Umberto Eco dice en el Guggenheim que 'el museo del tercer milenio deber¨ªa atender una sola obra de arte'
El museo del tercer milenio no tiene nada que ver con el Guggenheim de Bilbao, en opini¨®n de Umberto Eco, quien pronunci¨® ayer una conferencia en el auditorio del edificio dise?ado por Frank Gehry. Es m¨¢s, a su juicio el museo del futuro deber¨ªa huir de la acumulaci¨®n de piezas, del continente espectacular y del fetichismo, para poder disfrutar de la obra de arte, aunque sea en copia. El escritor y semi¨®logo italiano abri¨® ayer los II Encuentros de Arte y Cultura de la capital vizca¨ªna, dedicados en su primera semana a las relaciones entre la Semi¨®tica y el Museo. Tras ¨¦l, el arquitecto Juan Navarro Baldeweg explic¨® sus dise?os del Museo de Altamira o del Museo de la Evoluci¨®n Humana de Burgos, donde se recoger¨¢n los hallazgos de Atapuerca. Baldeweg explic¨® la conexi¨®n que sus proyectos tienen con el entorno original.
El diagn¨®stico que Eco hizo de la historia del museo fue demoledor. 'El museo es voraz por definici¨®n aunque, eso s¨ª, al principio no exist¨ªa ese fetichismo por la obra original, sino que se pretend¨ªa recoger toda una visi¨®n del mundo', se?al¨®. Otra de las caracter¨ªsticas de las colecciones que se iniciaron en la antig¨¹edad romana y se mantuvieron hasta tiempos bien recientes ha sido la de su privacidad. 'El coleccionista disfrutaba de sus obras, pero tambi¨¦n invitaba a sus amistades para que contemplaran sus adquisiciones. Pero sobre todo era un espacio de aislamiento contemplativo', explic¨® Eco.
Y ya en el siglo XVII, sigui¨® analizando, algunas de estas colecciones toman car¨¢cter p¨²blico y comienzan a recibir la visita de todos los ciudadanos. 'Por tanto, la aglomeraci¨®n de visitantes para disfrutar de un edificio no es una moda contempor¨¢nea; ya en aquella ¨¦poca el Louvre era m¨¢s que apetecible para quienes no hab¨ªan visto nunca un palacio'.
Pero, ?cu¨¢l es, entonces, el museo del tercer milenio? Aqu¨¦l, seg¨²n Umberto Eco, que acoja una sola obra de arte. El resto de las salas estar¨ªan para explicar el contexto, c¨®mo la ve¨ªan sus coet¨¢neos, las influencias del artista y sus ep¨ªgonos, etc. Adem¨¢s, a?adi¨®, aprovechando las t¨¦cnicas actuales, habr¨ªa copias fidedignas dde la obra para que se pudiera disfrutar de ella sin apreturas, tras pagar un tributo de 'fetichismo' ante el original. Es decir, un museo semi¨®tico donde los haya.
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