2002, odisea europea
El a?o clave para la ampliaci¨®n de la UE y de la OTAN ser¨¢ 2002. Aunque se trate de un compromiso, y no de una obligaci¨®n, el Consejo Europeo de Gotemburgo ha fijado para finales de ese a?o el l¨ªmite para culminar las negociaciones de adhesi¨®n con los candidatos mejor preparados. Los nuevos miembros de la Uni¨®n podr¨¢n participar no s¨®lo en las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2004, sino decidir tambi¨¦n la reforma de la Uni¨®n que est¨¢ planteada para ese a?o. En noviembre de 2002, en su cumbre de Praga, la OTAN definir¨¢, a su vez, la lista de nuevos pa¨ªses que ingresar¨¢n en la Alianza Atl¨¢ntica. El a?o 2002 marca as¨ª un objetivo hist¨®rico para la arquitectura y la dimensi¨®n geogr¨¢fica de la integraci¨®n en la casa europea.
Gotemburgo ha lanzado as¨ª un mensaje de optimismo a los que esperan a las puertas de la Uni¨®n y frente al jarro de agua fr¨ªa que ha sido el rechazo del Tratado de Niza en el refer¨¦ndum irland¨¦s. La UE, sin embargo, no ha aportado ninguna soluci¨®n al problema que tiene Dubl¨ªn. Deber¨¢ buscarla su Gobierno, que ha pedido tiempo. En Gotemburgo, la UE ha iniciado su odisea hacia un nuevo espacio europeo, aunque con medios financieros e institucionales insuficientes.
Ante esta tarea hist¨®rica y moral de reunificaci¨®n de Europa, la cumbre ha vencido las resistencias de Francia y Alemania a comprometerse con la fecha de 2002, a?o de elecciones en ambos pa¨ªses. Sorprenden, en cambio, y una vez m¨¢s, las declaraciones de Aznar, realizadas en un tono antip¨¢tico, acusando a estos pa¨ªses de 'debilitar' Niza, de obstaculizar la ampliaci¨®n y, en el caso franc¨¦s, de no favorecer el crecimiento de una econom¨ªa europea -que ahora los l¨ªderes reconocen que est¨¢ peor de lo que cre¨ªan- por sus resistencias a liberalizar sectores como el energ¨¦tico. ?Acaso est¨¢ realmente liberalizado en Espa?a? Como si no tuviera responsabilidad alguna, Aznar, convertido ahora en palad¨ªn de la ampliaci¨®n, culpa a los otros de la mala imagen de Espa?a, cuando es fruto de sus tensas relaciones con un creciente n¨²mero de socios de la UE. Sus declaraciones de ayer no son ciertamente la mejor manera de preparar la presidencia espa?ola de la UE, en el primer semestre de 2002, en la que tendr¨¢ la responsabilidad de negociar dos cap¨ªtulos de la ampliaci¨®n, el agr¨ªcola y el de los fondos de solidaridad regional, que, adem¨¢s de ser muy dif¨ªciles, afectan e interesan especialmente a Espa?a.
En el terreno exterior, la gravedad de la situaci¨®n en Argelia, que debe preocupar no s¨®lo a Espa?a, sino al conjunto de UE, ha merecido tan s¨®lo tres frases en las conclusiones finales, con un llamamiento a que las partes dialoguen y un ofrecimiento de la UE a aportar su ayuda. Francia s¨ª ha marcado un tanto, aunque a¨²n simb¨®lico, al lograr el apoyo a su iniciativa para buscar una posici¨®n com¨²n europea contra la proliferaci¨®n de misiles bal¨ªsticos y, eventualmente, convocar una conferencia internacional al respecto; una tibia respuesta de la UE al plan del escudo antimisiles de Bush.
En cuanto a la estrategia de desarrollo sostenible, se ha quedado lejos de la aprobaci¨®n de un impuesto. La dimensi¨®n ecol¨®gica entrar¨¢ a formar parte de las consideraciones sobre empleo, competitividad y cohesi¨®n social que se examinar¨¢n en el pr¨®ximo Consejo Europeo de primavera, en Barcelona. Pero las medidas ser¨¢n esencialmente nacionales; es decir, coordinadas, pero no integradas. Aun as¨ª, la presidencia semestral sueca se ha cerrado en Luxemburgo habiendo conseguido gran parte de sus objetivos.
En contraste, las autoridades suecas han mostrado una absoluta incompetencia a la hora de controlar las violentas manifestaciones antiglobalizaci¨®n que han destrozado Gotemburgo e impedido el desarrollo normal del Consejo. Que la polic¨ªa llegara a usar fuego real contra algunos de los manifestantes -un joven estaba ayer en estado grave tras un disparo- indica que no est¨¢ preparada para estos acontecimientos. Los dirigentes, entre ellos Aznar, pueden acusar a estas manifestaciones de haber estado preparadas -como ocurre desde Seattle con cualquier reuni¨®n internacional de impacto medi¨¢tico, pues los antiglobalizadores saben usar bien los medios que supone la globalizaci¨®n- y financiadas, pero no han explicado por qui¨¦n.
Estas manifestaciones, junto a comportamientos ciertamente inaceptables y que hay que someter a la acci¨®n de la polic¨ªa y de la justicia, tambi¨¦n reflejan preocupaciones reales y serias, por ejemplo, contra la militarizaci¨®n de la UE, contra las posiciones de Bush y contra los efectos negativos de la globalizaci¨®n. No conviene simplemente deso¨ªrlas. Muchos de los que actualmente se sientan en el Consejo Europeo son hijos de Mayo del 68. ?No aprendieron nada de su juventud?
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