La corrupci¨®n democr¨¢tica
No hay d¨ªa sin que los medios de comunicaci¨®n no nos traigan su cosecha de noticias sobre el desmantelamiento de la moral p¨²blica a manos de la raz¨®n de Estado y de la cuenta de beneficios. El pudrimiento de las conciencias, el estrago de las pr¨¢cticas que ese omnipresente proceso representa sit¨²a en el coraz¨®n de la actualidad el tema de la corrupci¨®n pol¨ªtica. Para Heidenheimer la forma particular de perversi¨®n que la caracteriza no consiste s¨®lo en violar las normas destinadas a proteger el inter¨¦s general, sino en sustituir la lealtad jur¨ªdica y personal hacia la comunidad por la total identificaci¨®n con el grupo y el vasallaje a su jefe. Esta negaci¨®n de la Rule of Law supone el fin del Estado de derecho. De aqu¨ª que la generalizaci¨®n de la corrupci¨®n conlleve la desaparici¨®n de la cultura ciudadana y la consolidaci¨®n de pautas que oscilan entre el neocorporativismo y la mafia. Por ello, Padioleau y Meny insisten en que lo determinante en la corrupci¨®n no son las prestaciones que se intercambian -la corrupci¨®n como trueque-, sino la estructura relacional, los v¨ªnculos de dependencia que genera -la corrupci¨®n como lazo social- y, en especial, los valores y comportamientos que impone -la corrupci¨®n como conducta dominante- que la convierten en el eje central del sistema. Con lo que m¨¢s que denunciar los casos concretos de corrupci¨®n, hay que atacar la corrupci¨®n sist¨¦mica.
Tres procesos han confirmado definitivamente esa condici¨®n. En primer lugar, la guerra econ¨®mica, que es hoy la forma m¨¢s virulenta de enfrentamiento entre los grandes pa¨ªses y de su voluntad de dominaci¨®n exterior. Las compa?¨ªas p¨²blicas y las multinacionales que han establecido en ellos su cabeza de puente son los protagonistas de este combate cuya arma decisiva es la corrupci¨®n. Los ejemplos actuales sobre la interpenetraci¨®n entre intereses nacional-p¨²blicos e intereses empresarial-privados son muy numerosos. Uno de los m¨¢s sonados ha sido el desfalco pol¨ªtico perpetrado contra la sociedad ELF y cubierto con el manto de la presencia de Francia en ?frica; pero, sobre todo, el de la red de espionaje ECHELON, creada y utilizada por EE UU para que las compa?¨ªas norteamericanas dispongan, en su actividad internacional, de las mejores bazas para asegurar su eficacia corruptora y con ella su posici¨®n hegem¨®nica. Los detalles del funcionamiento y de los ¨¦xitos de esta temible maquinaria guerrera, en la que con tanto entusiasmo colabora la Gran Breta?a de Blair, han sido objeto de un brillante informe del europarlamentario alem¨¢n Schmid que prueba su perversidad y eficiencia. La mitificaci¨®n del principio de competencia simult¨¢nea con la imparable oligopolizaci¨®n han transformado la rivalidad entre las empresas en una lucha de exterminio, en la que todos los golpes est¨¢n permitidos. La corrupci¨®n, que era un recurso ocasional, ha ascendido a la categor¨ªa de estrategia b¨¢sica en la conquista del mercado y ha relegado al lobbying al status de viejo artilugio. Hay sectores econ¨®micos en los que, como afirman Jean Cartier Bresson y Boucheri, la corrupci¨®n es componente esencial de la pol¨ªtica de las empresas: el negocio de armas, los transportes colectivos, las obras p¨²blicas, la organizaci¨®n del territorio y el urbanismo, la energ¨ªa, etc¨¦tera. Un solo nombre de estos d¨ªas: Menem y los suyos.
Finalmente, un doble proceso ha sido decisivo para la actual condici¨®n de la corrupci¨®n: el aumento del costo de la actividad pol¨ªtica y la concomitante mengua del esp¨ªritu ciudadano. Pizzorno ha subrayado que la cuantiosa financiaci¨®n de los partidos y de las campa?as ha coincidido con la p¨¦rdida del prestigio de los valores p¨²blicos, por el auge del modelo neoliberal y del ¨¦xito medido en dinero. La inacabable lista de pol¨ªticos europeos procesados y/o condenados por corrupci¨®n se?ala la magnitud/endogeneidad del fen¨®meno y obliga a preguntarse si la democracia en su funcionamiento no est¨¢ transform¨¢ndose en un r¨¦gimen sustancialmente corrupto, es decir, si la corrupci¨®n pol¨ªtica no se est¨¢ transmutando en corrupci¨®n democr¨¢tica. Evitarlo debe constituir el primer objetivo de los dem¨®cratas.
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