'Detecto una inflexi¨®n de la ola neoliberal y tecnocr¨¢tica'
Mar¨ªa Rosa Vir¨®s Galtier, una mujer de 65 a?os, socialista, ha sido elegida rectora de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona, una de las instituciones emblem¨¢ticas del pujolismo, concebida como vivero de cuadros del catalanismo conservador y basti¨®n de prestigiosos economistas neoliberales procedentes, en buena parte, de la Universidad de Minnessota. El triunfo contra pron¨®stico de esta catedr¨¢tica de Ciencia Pol¨ªtica, en las ant¨ªpodas de este modelo, ha irritado a ciertos sectores, aunque ella, con elegancia, quite importancia a las maledicencias de los perdedores. 'A la gente se la escoge porque se cree que tiene las herramientas y la inteligencia para sacar una empresa adelante', asegura.
Yo quer¨ªa ser juez. Fui a ver a un juez y le pregunt¨¦ qu¨¦ deb¨ªa hacer. 'Se?orita', dijo, 'en Espa?a las mujeres no pueden ser jueces'. Me sent¨ª tan mal.
Madre de tres hijos, casada con el catedr¨¢tico de Derecho Constitucional Jos¨¦ Antonio Gonz¨¢lez Casanova, pertenece a una generaci¨®n en la que a las mujeres les estaba vedado casi todo. Pero la vida le reservaba un premio: llegar a lo m¨¢s alto casi al final de su carrera acad¨¦mica. Gan¨® las elecciones en la primera votaci¨®n, pese a no contar con el apoyo de los estamentos oficiales, l¨¦ase la Generalitat.
Pregunta. Tradicionalmente la universidad estaba escorada a la izquierda, pero ahora su elecci¨®n ha levantado ampollas en ciertos sectores. ?Tanto han cambiado los tiempos?
Respuesta. S¨ª, han cambiado mucho. Llevamos un tiempo sumergidos en una especie de ola tecnocr¨¢tica y neoliberal. Ya no es tan normal que la Universidad est¨¦ en manos de gente de izquierdas. Pero detecto una inflexi¨®n, pienso seriamente que estamos en un momento clave.
P. S¨®lo hay tres rectoras en Espa?a. En Barcelona hubo dos intentos fracasados. ?No le parece sorprendente?
R. S¨ª. Para m¨ª ha sido un descubrimiento ver estos d¨ªas c¨®mo muchas mujeres me felicitaban, incluso por la calle. Esta ma?ana me ha parado una mujer y me ha dicho: 'Estoy encantada de que quede claro que personas de nuestra edad son capaces de hacer cosas y de sacar cosas adelante'. Cuando estudi¨¦ la carrera de Derecho en los a?os cincuenta en clase ¨¦ramos seis chicas frente a 150 chicos. En mi generaci¨®n no era tan normal ir a la Universidad. Recuerdo que pasaba con el tranv¨ªa por la plaza de la Universidad y ve¨ªa el edificio y me dec¨ªa: 'Yo ir¨¦ ah¨ª'. En casa hab¨ªa tradici¨®n de Derecho. Mi padre era abogado y su sue?o era que sus hijos continuaran el despacho. Fue durante la carrera cuando conoc¨ª al que ser¨ªa mi marido. Cuando acabamos nos quer¨ªamos casar, pero nos ten¨ªamos que ganar la vida. Entonces estaba claro que primero era el hombre el que ten¨ªa que solucionar el problema. Jos¨¦ Antonio prepar¨® oposiciones y yo me dediqu¨¦ a tener hijos. Acab¨¦ la carrera en 1957, me cas¨¦ en 1961 y mi hija naci¨® en 1963. Tambi¨¦n trabajaba en el despacho de mi padre, aunque no me ve¨ªa capaz de ejercer como abogado. En aquel tiempo creo que estaba Lidia Falcon y dos o tres mujeres m¨¢s. Era muy duro. Mi marido sac¨® la c¨¢tedra de Santiago de Compostela y all¨ª nos trasladamos toda la familia. Al volver a Barcelona, en 1970, convinimos en que hab¨ªa llegado mi momento y me reincorpor¨¦ a la carrera acad¨¦mica con todo lo que representa haber estado seis a?os fuera. Acab¨¦ mi tesis en 1974 y la le¨ª al a?o siguiente. Fue la ¨²ltima tesis escrita en castellano. La siguiente fue la de Rafael Rib¨®, que ya fue en catal¨¢n. Fui la segunda mujer que ley¨® su tesis en la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona.
P. ?Es machista el mundo acad¨¦mico?
R. Eran otros tiempos. Las mujeres realmente estamos saliendo de la nada. Es un proceso imparable, pero debemos recordar de d¨®nde venimos. En 1955 yo quer¨ªa ser juez. Con una amiga fuimos a ver a un juez franquista y le preguntamos qu¨¦ deb¨ªamos hacer. Nos mir¨® de arriba abajo y nos dijo: 'Se?oritas, en Espa?a las mujeres no pueden ser jueces'. ?Me sent¨ª tan mal..! Era cierto.
P. La Pompeu Fabra cumple diez a?os, y cuando se trata de sustituir al rector fundador, Enric Argullol, empiezan las presiones para que no haya lucha electoral y se presente una candidatura de unidad. ?Por qu¨¦ y por qu¨¦ no acepta?
R. Esta universidad surge de un inter¨¦s de Andreu Mas-Colell , que convence a Jordi Pujol para que cree una universidad realmente potente y eficaz, distinta de las universidades espa?olas de aquel momento, muy masificadas, peque?a, con pocos departamentos y con la intenci¨®n de contratar el mejor profesorado y hacer investigaci¨®n excelente. Pero la verdad es que los profesores que aterrizamos en la primera fase ¨¦ramos muy diversos en lo que se refiere a ideas pol¨ªticas. En ning¨²n momento he tenido la impresi¨®n de que estaba en la universidad de CiU. Yo misma soy un ejemplo. Todo el mundo conoc¨ªa mis ideas y mi filiaci¨®n pol¨ªtica.Quiz¨¢s este cambio de mandato ha provocado lecturas de pol¨ªtica partidaria. Es l¨®gico. Para m¨ª no es m¨¢s que la normalidad que debe haber en las instituciones democr¨¢ticas. A la gente se la escoge porque se cree que tienen las herramientas y la inteligencia para sacar una empresa adelante.
P. Usted dijo que en la Pompeu Fabra se hab¨ªan hecho muchos edificios y que ahora tocaba ocuparse de las personas.
R. Fue fruto de la impresi¨®n que ten¨ªa tras ser elegida. Tal vez es un poco simplista, pero si sali¨® espont¨¢neamente es porque respond¨ªa a algo que creo muy sinceramente, aunque matizado. No quiero decir que antes no contaran las personas, pero creo que ahora es necesario equilibrar el aspecto humano. Por supuesto que vamos a mantener el modelo de excelencia. Todo lo que sea buscar a los profesores m¨¢s capacitados, a los investigadores punteros, contar¨¢ con mi apoyo. Pero a esta universidad le corresponde ahora consolidarse. Ya ha pasado la fase fundacional. Tengo claro que mi mandato ser¨¢ de transici¨®n entre la ¨¦poca fundacional y la aut¨¦ntica consolidaci¨®n. Ser¨¢ dif¨ªcil, pero las transiciones son b¨¢sicas. Y si no pensemos en nuestra transici¨®n pol¨ªtica.
P. Ha habido denuncias de privilegios, por un lado, y lamentos de gente que se sent¨ªa menospreciada, por otro. Tambi¨¦n acusaciones de opacidad.
R. Cuando se construyen las cosas, si no se tiene mucho cuidado se acaban creando manchas de oscuridad, n¨²cleos en los que la comunicaci¨®n no funciona. Utilizando un concepto ecol¨®gico, creo que el gran reto es controlar las asimetr¨ªas, entendiendo que estoy hablando en t¨¦rminos de equidad, no en t¨¦rminos de justicia estricta. Conf¨ªo mucho en mi capacidad de crear consenso, de negociar.
P. Ha ofrecido participar a los estudiantes. Una novedad.
R. Entre los estudiantes tambi¨¦n se est¨¢ produciendo una inflexi¨®n. Han estado mucho tiempo obsesionados por adquirir unos estudios para poder trabajar y prosperar en la sociedad. Mi experiencia es que ha habido un cambio, que est¨¢n descubriendo su capacidad de influir en la sociedad, como j¨®venes y como estudiantes; que tienen unas herramientas intelectuales que les permiten hacerlo y que pueden ponerlas al servicio de la sociedad. Adem¨¢s, no est¨¢n hipotecados por intereses concretos porque todav¨ªa no se han introducido totalmente en el mundo laboral. Son solidarios. Por ejemplo, mis estudiantes no han sido los mismos antes y despu¨¦s de leer el Informe Lugano de la polit¨®loga Susan George, que realmente les cambi¨® la cara. A trav¨¦s de ¨¦ste y otros libros descubren que hay que tomar posici¨®n, que el futuro inmediato ser¨¢ de una u otra manera y que ellos tienen algo que decir al respecto. Se sienten responsables como ciudadanos adultos. Les tenemos que ayudar. No les podemos tener amordazados, no pueden ser ¨²nicamente receptores de nuestras ideas.
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