La revuelta se extiende a otras regiones del pa¨ªs
Las protestas contra el r¨¦gimen argelino no proceden ya s¨®lo de la Cabilia, la regi¨®n bereber orgullosa de su identidad cultural que plant¨® cara al poder central de Argel desde el mismo d¨ªa de la independencia. Sus habitantes no han vacilado en boicotear las elecciones convocadas para legitimar a pol¨ªticos cooptados por el Ej¨¦rcito, ni en apedrear la caravana de Abdelaziz Buteflika cuando se atrevi¨® a hacer campa?a presidencial en Tizi Uzu.
Los disturbios se extienden ahora por el pa¨ªs magreb¨ª como una mancha de aceite y amenzan con abrir varios frentes de preocupaci¨®n para un sistema carente de libertades. El pasado domingo fue en Kenchela, 500 kil¨®metros al este de Argel. Un suboficial del Ej¨¦rcito intent¨® acosar a una mujer y unos j¨®venes la defendieron. Cuando la polic¨ªa militar replic¨® a porrazos, la revuelta estall¨® contra todos los s¨ªmbolos del Estado. Fueron atacados y quemados coches oficiales, sedes de bancos, edificios p¨²blicos...
Lo mismo ocurri¨® en la cercana localidad de Ain Fakrun, o en Dirah, 130 kil¨®metros al sur de Argel, donde tras una ola de despidos de empleados de la empresa estatal de petr¨®leos, la ciudad qued¨® arrasada por la destrucci¨®n de los disturbios. Y las barricadas se han levantado tambi¨¦n en Skkida, la capital industrial del este del pa¨ªs, y en otros puntos de Argelia.
Despu¨¦s de una d¨¦cada de violencia -que se cobr¨® m¨¢s de 100.000 muertos-, los argelinos observan con desesperaci¨®n c¨®mo siguen todav¨ªa oprimidos por la miseria y la represi¨®n en un pa¨ªs rico en hidrocarburos y que tanta sangre verti¨® para ganar su emancipaci¨®n.
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