Alguien ten¨ªa que decirlo: los vascos descubrieron Am¨¦rica
Apuntes sobre la falsificaci¨®n del pasado, diez a?os despu¨¦s del 'hallazgo' de las cuevas de Zubialde
lguien ten¨ªa que decirlo y lo ha dicho. Ha sido Hower Fell, un bi¨®logo marino natural de Nueva Zelanda experto en ep¨ªgrafos antiguos y profesor de la Universidad de Harvard. No fue Crist¨®bal Col¨®n, ni Am¨¦rico Vespucio, ni Conan el B¨¢rbaro. Fuimos nosotros, los vascos, quienes descubrimos Am¨¦rica, y con margen de tiempo: setecientos a?os antes de Jesucristo para ser exactos.
'Pero, si no quieres que te encierren, no se lo cuentes a nadie' me ha recomendado el amigo que env¨ªa desde Boston un e-mail con las conclusiones de una ardua investigaci¨®n sobre el descubrimiento, obra del esforzado profesor Fell, quien se ha tirado la friolera de doce a?os recorriendo, suponemos que sin subvenci¨®n, los estados de Ohio y Virginia para avalar sus tesis con los numerosos epitafios, tumbas e inscripciones hallados en restos mortuorios.
Ante hallazgo tan trascendental no me he podido resistir y he corrido a dec¨ªrselo al dibujante. Ha reaccionado con la tradicional cautela que le caracteriza. En primer lugar, ha pedido datos. Eso ha dicho: 'Quiero datos'. Vamos, pues, al meollo del asunto. Le cuento: seg¨²n el profesor Fell, todos los expertos pensaban en un principio que las inscripciones encontradas en esos estados norteamericanos eran vikingas, dados los extra?os caracteres y su lenguaje de aspecto n¨®rdico, pero lleg¨® el erudito de Harvard y mand¨® parar: 'No existe ninguna duda, es euskera antiguo'.
El dibujante escucha sin pesta?ear; luego se sume en un leve suspiro y tras una larga pausa dice: 'Contin¨²a'.
Ahora viene lo m¨¢s gordo, le advierto. 'Se trata de todo ese asunto relacionado con nuestras concomitancias lusitanas'. De forma que lo narro detalladamente, tal y como viene en el informe: 'Estos signos pueden proceder de una provincia portuguesa, presumiblemente Tras-os-Montes, donde hubo, hace m¨¢s de 2.700 a?os una poblaci¨®n de caracter¨ªsticas similares a la de los vascos que debi¨® migrar a Norteam¨¦rica'.
El silencio del dibujante se hace entonces m¨¢s espeso, as¨ª que, para romper su obstinado mutismo, me atrevo a improvisar un poco: 'El informe demuestra el antecedente que da origen a la fusi¨®n del fado y la trikitixa, la l¨®gica reminiscencia al hermanamiento ¨¦tnico-musical entre Kepa Junkera y Dulce Pontes. Despu¨¦s de leer el trabajo del profesor Fell no ser¨ªa descabellado trasladar el Araba Euskaraz del pr¨®ximo a?o desde Trevi?o a Tras-os-Montes'.
La apreciaci¨®n debi¨® resultar un tanto banal , a juzgar por la sombr¨ªa mueca del dibujante, que la contempl¨® como una mera licencia folkl¨®rico-festiva muy poco documentada.
'El problema no es Portugal', dijo al fin. 'Son gente tranquila y poco dada a grescas diplom¨¢ticas. Lo preocupante es que se corra la voz de esta sesuda investigaci¨®n y a alg¨²n listo se le ocurra trasladar la fiesta a Ohio o a Virginia. Tendr¨ªamos otro frente abierto y encima con los USA. Pues bueno es Bush cuando se pone'.
Luego, para convencerme, explic¨® 'con datos', como a ¨¦l le gusta, la raz¨®n de este fundado temor, basado en la habitual predisposici¨®n de vascos y americanos a caer en la credulidad de todo cuanto tenga que ver con el pasado.
'Los yanquis tienen un extenso cat¨¢logo de fraudes. La piedra de Kensington en Minnesota era una inscripci¨®n en signos r¨²nicos, que result¨® m¨¢s falsa que Judas, aunque la National Geographic llegara a considerarla como el objeto de mayor importancia de Norteam¨¦rica. Por no hablar del sonado caso del mapa de Vinlandia, que, seg¨²n un estudio de la Universidad de Yale, fue el descubrimiento cartogr¨¢fico m¨¢s importante del siglo, cuando s¨®lo era el simple fraude de un pergamino que situaba Vinlandia, la tierra de los vikingos, en pleno coraz¨®n del oeste americano. Podr¨ªa seguir con las falsas inscripciones fenicias de Oklahoma y la no menos falsa estatua griega arcaica de Kouros , que durante un tiempo se exhibi¨® en el Museo Paul Getty de California. Deseng¨¢?ate, lo ¨²nico genuinamente vasco que tienen los americanos es un cruce de oveja latxa y los pastores de Idaho'.
Estaba a punto de cantar 'menos mal que nos queda Portugal', cuando me fren¨® en seco con otro arrebato apabullante de erudici¨®n.
'Y olv¨ªdate de nuestra expansi¨®n por tierras lusitanas porque el cr¨¢neo vasco tiene la b¨®veda aplanada, ciertas variantes con el tipo mediterr¨¢neo y una anchura superior a otros tipos de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Resumiendo, que tenemos m¨¢s de dos dedos de frente. Para demostrarlo ah¨ª est¨¢ la obra Correlaciones estructurales y mec¨¢nica craneofacial en la morfolog¨ªa del cr¨¢neo vasco, tesis que mereci¨® en su d¨ªa un sobresaliente cum laude en la UPV, que no ser¨¢ como la de Harvard, pero a rigor y a buen rollo en el claustro no le gana nadie'.
Cautivo y desarmado insist¨ª en la honorabilidad del prestigioso profesor Fell. Pero fue in¨²til. El dibujante zanj¨® el asunto echando mano de m¨¢s historias verdaderamente falsas: 'As¨ª que el a?o que viene a celebrar tranquilamente el Araba Euskaraz en cualquier sitio de ?lava , menos en Zigoitia. No olvides que fue all¨ª donde Seraf¨ªn Ruiz Selfa descubri¨® hace diez a?os las cuevas de Zubialde que tanto dinero nos costaron y tantos disgustos nos dieron. Si hubiese sido por los qu¨ªmicos, ge¨®logos, f¨ªsicos, top¨®grafos, paleont¨®logos y diputados de Cultura todav¨ªa seguir¨ªamos hablando hoy de 'esa Capilla Sixtina del arte rupestre hallada en el pueblo m¨¢s antiguo del planeta'.
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