El jurado estima en su fallo las agravantes de ensa?amiento y alevos¨ªa en el asesinato
Despu¨¦s de unas tres horas de deliberaci¨®n, el jurado asumi¨® casi por unanimidad el relato de hechos y la demanda de penas defendida por la fiscal y las acusaciones particulares. De esta manera, consideran demostrado que el procesado acudi¨® al despacho de la letrada con intenci¨®n de robarle y, sin mediar discusi¨®n, la atac¨®. Consideran que Larra?aga se aprovech¨® de su superioridad f¨ªsica para sujetar a Rubio por la espalda y asestarle hasta 17 pu?aladas mientras le tapaba la boca. Tras derribarla, se coloc¨® unos guantes de l¨¢tex y le seccion¨® la yugular.
El veredicto incluye las agravantes de ensa?amiento y alevos¨ªa que elevar¨¢n la pena por asesinato al m¨¢ximo de 25 a?os, al tiempo que considera probado que el acusado es culpable de un robo con violencia por el que el magistrado puede imponerle cinco a?os m¨¢s de pena.
El letrado de la defensa demanda una pena global de 22 a?os por ambos delitos.
Por la ma?ana, en la ¨²ltima sesi¨®n de la vista, la fiscal hab¨ªa destacado en sus conclusiones que el acusado mat¨® a la letrada fr¨ªamente, con 'cobard¨ªa y vileza' e intentado prolongar su agon¨ªa al asestarle 17 pu?aladas durante un minuto. Tanto la representante del Ministerio P¨²blico como las dem¨¢s acusaciones mantuvieron sus peticiones iniciales: 30 a?os de prisi¨®n por asesinato y robo con violencia. Su defensor consider¨® que el encausado pudo autoinculparse tanto por su personalidad narcisista como por la posibilidad de que alguien le hubiera podido pagar por hacerlo.
La fiscal fue exhaustiva en sus explicaciones ante el jurado y a ellas se adhirieron en buena medida las tres acusaciones particulares. Puso de relieve que el 24 de mayo de 1999 Larra?aga mat¨® a Rubio 'a traici¨®n y haci¨¦ndole sufrir innecesariamente'. No estaba ebrio ni drogado y atravesaba una situaci¨®n econ¨®mica precaria, por lo que decidi¨® obtener un dinero 'matando y robando'. Sali¨® ese d¨ªa de Azkoitia con un cuchillo y unos guantes, y visit¨® varios despachos de abogadas hasta que lleg¨® al de la v¨ªctima, en donde se cercior¨® de que trabajaba sola y era un local apropiado para su objetivo.
Rese?¨® la gran cantidad de pruebas inculpatorias contra el procesado y que describen que actu¨® con 'cobard¨ªa y vileza'. Atac¨® por la espalda y lo hizo con 'sa?a'. 'Esto no es un arrebato', recalc¨® la fiscal, que describi¨® c¨®mo las heridas se distribuyen por todo el cuerpo de la abogada, lo que indica que no respondieron a un impulso moment¨¢neo.
El defensor plante¨® una hip¨®tesis que durante la vista oral apenas fue mencionada en ning¨²n momento y que se refiere a la posibilidad de una autoinculpaci¨®n por af¨¢n de notoriedad o por una recompensa de una tercera persona. 'Tampoco tiene por qu¨¦ ser por un precio econ¨®mico', apunt¨® el letrado, Alfredo Gonz¨¢lez. Sugiri¨® la hip¨®tesis de que hubiera encontrado el cuerpo sin vida de la joven al acudir a su despacho y all¨ª hubiera visto una peculiar salida a sus problemas.
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