la visita de George Bush a Europa, Estados Unidos est¨¢ descubriendo que, como se?al¨® ayer The New York Times, 'la autoridad moral de EE UU como adalid mundial de los derechos humanos es puesta seriamente en cuesti¨®n por el mantenimiento de la pena de muerte'. Tanto el editorial de ese diario como un reportaje de The Washington Post subrayaron que la llegada de Bush a Europa ha seguido a dos episodios que han conmocionado a las opiniones p¨²blicas del Viejo Continente: la ejecuci¨®n de Timothy McVeigh y la absoluci¨®n del espa?ol Joaqu¨ªn Jos¨¦ Mart¨ªnez, tras pasarse m¨¢s de tres a?os en el corredor de la muerte.

'La historia de Mart¨ªnez, combinada con la ejecuci¨®n de McVeigh, ha alimentado protestas contra lo que es crecientemente percibido en Europa como una apego b¨¢rbaro de EE UU a la pena capital', escribi¨® el peri¨®dico neoyorquino. Un portavoz del Centro de Informaci¨®n sobre la Pena de Muerte, una organizaci¨®n abolicionista de Washington, declar¨® que este asunto 'se ha convertido en el mayor foso cultural, en el sentido m¨¢s profundo de la palabra, entre las dos riberas del Atl¨¢ntico norte'. El pasado a?o, a?adi¨®, EE UU 's¨®lo fue superado en n¨²mero de ejecuciones por China y Arabia Saud¨ª, una compa?¨ªa no muy recomendable en materia de democracia y derechos humanos'.

Mart¨ªnez, seg¨²n The Washington Post, es 'un s¨ªmbolo de lo que muchos espa?oles sienten que anda mal en el sistema de justicia estadounidense en general y la pena capital en particular'. Este diario cit¨® a Gregorio Peces-Barba, uno de los redactores de la Constituci¨®n espa?ola, para calificar la pena de muerte de castigo 'cruel, injusto e irreparable'. Peces-Barba a?adi¨® que la abolici¨®n del garrote vil por la Constituci¨®n espa?ola fue 'la m¨¢s clara ruptura' con el pasado franquista de Espa?a.

Una catarata de exculpaciones de condenados a muerte por tribunales superiores, jurados populares en segundos juicios o pruebas de ADN est¨¢ minando en EE UU el amplio apoyo popular a la pena de muerte. Pero, como en otras cosas, Bush encarna el m¨¢s rancio conservadurismo norteamericano. El r¨¦cord de ejecuciones alcanzado cuando mandaba en Tejas le gan¨® el apodo de Gobernador de la Muerte.