Adi¨®s a un 'crack', adi¨®s a una gran ¨¦poca
Sanch¨ªs se despide el pr¨®ximo domingo del f¨²tbol activo tras ganarlo todo en sus 18 a?os como jugador del Real Madrid
El domingo se retira Manolo Sanch¨ªs, y con su despedida no s¨®lo se va un gran jugador, se va una ¨¦poca fascinante del f¨²tbol, la protagonizada por este futbolista singular, el ¨²ltimo representante de una generaci¨®n que cautiv¨® a los aficionados como ninguna otra anteriormente. Sanch¨ªs es el ¨²ltimo de la Quinta, y es consciente de ello. Lo siente con orgullo y con gratitud hacia aquellos muchachos que llegaron al Madrid de forma repentina, en medio de una expectaci¨®n desacostumbrada, unos elegidos que atravesaron la fama y padecieron las cr¨ªticas, pero que siempre estar¨¢n en la memoria de la hinchada madridista.
Probablemente, Sanchis est¨¢ m¨¢s cerca ahora que nunca de la Quinta del Buitre. Dispone de una perspectiva de 18 a?os en el f¨²tbol profesional, la clase de mirada que le permite observar con serenidad una carrera que tuvo la oportunidad de prolongarse, y con ¨¦xito, m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites que marcaron la trayectoria de Butrague?o, Michel y Mart¨ªn V¨¢zquez. ?l sabe muy bien lo que signific¨® esa generaci¨®n y, aunque no lo dice, tambi¨¦n sabe que el resto de la Quinta asumir¨¢ el domingo el carpetazo final a una ¨¦poca. Quiz¨¢ por ello comenta que Butrague?o est¨¢ m¨¢s nervioso y preocupado con todos los tr¨¢mites del partido que con su propio homenaje. 'La verdad es que me abruma salir del atolladero de estos d¨ªas, la prensa y todas esas cosas', dice Sanch¨ªs, que encuentra la inestimable ayuda de su mujer, encargada de aliviarle de buena parte de la burocracia que genera un d¨ªa como ¨¦ste.
'Llegu¨¦ como un imberbe y el f¨²tbol me suelta 18 a?os despu¨¦s, con una familia y grandes experiencias', a?ade. Lo dice sin dejarse llevar por la nostalgia, 'mala consejera por lo que yo s¨¦'. Siempre ha parecido un hombre capaz de tomar decisiones en fr¨ªo, sin dejarse llevar por las emociones, aunque reconoce una vena sentimental que no deja traslucir f¨¢cilmente. 'Soy bastante retra¨ªdo, hasta t¨ªmido'.
No es sencillo descifrar desde fuera a Sanchis, cosa que a veces ha jugado en su contra, especialmente en su relaci¨®n con la prensa, m¨¢s inclinada a defender a los jugadores expansivos que a aquellos dispuestos a establecer una frontera entre su profesi¨®n y su vida privada: 'No he sido un jugador f¨¢cil para la prensa porque no me he sentido c¨®modo en ese ambiente. Soy muy celoso de mi vida privada y no he querido invasiones en este aspecto. Desde que empec¨¦, pretend¨ª establecer una l¨ªnea recta. En ocasiones, eso no encaja bien'.
En el umbral de su retirada, reconoce su satisfacci¨®n despu¨¦s de su larga trayectoria en el Madrid. Debut¨® en 1983, frente al Murcia, marcando el gol de la victoria, y se despide como el futbolista que m¨¢s partidos ha disputado en la historia del club, lo que no es poca cosa trat¨¢ndose de un equipo de la magnitud y la exigencia del Madrid. 'No quiero juzgarme a m¨ª mismo. Tiendes a ser demasiado ben¨¦volo o demasiado cr¨ªtico. S¨®lo puedo decir que lo he pasado bien. Ha sido una carrera larga, con muchos m¨¢s t¨ªtulos de los que esperaba cuando comenc¨¦, con el reconocimiento de la afici¨®n. ?Qu¨¦ m¨¢s puedo pedir?'.
En una profesi¨®n donde la demagogia vende bien, Sanchis ha dado la impresi¨®n de defender su posici¨®n por encima de prejuicios, cr¨ªticas y ataques, algunos descarnados. Reconoce que no le han faltado enemigos, pero siente que el f¨²tbol ha sido generoso con ¨¦l. Y en contra de lo que ciertas voces le han achacado, su dedicaci¨®n ha sido absoluta. Hay gente que le ha criticado por no vivir el f¨²tbol con la apasionada relaci¨®n que manten¨ªa Michel, por ejemplo. 'Es verdad que Michel procesaba f¨²tbol durante las 24 horas del d¨ªa, pero a mi me resultaba imposible. Yo no avanzaba por la misma direcci¨®n. Me hac¨ªa da?o, pero nuestros caminos ten¨ªan el mismo objetivo'.
Sanchis confiesa que necesitaba una vida fuera del f¨²tbol, precisamente para ser mejor jugador. Lleg¨® al primer equipo con 18 a?os y por aquella ¨¦poca decidi¨® estudiar Ingenier¨ªa de Telecomunicaciones, un everest que le result¨® insalvable: 'Los entrenadores no ve¨ªan bien que estudiara, pero yo lo necesitaba. Hubo uno que me dio un ultim¨¢tum: o los estudios o el f¨²tbol. El caso es que abandon¨¦ muy pronto Telecomunicaciones [luego complet¨® la carrera de Ciencias Empresariales], y lo recuerdo como un periodo amargo. El f¨²tbol me absorbi¨® al 100%, cosa que me perjudic¨®. Necesitaba una salida personal, rendijas para respirar. Comprobaba que escapar me ven¨ªa bien'.
Si luch¨® contra algunos prejuicios para establecerse como jugador, tambi¨¦n tuvo que hacerlo para vencer la visi¨®n que ten¨ªa de s¨ª mismo como futbolista. Al igual que Hierro, y puede que como Helguera en el futuro, Sanchis ha sido un defensa a la fuerza, lo que de alguna manera viene determinado por las caracter¨ªsticas del Madrid. No es casualidad que la mayor¨ªa de sus grandes defensas procedan del medio campo. 'Cuando comenc¨¦' explica, 'era un jugador con unas caracter¨ªsticas que me permit¨ªan hacer de todo menos de defensa. Tuve que adaptarme a una posici¨®n que no me gustaba, aunque es cierto que he tenido alguna cualidad: anticipaci¨®n, sentido del cruce y desparpajo. Y siempre me iba con el bal¨®n donde me sent¨ªa c¨®modo, a 40 metros de mi ¨¢rea'.
Era el defensa de una generaci¨®n de grandes jugadores de ataque: Butrague?o, Michel, Mart¨ªn V¨¢zquez y Pardeza. A ellos se refiere con admiraci¨®n. 'El grupo existi¨®, con independencia de los caracteres de cada cual. Coincidimos dos meses en el Castilla y luego todo se precipit¨®. Fuimos m¨¢s un fen¨®meno social que deportivo'. Con el tiempo, el v¨ªnculo sentimental de Sanch¨ªs por la Quinta se ha hecho m¨¢s intenso. En este sentido, la conquista de la s¨¦ptima Copa de Europa no lo vivi¨® tanto como un ¨¦xito personal sino como la cancelaci¨®n de una deuda con sus viejos compa?eros. 'Fue el logro de la Quinta del Buitre, de todo lo que signific¨®, y tambi¨¦n de gente como Ram¨®n Mendoza. Ese d¨ªa me sent¨ª relajado por fin'.
La s¨¦ptima tambi¨¦n cerr¨® el c¨ªrculo con su padre, lateral en el Madrid que gan¨® la final de 1966. 'Ese d¨ªa estableci¨® un hilo directo con ¨¦l. Para m¨ª fue algo muy especial'. Lo comenta con orgullo y con algo de aprensi¨®n, porque sabe lo que signific¨® personalmente y para la Quinta la larga sequ¨ªa en la Copa de Europa. 'Cuando veo las im¨¢genes del partido, todav¨ªa sigo temiendo que no entre el remate de Mijatovic, que la pelota rebote en un defensa o en el portero'. Pero el bal¨®n entr¨® en la meta del Juventus, y dej¨® atr¨¢s todos los fantasmas que hab¨ªan planeado sobre el Madrid de la Quinta. 'Aquel equipo era maravilloso, pero el Milan nos hizo ser conscientes de la realidad. All¨ª fuera hab¨ªa alguien mejor. ?Por qu¨¦ ten¨ªamos que sentirnos culpables?', subraya Sanchis.
No duda en identificarse con la Quinta, 'mi generaci¨®n', pero no oculta los recientes buenos a?os, al lado de jugadores como Hierro, Redondo, Figo o Ra¨²l, a los que no regatea elogios. De Ra¨²l habla con entusiasmo: 'Me resulta asombrosa la madurez que demuestra para aguantar todo lo que le rodea'. Y como jugador, no le pone ni un solo pero. 'Har¨¢ historia'. Pero de nadie habla con m¨¢s admiraci¨®n que de Alfredo Di St¨¦fano. 'En eso tambi¨¦n coincido con mi padre: es el mejor jugador de todos los tiempos y una persona admirable'.
Del futuro tiene una cosa clara: 'No ser¨¦ entrenador. El f¨²tbol me gusta para jugarlo. En ning¨²n momento me ha apetecido la profesi¨®n de entrenador, quiz¨¢ porque ten¨ªa uno en casa. No me gusta esa vida'. Por ahora prefiere no hablar del futuro. Todav¨ªa se siente jugador, uno que espera con ansiedad su ¨²ltimo partido, el que supone la despedida de uno de los m¨¢s grandes jugadores que ha dado el f¨²tbol espa?ol.
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