El Gobierno serbio corta por lo sano
La perspectiva de enredarse en una batalla legal interminable contra el Tribunal Constitucional, formado por una mayor¨ªa de jueces adictos al derrocado r¨¦gimen desp¨®tico de Slobodan Milosevic, hizo que el Gobierno de Serbia optase ayer por cortar por lo sano. No tuvo el menor reparo por cuestiones de legalidad sobre la interpretaci¨®n de la Constituci¨®n de Yugoslavia. Tampoco le import¨® llevarse por delante el decreto, aprobado por el Gobierno de Yugoslavia hace tan s¨®lo cinco d¨ªas, que establec¨ªa plazos para recurrir la medida de extradici¨®n del d¨¦spota al Tribunal Internacional de La Haya (TPI). El Gobierno de Serbia, que preside Zoran Djindjic, opt¨® por la soluci¨®n m¨¢s dr¨¢stica y pragm¨¢tica: extraditar ya a Milosevic.
En la decisi¨®n, ha pesado m¨¢s la ayuda que Yugoslavia necesita que los escr¨²pulos legales
En la decisi¨®n adoptada ayer en Belgrado ha pesado m¨¢s la ayuda econ¨®mica que Yugoslavia necesita con urgencia que los escr¨²pulos legales, cuyo m¨¢ximo exponente es el presidente de Yugoslavia, Vojislav Kostunica. Las posiciones hab¨ªan quedado claras el pasado martes en dos conferencias de prensa casi a la misma hora. Kostunica, en una pat¨¦tica 'confesi¨®n personal', expon¨ªa una vez m¨¢s su aversi¨®n al TPI y repet¨ªa sus argumentos de que tambi¨¦n los bombardeos de Yugoslavia hab¨ªan sido un crimen y nadie los persigue. A la pregunta de si cre¨ªa posible la extradici¨®n antes del inicio de la conferencia de donantes que empieza hoy en Bruselas, Kostunica respondi¨® que bajo ning¨²n concepto, porque 'eso equivaldr¨ªa a ignorar el derecho a la apelaci¨®n' que establec¨ªa el decreto del Gobierno de Yugoslavia. Kostunica no tuvo m¨¢s remedio que tragarse el sapo del decreto como 'un mal menor'. Ahora se abre la interrogante de si se tragar¨¢ tambi¨¦n el sapo y medio de que el Gobierno de Serbia haya ignorado el decreto.
Las razones del Ejecutivo de Serbia se entienden a partir de la necesidad urgente de aportar resultados concretos en su gesti¨®n y hacer sentir al pueblo que el cambio de r¨¦gimen ha servido para algo, traducido en mejoras materiales y palpables, y no en valores abstractos. La libertad y la democracia, logradas en las urnas el pasado 24 de septiembre y en las calles de Belgrado el 5 de octubre, no han significado hasta ahora una mejor¨ªa en las condiciones de vida de un pueblo agotado por una d¨¦cada de guerras y un r¨¦gimen desp¨®tico.
Djindjic dijo el martes que no exclu¨ªa la posibilidad de que Milosevic llegase a La Haya antes del inicio de la conferencia de donantes. El primer ministro de Serbia, Djindjic, se ha llevado el gato al agua y puede servir en bandeja a la conferencia de donantes la cabeza de Milosevic. La acci¨®n del Gobierno de Serbia ha dejado al presidente de Yugoslavia, Kostunica, reducido a la condici¨®n de convidado de piedra y a contemplar impotente c¨®mo atropellan su sensibilidad de jurista y nacionalista serbio. Djindjic critic¨® el retraso que hab¨ªa sufrido la colaboraci¨®n con La Haya y ech¨® en cara a los socios de la Oposici¨®n Democr¨¢tica de Serbia (DOS) en el Gobierno de Yugoslavia, los montenegrinos del Partido Socialista Popular (SNP), ex aliados de Milosevic, por haberse negado a aprobar la ley que habr¨ªa permitido la extradici¨®n. Esto oblig¨® a elaborar un decreto chapucero de dudosa constitucionalidad, que no mereci¨® el menor de los respetos.
Djindjic estudi¨® filosof¨ªa en la universidad alemana de Konstanz y es un buen conocedor de aquella cultura, donde existe una expresi¨®n que dice 'm¨¢s vale un final con horror que un horror sin final'. La perspectiva de enzarzarse en una batalla legal interminable por la extradici¨®n de Milosevic amenazaba con degenerar en un 'horror sin final'. Los tecn¨®cratas del Gobierno de Serbia, con Djindjic a la cabeza, optaron por un final con el horror de atropellar la legalidad vigente. Todo vale a cambio de una ayuda que Serbia necesita como el comer. Y esto no es una met¨¢fora, sino la cruda realidad.
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