Ciudadan¨ªa contra sangre
El Parlamento de Budapest ha decidido por una aterradora mayor¨ªa (92% de los votos) que el Estado h¨²ngaro tiene cierta jurisdicci¨®n sobre los h¨²ngaros que viven en los pa¨ªses vecinos. Y no son pocos. Casi 3,5 millones de h¨²ngaros ¨¦tnicos son ciudadanos de Rumania, Eslovaquia, Ucrania, Serbia y Croacia. Es sin duda una mala noticia para Europa, por mucho que la celebren quienes puedan para entrar, residir y trabajar en este pa¨ªs, uno de los candidatos a la primera ampliaci¨®n al este de la UE.
Pese a todos los acuerdos sobre respeto a las fronteras existentes -en aquella regi¨®n siempre discutibles- y la manifiesta voluntad de los Gobiernos de Budapest, Bucarest, Kiev, Bratislava y Belgrado, de no ponerlas en duda, la decisi¨®n del Parlamento h¨²ngaro dinamita el concepto que con m¨¢s empe?o quiere imponer la UE en su ¨¢mbito, que es el de la ciudadan¨ªa frente al supuesto derecho racial de sangre. Suena una vez m¨¢s la alarma, no por limpiezas ¨¦tnicas ni violencia, sino por resoluciones parlamentarias que socavan los principios de la Uni¨®n sobre los que construir una Europa democr¨¢tica y abierta. Quien tenga sangre h¨²ngara, ciudadano de otros pa¨ªses no miembros de la UE, podr¨¢ gozar de permisos de trabajo durante tres meses renovables, formaci¨®n universitaria gratuita y derechos como la asistencia m¨¦dica.
Hungr¨ªa concede privilegios a los extranjeros de 'sangre h¨²ngara', y pone en peligro la ciudadan¨ªa europea
Si eres de una ciudad de Transilvania como la llamada Cluj en rumano, Kolozsvar en h¨²ngaro y Kronstadt en alem¨¢n, desde el martes pasado y por decisi¨®n de un Parlamento extranjero, has de saber que tienes otros derechos que tu vecino seg¨²n te llames. Son muchos los que han abandonado esta milenaria ciudad multi¨¦tnica en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Los Maier, alemanes, se fueron en su mayor¨ªa a¨²n bajo Ceaucescu. Los Radulescu (rumanos) se han de quedar o emigrar ilegalmente. Pero los Szabo (h¨²ngaros) tienen a partir de ahora un trato preferencial en la vecina Hungr¨ªa. De ah¨ª a pedirte un an¨¢lisis de sangre en la frontera estamos a un paso.
Blut und boden (sangre y tierra) es un concepto muy poco correcto en la pol¨ªtica actual, y a¨²n menos en las instituciones, en pa¨ªses de la UE o candidatos a serlo. Desde el romanticismo alem¨¢n del siglo XIX, desde Fichte, tambi¨¦n desde el revolucionario alem¨¢n jud¨ªo Heine -a quien le dol¨ªa Alemania (a otros tambi¨¦n)- y por supuesto desde Herder, el lema que glorificaba una cohesi¨®n suprasocial y cuasi m¨ªstica de un pueblo en torno a caracter¨ªsticas gen¨¦ticas, sangu¨ªneas, de lengua y v¨ªnculo sagrado a una tierra, es un mensaje no ya sospechoso sino comprobadamente peligroso. Desde entonces, el legado de aquellos poetas idealistas germanos no ha generado m¨¢s que cierto placer literario y muchos r¨ªos de sangre derramadada en nombre del Rh.
Blut (sangre), boden (suelo, territorio), lebensraum (espacio vital). Son t¨¦rminos que hoy debieran repugnar a cualquier ciudadano que, consciente o inconscientemente, sea un seguidor del magn¨ªfico t¨¦rmino de 'patriota constitucional', que en su d¨ªa forj¨® en Francfort el fil¨®sofo J¨¹rgen Habermas y que es la bandera de la sociedad civil frente a los nacionalismos oscurantistas, carlismos redivivos y mitolog¨ªas raciales victimistas. En Budapest, en Bratislava o en Lasarte.
Por eso, no debe extra?ar que haya escandalizado la decisi¨®n del Parlamento de Budapest. Cierto es que Hungr¨ªa es un pa¨ªs en el que el trauma de sus compatriotas expulsados de la patria tiene un especial peso. El disparate del presidente norteamericano Wilson y las potencias vencedoras de la I Guerra Mundial en los Acuerdos de Trianon en 1920 sigue produciendo monstruos. Dos tercios de Hungr¨ªa fueron arrebatados a la metr¨®poli en un acto de venganza implacable y entregados a supuestos o reales vencedores de la guerra contra las 'potencias centrales', Alemania y Austria-Hungr¨ªa.
Pero el trasfondo hist¨®rico, de mucho calado, de este nuevo traspi¨¦s en la construcci¨®n de la Europa de los ciudadanos no debe hacer olvidar que los m¨®viles de los nuevos desatinos son actuales. El Gobierno de Viktor Orban, del inicialmente liberal Fidesz en Hungr¨ªa, ha pasado a ser un movimiento derechista que ha asumido muchos de los postulados de los m¨¢s montaraces entre los nacionalistas magiares. Dice el Gobierno, a trav¨¦s de Janos Martonyi, ministro de Asuntos Exteriores, que la ley aprobada s¨®lo intenta frenar la previsible afluencia de inmigrantes ante el ingreso de Hungr¨ªa en la UE. Puede ser.
Pero ahora que Alemania est¨¢ debatiendo por primera vez con seriedad desmantelar leyes anacr¨®nicas que permiten a un supuesto alem¨¢n de Kazajstan con muy supuestos antecedentes alemanes adquirir la nacionalidad que se le niega a un turco cuya familia lleva tres generaciones en Alemania, resulta que Hungr¨ªa, a punto de ingresar en la UE, acuerda el beneficio de la 'sangre magiar'. Aunque tambi¨¦n hay que se?alar que tambi¨¦n Espa?a, por ejemplo, recurre a soluciones similares en la perplejidad que genera el terremoto demogr¨¢fico que sacude al mundo desarrollado. Porque no es algo muy distinto el privilegiar a un ecuatoriano o argentino en el acceso a las Fuerzas Armadas o a la nacionalidad por 'afinidad de cultura'. M¨¢s afinidad hay sin duda entre los h¨²ngaros al norte y al sur de las fronteras artificiales y brutales creadas en 1920 entre la actual Hungr¨ªa y Eslovaquia y Rumania. Hungr¨ªa sufri¨® una amputaci¨®n comparable a la que soport¨® Espa?a a lo largo del siglo XIX. Pero la sufri¨® en Par¨ªs en cuesti¨®n de semanas. Si Espa?a se deprimi¨® con su ¨²ltima p¨¦rdida en 1918, Hungr¨ªa qued¨® desgarrada tras 1929. En todo caso, la nueva reactivaci¨®n de los derechos de sangre en Europa no augura nada bueno y da argumentos a quienes en distintos lugares del continente preguntan a un individuo nombre, religi¨®n, cultura y etnia para decidir en consecuencia el trato y los derechos a otorgarle.
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