Cuba
De nuevo, con las vacaciones, una remesa de espa?oles se dispone a visitar Cuba. Todos los pa¨ªses catalogados en las agencias de viaje han pasado de ser lugares naturales o culturales a parques tem¨¢ticos, pero sobre todos no existe ninguno, para los espa?oles, que iguale a Cuba.
Poco a poco, a trav¨¦s de las visitas, los relatos, la leyenda, Cuba ha ido desprendi¨¦ndose del espacio y el tiempo real para convertirse en un producto fant¨¢stico. Antes de llegar a este punto ¨®ptimo, Cuba era un destartalado sistema sovi¨¦tico, una proteica isla del Caribe, una sociedad ensayando una revoluci¨®n, una econom¨ªa con las dificultades del bloqueo, pero ahora cualquier identificaci¨®n relacionada con la pol¨ªtica, la geograf¨ªa o la historia pierde raz¨®n de ser. Cuba ha cristalizado en el art¨ªculo tur¨ªstico por excelencia, en el id¨®neo parque tem¨¢tico de la posmodernidad. El m¨¢ximo consejo de las agencias a quienes todav¨ªa no conocen La Habana es apresurarse a realizar el viaje porque pronto puede ocurrir que Fidel Castro muera y con su ausencia se estropeen los factores que actualmente redondean la excepcionalidad del art¨ªculo: una reserva comunista cuando no es f¨¢cil encontrar un reducto de esta clase, un pueblo pobre y colorista coagulado en un intervalo imposible de reproducir, unos ritmos, un lenguaje, unos mojitos intactos cuando hoy todo se pervierte o est¨¢ a punto de perecer.
De los artificios que ha creado el capitalismo de ficci¨®n con la colaboraci¨®n de los mass media acaso sea Cuba el artefacto de mayor tama?o y convicci¨®n. Precisamente se trata de una lograda reelaboraci¨®n capitalista de una materia prima comunista y de la figuraci¨®n, al gusto occidental, de una cultura que sin menoscabar su exotismo se ha metabolizado para la m¨¢xima asimilaci¨®n del tour operator. De hecho, es casi imposible encontrar hoy a un turista que vuelva decepcionado de Cuba, como nunca se ha registrado tampoco el caso de alguien, ni?o o adulto, que vuelva defraudado de Disneylandia, porque la clave no descansa tanto en la realidad de lo que se ofrece como en la ficci¨®n con la que se acoge, no reside tanto en el llano gozo de lo que existe como en la compleja nostalgia de lo que se esfuma.
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