Ahora, los cerdos
El brote de peste porcina cl¨¢sica detectado en una granja de Lleida la semana pasada se ha extendido de forma vertiginosa y ya afecta a tres comunidades: Catalu?a, Valencia y Arag¨®n. En Catalu?a se han sacrificado 18.000 cerdos y la Generalitat ha prohibido totalmente el movimiento de animales, excepto para su traslado a los mataderos, hasta el 30 de junio. En la Comunidad Valenciana, las autoridades han inmovilizado 11 granjas en la zona de Vinar¨®s.
La extensi¨®n de la epizootia ha tenido un efecto fulminante sobre los mercados. Al cierre de fronteras por parte de Jap¨®n y Holanda se han sumado Francia, Portugal, Alemania y el Reino Unido para todos los derivados de cerdo. Los da?os econ¨®micos ser¨¢n considerables. La apertura de alguno de estos mercados, como el de Jap¨®n, hab¨ªa exigido largos a?os de negociaciones. El recuerdo de los estragos de la epizootia de 1997, que oblig¨® a sacrificar cerca de un mill¨®n de animales, con un coste de unos 30.000 millones de pesetas, planea sobre ganaderos e industriales c¨¢rnicos. Hay tres cuestiones que inquietan especialmente: primera, las dificultades para sacrificar miles de animales sin contaminar las explotaciones pr¨®ximas. Muchos ganaderos consideran inseguro el entierro con cal en zanjas pr¨®ximas, mientras que las incineradoras en Catalu?a est¨¢n saturadas por el sacrificio de vacas de m¨¢s de 30 meses, cuyo plazo termina a finales de junio; segunda, la falta de informaci¨®n sobre los or¨ªgenes del brote, que est¨¢n desatando toda suerte de sospechas y especulaciones que las autoridades deber¨ªan atajar cuanto antes con datos contrastados; tercera, la falta de coordinaci¨®n entre las administraciones para definir una pol¨ªtica concreta que elimine suspicacias.
La petici¨®n de una Ley de Seguridad Animal y la constituci¨®n de un Consejo de Vigilancia Veterinaria que est¨¢n reclamando algunas organizaciones evidencian la sensaci¨®n de indefensi¨®n que sienten los m¨¢s perjudicados. El Gobierno y las administraciones afectadas tienen que responder a las dudas y poner en marcha un plan realista para evitar la propagaci¨®n de una enfermedad de tan f¨¢cil transmisi¨®n que amenaza los 30 millones de cabezas de porcino en Espa?a.
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