'Me asusta que utilicen mi trabajo como un medio para conocer a los chinos'
Amy Tan escribe sobre la memoria. La suya, la de su familia, la de su pa¨ªs de origen, la de su generaci¨®n. En su nuevo libro, La hija del curandero, publicada por Plaza & Jan¨¦s en su colecci¨®n Aret¨¦, la escritora norteamericana de origen chino, que salt¨® a la fama en 1989 con El club de la buena estrella (Tusquets), vuelve a narrar la historia de una b¨²squeda de identidades. Pero Tan rechaza las etiquetas '¨¦tnicas' y asegura que la literatura, la suya, no tiene por qu¨¦ cumplir un papel social en la Am¨¦rica multirrazas.
En Espa?a, adem¨¢s de los t¨ªtulos citados, se han publicado otros libros de Amy Tan como Los cien sentidos secretos (Tusquets) o una de sus obras de literatura infantil, La dama de la luna (tambi¨¦n en Tusquets). Los padres de la escritora, que naci¨® en Oakland (California) en 1952 en el seno de una familia china emigrada a Estados Unidos, quer¨ªan que estudiara medicina, pero ella se decant¨® por la literatura.
'Cuando me lleg¨® el ¨¦xito no estaba preparada. Fue muy duro. Era como competir conmigo misma'
La voz de Amy Tan apenas cubre el ruido de los dos enormes aparatos de aire acondicionado que matienen una temperatura soportable en su ampl¨ªsimo loft del Soho. Un enorme sof¨¢ chino, un piano de cola, un amago de tienda beduina como cuarto de invitados y los ruidos de los atascos de Nueva York dan un decorado bastante apropiado para una escritora que siempre vive entre el pasado y el presente.
Pregunta. En Estados Unidos es muy f¨¢cil olvidar el pasado. Sus libros, sin embargo, siempre tratan de la memoria, no s¨®lo la suya sino la de toda su familia, y c¨®mo marca el destino de los individuos.
Respuesta. Empez¨® como una reflexi¨®n porque mi madre ten¨ªa Alzheimer. Mis ideas sobre la memoria cubren desde c¨®mo la adquirimos hasta c¨®mo influye en nuestra vida. ?Es destino o azar? ?C¨®mo nos ayuda a transformarnos? Pienso en algo como el ADN o simplemente la historia familiar. Cuando mi madre perdi¨® su memoria cambi¨®, pero tambi¨¦n pudo retener cosas muy b¨¢sicas como el deseo de ser querida o necesitada. La enfermedad en s¨ª es horrible, pero tambi¨¦n muy reveladora. Cuando se van todas las capas de la memoria ves a la persona de verdad.
P. Escribir sobre los recuerdos es tambi¨¦n una manera de liberarse de ellos.
R. S¨ª. Sobre todo porque algunos son horribles. Una de las memorias de mi familia es el suicidio. Mi abuela se quit¨® la vida, no en la forma que cuento en el libro, pero es un acto que ha repercutido sobre mi madre, sobre m¨ª y sobre mis hermanas. Todas tenemos una cierta tendencia a la depresi¨®n. ?Es algo heredado o es algo impl¨ªcito en las ideas que nos han transmitido? ?Hasta cu¨¢nto duran sus efectos?
P. La muerte siempre ha estado presente en su vida [su padre y su hermano murieron con un a?o de intervalo de tumores cerebrales]. ?Cree en los esp¨ªritus?
R. S¨ª. Siempre han estado presentes en mi vida. Mi marido piensa que hay esp¨ªritus en esta casa. Por ejemplo, cuando escrib¨ªa discursos para hombres de negocio, siempre apelaba a los esp¨ªritus de la gente que nunca tuvo la oportunidad de escribir y de alguna forma me han ayudado.
P. ?El hecho de que sus libros sean bastante autobiogr¨¢ficos la hace m¨¢s vulnerable a la cr¨ªtica?
R. En un sentido, s¨ª. Pero no es tan transparente porque tambi¨¦n introduzco muchos elementos de ficci¨®n. Y me puedo amparar en eso. Hace tiempo que ya no leo las cr¨ªticas. A veces me dicen algo sobre las buenas, pero no quiero o¨ªrlo porque me sentir¨ªa influenciada y no creo que eso sea bueno. No s¨¦ si es una actitud sana o patol¨®gica. Cuando me lleg¨® el ¨¦xito, no estaba nada preparada y fue muy duro. Ten¨ªa la sensaci¨®n de estar compitiendo conmigo misma.
P. Como escritora norteamericana de origen asi¨¢tico, ?se ha sentido presionada por tener que cumplir alguna misi¨®n, dar ejemplo?
R. Me asusta que la gente utilice mi trabajo como un m¨¦todo para conocer a los chinos. Y yo no quiero jugar ese papel. Creo que mis personajes son bastante raros y no representan a nadie, excepto quiz¨¢s a mi familia. ?sta no es la forma de ver a todo un grupo. Ver normas sociol¨®gicas en mi libro es absurdo. Es preocupante que quieran hacer del arte algo funcional.
P. ?Tambi¨¦n han tratado de encasillar su obra como literatura femenina?
R. S¨ª, tambi¨¦n. Aunque no tanto como lo ¨¦tnico. Pero hay un tema recurrente que es la falta de voz y que se siente en los movimientos feministas, pero no creo que esto se pueda categorizar por g¨¦neros o por nacionalidades. No me gustan las clasificaciones.
P. ?Su trabajo ha mejorado o influido en sus relaciones con su familia en China?
R. S¨ª, tengo tres hermanastros en China y he ido 10 veces, la ¨²ltima en diciembre. Sigo los acontecimientos de all¨ª, pero reconozco que me interesa m¨¢s la China de antes de 1949, es la que ha formado a mis padres y me ha marcado m¨¢s.
P. ?Y c¨®mo lleva la fama?
R. Pens¨¦ que mi primer libro s¨®lo durar¨ªa seis semanas con suerte. Me asust¨®. Estaba reconocida, pero no sab¨ªa qu¨¦ hacer. El segundo libro fue peor, me romp¨ª tres dientes de los nervios. Pens¨¦ que quiz¨¢s tendr¨ªa que hacer algo distinto. Y luego coincidi¨® con la ¨¦poca en la que mi madre quer¨ªa que escribiera su historia. Hizo de toda esta aventura algo valioso, lo hizo por las razones adecuadas.
P. Su ¨¦xito impuls¨® una ola de j¨®venes escritores norteamericanos de origen asi¨¢tico.
R. Me han dicho que mis libros han abierto una puerta, pero creo sobre todo que los lectores est¨¢n m¨¢s dispuestos a leer cosas sobre personas de otros pa¨ªses. La gente es m¨¢s curiosa, m¨¢s abierta. Creo que he tenido mucha suerte de poder coincidir con este momento.
P. ?Sus libros la han cambiado?
R. Siempre estoy analizando c¨®mo cambio. Mi padre era un pastor baptista y ten¨ªa unas ideas muy claras, pero yo he ido cambiando y quiero saber por qu¨¦ y c¨®mo. Cuando creas un mundo de ficci¨®n tienes que establecer reglas y, por lo tanto, analizar c¨®mo funcionan las situaciones, las personas, la vida. Lo bueno de ser escritor es que me puedo pasar el d¨ªa pensando en eso.
Babelia
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