China y Rusia hacen frente com¨²n contra el escudo antimisiles
Puede que sea una simple casualidad que la cumbre de los cinco pa¨ªses del Grupo de Shanghai (Rusia, China, Kazajst¨¢n, Tayikist¨¢n y Kirguizist¨¢n, a los que ahora se une Uzbekist¨¢n) se celebre justo antes de que George W. Bush y Vlad¨ªmir Putin se re¨²nan por vez primera el s¨¢bado en Liubliana. Pero esa circunstancia marca sin duda una reuni¨®n, abierta ayer, dirigida te¨®ricamente a la discusi¨®n de problemas regionales (fronteras, respuesta al extremismo isl¨¢mico e integraci¨®n econ¨®mica), pero que consolida la actitud com¨²n de Mosc¨² y Pek¨ªn contra el hegemonismo norteamericano y los planes de la Casa Blanca de desplegar un escudo espacial antimisiles.
Putin y el presidente chino, Jiang Zemin, que se entrevistaron ayer por la tarde en Shanghai, comparten la inquietud por la miniguerra de las galaxias. 'Nuestros puntos de vista coinciden plenamente', asegur¨® tras la reuni¨®n el ministro ruso de Exteriores, ?gor Ivanov. Las dos antiguas superpotencias comunistas no aprecian una amenaza real a EE UU desde pa¨ªses potencialmente terroristas como Corea del Norte e Ir¨¢n, ni por intenci¨®n ni por capacidad tecnol¨®gica. Jiang teme que la modesta fuerza nuclear china pierda su eficacia disuasoria, y Putin ve con alarma el riesgo de verse abocado a una respuesta (que la econom¨ªa de su pa¨ªs no est¨¢ en condiciones de afrontar) para mantener el equilibrio at¨®mico que, mal que bien, ha sobrevivido a la guerra fr¨ªa.
El tratado ABM, suscrito por Rusia y EE UU en 1972, y que Bush considera 'una reliquia del pasado', es para Putin y Jiang la piedra angular del proceso de desarme, y su violaci¨®n propiciar¨ªa una nueva carrera armament¨ªstica. Los l¨ªderes de las dos grandes superpotencias at¨®micas intentar¨¢n ma?ana en Liubliana rellenar el abismo que separa a sus posturas.Las especulaciones de que Putin terminar¨¢ pasando por el aro no se han visto confirmadas por ninguna se?al concreta desde Mosc¨².
Los Cinco de Shanghai son ya seis, tras la integraci¨®n de Uzbekist¨¢n. El temor a que el extremismo isl¨¢mico en ese pa¨ªs ayude a la guerrilla chechena o aliente a los extremistas uigures de la regi¨®n china de Xinjiang ha sido el lubricante de la ampliaci¨®n.
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