Berlusconi se ofrece a negociar con los grupos antiglobalizaci¨®n
Al menos 100.000 personas prev¨¦n acudir en julio a una G¨¦nova tomada por la polic¨ªa
Berlusconi no quiere asistir a la limpieza de los cascotes tras la cumbre y los disturbios: 'Le decimos a los italianos y a los europeos que est¨¢n prepar¨¢ndose para manifestarse, a lo que tienen derecho, que estamos abiertos al di¨¢logo', dijo ayer.
Falta apenas un mes para que los l¨ªderes del planeta, con el presidente de EE UU a la cabeza, aterricen en G¨¦nova. Cada uno llegar¨¢ con sus respectivas delegaciones, que suman un total de 500 personas, a las que hay que a?adir los 6.000 periodistas acreditados. Y, sin embargo, nadie sabe a estas alturas donde se alojar¨¢n unos y otros por la sencilla raz¨®n de que la sede misma de la cumbre sigue en el aire. El nuevo Gobierno duda sobre d¨®nde celebrar las reuniones de los ocho l¨ªderes, previstas entre el 20 y el 22 de julio. La idea inicial de hospedar la cumbre en el viejo Palacio Ducal, en pleno centro hist¨®rico, ha dejado paso a otras alternativas, por ejemplo, desplazarla a la Estaci¨®n Mar¨ªtima, m¨¢s salvaguardada. Se estudia incluso la posibilidad de alojar a todos los presidentes y sus respectivas delegaciones en una gigantesca nave de crucero anclada en el mar, pero no muy distante del puerto.
Todo son vacilaciones, ¨®rdenes y contra¨®rdenes, mientras la asociaci¨®n de hoteleros protesta ante la falta de confirmaciones. Y pensar que el alcalde de G¨¦nova, Giuseppe Pericu, del centro-izquierda, y el presidente de la regi¨®n Liguria, Sandro Biasotti, del centro-derecha, brindaron con champa?a cuando se decidi¨® en 1999 que G¨¦nova ser¨ªa la sede del G-8. Uno y otro conf¨ªan ahora en que Berlusconi opte a ¨²ltima hora por otra ciudad. 'Despu¨¦s de lo que he visto en Gotemburgo, no me importar¨ªa demasiado que cambiaran de sede', ha reconocido Biasotti. De hecho ya ha habido un cambio. La reuni¨®n de ministros de Exteriores que preceder¨¢ a la cumbre no se celebrar¨¢ en Portofino, localidad costera de la Liguria, sino en Roma por motivos de seguridad.
Han pasado los tiempos en los que las grandescumbres y reunionesde la UE, del Banco Mundial o del G-8 eran placenteros encuentros para organizar el mundo ante un selecto men¨² preparado por los mejores cocineros. Desde los incidentes de Seattle, en 1999, no hay encuentro internacional que se precie que quede libre de las muchedumbres de manifestantes hostiles, contrarios a la globalizaci¨®n y dispuestos a amargarles el bocado a los poderosos. Pero ha sido la cumbre de Gotemburgo, donde la polic¨ªa sueca perdi¨® el control, la que ha desatado el p¨¢nico en Europa.
El ministro alem¨¢n de Interior, Otto Schilly, ha llegado a proponer una suspensi¨®n temporal del Tratado de Schengen que permite atravesar libremente las fronteras de varios pa¨ªses de la UE. Aunque en Italia una reciente encuesta ha demostrado que casi la mitad de los ciudadanos apoyan las razones de los manifestantes, las autoridades no est¨¢n dispuestas a que los Tutte bianche (alusi¨®n a los monos blancos que visten los radicales), les arruine la cumbre.
Para evitarlo se han tomado numerosas medidas. G¨¦nova ha sido dividida en ¨¢reas de acuerdo con la proximidad a la sede de la cumbre: un '¨¢rea roja' de cuatro kil¨®metros cuadrados, en torno al Palacio Ducal, que quedar¨¢ cortada al tr¨¢fico y al paso de los viandantes, siempre que no sean residentes, y un '¨¢rea amarilla' que ser¨¢ infranqueable para los manifestantes.
Todos los accesos a ambos sectores quedar¨¢n cortados con barreras protegidas por carros policiales, y se instalar¨¢n c¨¢maras de televisi¨®n. Habr¨¢ vigilancia policial en los tejados de los edificios circundantes, reforzada por 15 helic¨®pteros que sobrevolar¨¢n la ciudad. El aeropuerto, el puerto y la estaci¨®n central de G¨¦nova permanecer¨¢n cerrados durante los dos d¨ªas de la cumbre. El temor a que se produzcan disturbios serios se ha convertido en la pesadilla del centro-derecha, que no ve la hora de que el calendario se?ale el 23 de julio.
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