Paradoja
Desde que las Cortes Valencianas aprobaron la composici¨®n de la AVL abriendo as¨ª el camino a una sosegada soluci¨®n al problema pol¨ªtico que la identidad ling¨¹¨ªstica ha supuesto en el ¨²ltimo cuarto de siglo, se viene produciendo un curioso fen¨®meno medi¨¢tico que no por residual y mendaz deja de tener inter¨¦s para el comentario y la reflexi¨®n.
Un inventario exhaustivo de lo que han dicho, callado, escrito y publicado buena parte de los detractores de la AVL desde que se present¨® la posibilidad de que se apoderase al CVC o a una nueva instituci¨®n auton¨®mica como autoridad normativa del valenciano, pone de manifiesto que el grueso de la detracci¨®n mostr¨® invariablemente su convicci¨®n de que el proceso no llegar¨ªa a ramos de bendecir; otros, los menos, conscientes de que un arreglo, por limitado que fuese, significaba el principio del fin de su impunidad, clamaron en consecuencia ante tama?o despojo; y, otros, en fin, guardianes de la pureza inmaculada de la unidad del idioma, instalados en el autismo pol¨ªtico y social, se negaron desde el principio a comprender, a indagar sobre las verdaderas razones que les deber¨ªan haber conducido a apoyar una negociaci¨®n que, claro est¨¢, fue pol¨ªtica desde el principio hasta el fin, es decir, hasta que se plasm¨® en una instituci¨®n y en unos componentes.
Con todo, la m¨¢s pat¨¦tica de las posiciones es, sin duda, la de quienes pontificaron hasta la n¨¢usea sobre la certeza de que todo acabar¨ªa en fracaso, porque ahora andan aferr¨¢ndose a sus prejuicios y prepotencia de siempre en una ceremonia de la confusi¨®n digna de mejor causa. Y as¨ª, observamos c¨®mo se est¨¢ dando en estos ¨²ltimos d¨ªas una convergencia expresa entre estos unitaristas irredentos, los secesionistas puestos en evidencia y los profesionales de la manipulaci¨®n incivil, fren¨¦ticamente entregados a la descalificaci¨®n, los recursos, la algarada medi¨¢tica, el comunicado conjunto y, en fin, la magnificaci¨®n doliente de lo peor de lo residual.
En cierto modo, este lamentable espect¨¢culo al que se entregan al alim¨®n los iluminados de la polarizada guerra sobre la lengua demuestra precisamente lo contrario de lo que algunos de ellos pretenden negar: que el pacto era necesario, y que el hecho de que haya concitado un acuerdo muy mayoritario les deslegitima.
Unos porque se les acab¨® el chollo de chantajear a buena parte del espectro pol¨ªtico democr¨¢tico con su voraz manipulaci¨®n de los sentimientos de los valencianos, otros porque nunca han comprendido que para que el valenciano viva para siempre, precisamente ahora que tiene a la ley de su parte, deb¨ªa mirarse a la sociedad para enmendar un malentendido de siempre -la diferente percepci¨®n de los valencianos sobre la identidad de la lengua propia-, la aprobaci¨®n de la AVL les retrotrae al estado perfecto para sus intereses: el da?o permanente a las expectativas de normalizaci¨®n del uso y prestigio del valenciano.
Es muy ilustrativo que despu¨¦s del triunfo civil que supone devolver a la cultura la competencia sobre el idioma asistamos a manifestaciones militantes de purismo, a defecciones c¨ªnicas que no proceden de la previa adhesi¨®n a la negociaci¨®n, o a sabotajes golpistas sin futuro porque ello evidencia que si este acuerdo medianamente aceptable que celebramos como hist¨®rico les parece un crimen, de seguirles la corriente no se habr¨ªa logrado un acuerdo mejor, ni uno perfecto, ni acuerdo alguno.
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