Los ¨²ltimos de Pedrosa
110 familias viven en el pol¨ªgono de la Gran Via, donde Fira de Barcelona construye los nuevos pabellones
En el pol¨ªgono Pedrosa, la zona de expansi¨®n de Fira de Barcelona, viven en la actualidad m¨¢s de 100 familias; 110 para ser exactos. Seis de ellas siguen en Can Pi, un ¨¢ngulo de 14.000 metros cuadrados afectado por la expropiaci¨®n. Entre los resistentes de este conflictivo espacio se encuentra la empresa de neum¨¢ticos recauchutados de Carlos Laborda. Situados en la Gran Via, justo en lo que debe ser la entrada del nuevo recinto ferial, los neum¨¢ticos se erigen como un desaf¨ªo al eslogan Barcelona, ciudad de ferias y congresos. Por delante de ellos pas¨® el papam¨®vil de Juan XXIII en septiembre de 1982, el a?o del desprendimiento de tierras en Montserrat; pasaron tambi¨¦n Mija¨ªl Gorbachov y su esposa, Raisa, 10 a?os despu¨¦s, durante las Olimpiadas de 1992, y muy recientemente, el estandarte de los neum¨¢ticos fue avistado por los representantes de las casas reales europeas, invitados a la boda de la infanta Cristina e I?aki Urdangar¨ªn.
"?D¨®nde me van a dar una casa con jard¨ªn?
Laborda ha cumplido ya 70 a?os y su hijo Carlos espera la reubicaci¨®n prometida por el Ayuntamiento de L'Hospitalet. 'No me voy hasta que me den una alternativa. ?Dinero? Nadie ha hablado de dinero'. Carlos Laborda y los Argemir de Poblenou son los ¨²ltimos marchantes de ruedas de segunda mano.
Su vecino, Mariano, que tiene otros 1.500 metros cuadrados en la misma acera de la Gran Via, compra y vende camiones, un negocio de alta rentabilidad y escaso linaje. Tras ellos, una segunda l¨ªnea de oficios variopintos -Bidones Valero y Transportes Guti¨¦rrez, entre otros- con viviendas que da a la calle de la Independencia, anunciada en teja ra¨ªda sobre un fondo l¨®brego de cal amarillenta.
Araceli Guix vive en Can Pi y recuerda que la mayor¨ªa de los que se han ido del barrio aceptaron las condiciones de la junta de compensaci¨®n y fueron a parar a las casas construidas al otro extremo del pol¨ªgono. Ella resiste: 'Mi padre tiene una propiedad de 6.000 metros cuadrados y no nos marcharemos si no nos lo pagan'. Luisa Casanovas y Diego Oliva, vecinos de Araceli, esperan tambi¨¦n la visita de la Administraci¨®n. Tienen un o¨ªdo pegado a la calle sin asfaltar y el otro ensordecido por el rumor de fondo de la Gran Via.
Los vecinos de Can Pi, ¨²ltimos mohicanos de Pedrosa, tienen el estigma del resistente: '?D¨®nde voy a encontrar 150 metros de casa y un jard¨ªn, como tengo aqu¨ª? No pienso ir a Can Serra ni al pol¨ªgono Gornal de L'Hospitalet, a un piso de 60 metros cuadrados', se queja Araceli. El expropiado anhela sacar el m¨¢ximo provecho de su situaci¨®n. Especula y aguarda, durante a?os si es preciso. Al final, le espera un interdicto judicial; es carne de justiprecio.
Los que se fueron del barrio viven en una zona de nadie que se encuentra entre los nuevos pabellones levantados por la Fira y el paseo de la Zona Franca. All¨ª hay cuatro hileras de viviendas unifamiliares y un conjunto de pisos con fachadas encaladas en rojo butano. En total, 68 casas y 36 pisos, es decir 104 vecinos enclavados en el pol¨ªgono de expansi¨®n ferial, un cuadro urban¨ªstico conocido familiarmente por los expertos del sector como la herencia de Solans, el recuerdo del plenipotenciario Juan Antonio Solans, ex director general de Urbanismo y responsable del Instituto Catal¨¢n del Suelo (Incasol).
Tras una larga, cansina y archiconocida guerra de desgaste entre la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona en torno a la Fira de Barcelona, Solans coloc¨® parte de los solares del Incasol a promotores privados, que acabaron construyendo las casas y los pisos. Las primeras 12 casas unifamiliares y todos los pisos fueron vendidos por un precio muy m¨®dico a los vecinos de Can Pi afectados por la feria. El resto de las casas fue adquirido por terceros a precios de mercado.
Hace dos a?os, cuando se present¨® oficialmente el primer tramo de la ampliaci¨®n de la Fira en Pedrosa, las casas estaban ya habitadas. Este conjunto bloquea hoy la expansi¨®n natural de los pabellones feriales, y la empresa patrimonial Fira 2000 tendr¨¢ que conformarse con seguir construyendo a ambas orillas de la calle de la Bot¨¢nica.
Por encima de esta avenida, que ahora act¨²a como arteria central del complejo, se desparraman cobertizos de lat¨®n y alambre, aureolados por frondosas parras. Debajo de este escondrijo maravilloso reina la improvisaci¨®n; hay un caos organizado de huertos, carpas y carruajes que hacen las veces de vivienda o cachivache, seg¨²n convenga, de comerciantes y vendedores ambulantes.
Delante de este singular complejo se encuentra el barrio de San Isidro, barrera natural antes de alcanzar el paseo de la Zona Franca; y, bordeando el conjunto, las viviendas de Seat, construidas en la d¨¦cada de 1950 por el Instituto Nacional de Industria (INI) del almirante Suances. Debajo de los bloques, calles adoquinadas y peque?as plazas que todas las ma?anas de domingo albergan el mercadillo de Zona Franca, uno de los m¨¢s concurridos del ¨¢rea metropolitana, comparable en extensi¨®n al que se celebra los s¨¢bados en el barrio de Sant Cosme, junto al pol¨ªgono aeroportuario de Mas Blau, en El Prat de Llobregat.
Pedrosa tiene en Can Pi su puerta sur. Donde est¨¢n ahora los neum¨¢ticos y los camiones, Fira de Barcelona quiere construir un edificio emblem¨¢tico de oficinas que haga de pantalla del recinto, situado a siete kil¨®metros del aeropuerto. Y, a un extremo de la calle de la Bot¨¢nica, se alzar¨¢ la puerta sur, justo donde ahora se levanta Bauhaus, un edificio diametralmente opuesto al sue?o de Walter Gropius, el arquitecto vien¨¦s cuyo falansterio de las artes ha inspirado el nombre de una cadena comercial.
En vez de Bauhaus, la Fira quiere una torre veneciana, culminada por una especie de pebetero ol¨ªmpico, seg¨²n el emblema dise?ado para dar alma a la expansi¨®n en curso. Barcelona es una feria urbana; nada tiene en com¨²n con el monumentalismo fara¨®nico de la Ifema de Madrid.
Cerca de Bauhaus, en un antiguo edificio de Phillips, el constructor N¨²?ez y Navarro prepara un bloque de oficinas. Un poco m¨¢s arriba, y antes de llegar a la plaza de Cerd¨¤, otra inmobiliaria, la Clau d'Or, proyecta viviendas. Ambos son cazadores marinos, se mueven como peces en el mar proceloso de los costes comparativos.
El metro cuadrado en Pedrosa vale hoy unas 100.000 pesetas, frente a las 200.000 que cuesta en el frente mar¨ªtimo de Diagonal Mar. En poco tiempo se habr¨¢n igualado. Pasqual Maragall, en su etapa de alcalde, so?¨® una Gran Via luminosa. Lo cierto es que su apuesta sigue: Pedrosa, en el lado mar, la Ciudad Judicial, en el lado monta?a, flanquear¨¢n pronto esta entrada de Barcelona.
Cuando se vayan los resistentes, el escenario ser¨¢ el so?ado, pero tendr¨¢ una excepci¨®n, el gran supermercado Pryca, cuya presencia ya anuncian las gr¨²as y casetas prefabricadas instaladas en el solar que da a la Gran Via. All¨ª donde en las postrimer¨ªas del franquismo a¨²n lat¨ªa La Bomba, un barrio de barracas de la Barcelona del alcalde Jos¨¦ Mar¨ªa Porcioles sim¨¦trico al Camp de la Bota que hab¨ªa junto al r¨ªo Bes¨°s. Al lado de La Bomba hab¨ªa tambi¨¦n unos grandes vertederos, los sitiales de basura en los que algunos traperos y chatarreros hicieron aut¨¦nticas fortunas. Otros todav¨ªa est¨¢n all¨ª y no piensan marcharse sin una compensaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.