EE UU evaluar¨¢ y penalizar¨¢ a los centros que obtengan los peores resultados
El Senado norteamericano aprueba una reforma educativa que inicialmente aumenta la financiaci¨®n de los centros p¨²blicos m¨¢s rezagados, que tendr¨¢n tres a?os para mejorar
Estados Unidos va a cambiar radicalmente la ense?anza p¨²blica evaluando cada a?o a los colegios y penalizando a los que incumplan una serie de metas. La reforma del sistema educativo impulsada por el presidente George W. Bush es la mayor realizada a escala nacional desde el a?o 1965 y pretende beneficiar sobre todo a los ni?os econ¨®micamente desfavorecidos y a los que necesitan educaci¨®n especial. Es el fin del sistema benevolente e ineficaz y el inicio de una nueva era en la que maestros y alumnos tienen que rendir cuentas.
La nueva normativa da primero la oportunidad de mejorar a los colegios rezagados, otorg¨¢ndoles m¨¢s dinero, pero si al cabo de un tiempo no progresan, entra en marcha el plan de disciplina. A los tres a?os de 'suspender' les retiran los fondos federales y les obligan a renovar tanto el profesorado como el plan acad¨¦mico, al mismo tiempo que a los alumnos les ofrecen la opci¨®n de cambiar de colegio o usar los subsidios federales para pagar tutores privados. Los centros que sigan sin prosperar despu¨¦s de cinco a?os pasar¨¢n a manos del Estado, que o bien se har¨¢ cargo de la direcci¨®n o se la entregar¨¢ a una empresa privada.
Lo que Bush y el Congreso pretenden es acabar con el llamado plan de 'ascensos sociales', que hasta ahora ha permitido que los estudiantes avanzaran de curso, aunque no dieran la talla, s¨®lo con el fin de que siguieran con sus mismos compa?eros y no se sintieran acomplejados. Seg¨²n datos del Departamento Federal de Educaci¨®n, desde 1983 m¨¢s de diez millones de estudiantes han llegado al duod¨¦cimo grado (con 17 a 18 a?os) sin tener un nivel b¨¢sico de lectura.
Ese retraso que ha sido en muchas ocasiones el hazmerre¨ªr internacional del sistema educativo norteamericano ya no se va a tolerar, seg¨²n la legislaci¨®n aprobada a finales de la semana pasada por ambas c¨¢maras del Congreso, secundando la propuesta de la Casa Blanca. Los alumnos deber¨¢n pasar obligatoriamente un examen anual de lectura y matem¨¢ticas, que son las dos ¨¢reas en las que se centra la reforma de la ense?anza elemental y secundaria, para ni?os de 8 a 13 a?os.
Poder leer a los ocho a?os
Poder leer a los ocho a?os. El objetivo es que todos los escolares sean capaces de leer al finalizar el tercer grado, a los ocho a?os. S¨®lo para fomentar la lectura, EE UU ha destinado de momento un presupuesto de 1.000 millones de d¨®lares al a?o (unos 200.000 millones de pesetas) durante el pr¨®ximo lustro.
Pero a la reforma, celebrada a bombo y platillo en Washington, ya le han empezado a salir pegas. La primera es dise?ar un m¨¦todo uniforme de evaluaci¨®n, o al menos uno que sea equiparable, para poder medir el progreso de los colegios de una forma justa. Pol¨ªticos, docentes y observadores coinciden en que es una tarea ¨ªmproba en un pa¨ªs de casi 300 millones de habitantes en el que la educaci¨®n es una competencia de los Estados.
El presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Educaci¨®n, Robert Chase, se?al¨® durante un debate en el canal de televisi¨®n p¨²blica (PBS): 'Ese es el quid de la cuesti¨®n. Es importante confeccionar cuidadosamente el test de evaluaci¨®n, no sea que acabemos creando una situaci¨®n peor que la actual'.
Cada uno de los 50 Estados confeccionar¨¢ su propio examen siguiendo las directrices del gobierno federal. Los colegios los usar¨¢n despu¨¦s para evaluarse autocompar¨¢ndose con otros centros de su ¨¢rea y de su Estado (report card).
Lo que sobra es tiempo para corregir los defectos del nuevo plan de ense?anza porque no est¨¢ previsto que se materialice hasta 2005. Es una apuesta a muy largo plazo, se?alan los cr¨ªticos, incluido uno de los padres de la criatura, Chester Finn, que particip¨® en el proyecto de ley original de Bush. 'No se van a ver los efectos hasta dentro de diez o quince a?os, porque una vez que entre en vigor hay que esperar a ver los resultados de los colegios y darles tiempo a que los corrijan, etc¨¦tera', subray¨® Finn, presidente de Fordham Foundation.
Compromiso bipartidista
El otro escollo es el dinero. La ley est¨¢ aprobada, pero hay que financiarla, y es un proyecto costoso en cuyo precio no se ponen de acuerdo las tres partes responsables. El Senado quiere destinar en el presupuesto del pr¨®ximo a?o 33.000 millones de d¨®lares; la C¨¢mara baja, 24.000 millones, y Bush, s¨®lo 19.000 millones, a pesar de su insistencia en que la educaci¨®n es su prioridad de gobierno. La cifra final se sabr¨¢ una vez que el Congreso haya reconciliado las propuestas y Bush sancione la ley, proceso que, dependiendo del tira y afloja pol¨ªtico, puede durar un mes o incluso saltar al calendario legislativo del a?o que viene.
Sea cual sea el aumento, ser¨¢ parte de un plan m¨¢s amplio a largo plazo que destina 48.000 millones de d¨®lares (m¨¢s de 8,8 billones de pesetas) a mejorar la educaci¨®n escolar a lo largo de esta d¨¦cada.
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