C¨®mo una simple huelga provoc¨® semejante descontrol
El Ejecutivo de Baleares no impuso el cumplimiento de los servicios m¨ªnimos y la delegada del Gobierno asegura que la patronal rechaz¨® escolta policial para los autobuses
"Esto ha sido un secuestro, sin atender los servicios m¨ªnimos, sin protecci¨®n de los derechos de 300.000 consumidores/turistas. ?Qu¨¦ hacen aqu¨ª centenares de huelguistas de charla, sin rumbo?". Esta cruda foto de la huelga radical de los conductores de transporte discrecional de Baleares la efectu¨® el pasado domingo, casi como una autoinculpaci¨®n, un veterano dirigente sindical, promotor de huelgas en otra ¨¦poca, reconvertido hoy en alto cargo de la izquierda en el poder.
"La protesta escap¨® de las manos a sus dirigentes, ?c¨®mo pueden los conductores negarse a mitad del conflicto a firmar un incremento del 18,5% en tres a?os?", apostill¨®. Cuando hac¨ªa este comentario, a¨²n faltaban doce horas para que acabase la huelga, que dur¨® desde la medianoche del jueves hasta la del domingo. Los medios de comunicaci¨®n europeos prestaban m¨¢s atenci¨®n que nunca a Baleares, pero la imagen que repet¨ªan era la de una situaci¨®n ca¨®tica en la que estaban atrapadas miles de personas.
Los casi 4.000 conductores que pararon el negocio tur¨ªstico reclamaban, seg¨²n dec¨ªan, "m¨¢s que sueldo, calidad de vida, dignidad, horario y libranzas". Por su protesta, las salas de espera de las terminales de los tres aeropuertos de las islas ofrec¨ªan el aspecto de una inmensa y forzada acampada de turistas-refugiados. Hab¨ªan perdido su condici¨®n de turistas al quedar retenidos contra su voluntad y se les ve¨ªa hastiados, haciendo colas de hasta cuatro horas para coger un taxi, o tumbados en colchonetas, malgastando sus ¨²ltimas horas de vacaciones y su humor a la espera de un vuelo retrasado.
La huelga de los conductores tur¨ªsticos result¨® total, pues durante sus tres d¨ªas no circul¨® ninguno de los m¨¢s de mil autobuses y furgonetas, ni se atendieron los servicios m¨ªnimos, que fueron fijados por el Gobierno auton¨®mico en un 80% de las necesidades. S¨®lo en Palma, dichos servicios afectaban a m¨¢s de 400 autocares para trasladar a los 250.000 viajeros de casi 2.000 vuelos.
El Gobierno de Baleares ha quedado desautorizado en el conflicto laboral. Consigui¨® que patronos y sindicatos alcanzaran un acuerdo para parar la huelga el s¨¢bado, pero el pacto sellado en los despachos por los representantes de los trabajadores no fue aceptado por unas bases radicalizadas que les abroncaron en la asamblea. El Gabinete de Francesc Antich fall¨®, adem¨¢s, al no advertir de forma imperativa a los convocantes de la huelga sobre las consecuencias legales de incumplir los servicios esenciales en un medio de transporte masivo sin alternativa posible.
Las autoridades de izquierdas quedaron deprimidas por su desencuentro con sus amigos ideol¨®gicos de los sindicatos. El consejero de Transportes, el socialista Antoni Ferrer, no dio se?ales p¨²blicas de vida durante la huelga; mientras que el de Turismo, el socialista Celest¨ª Alomar, minimiz¨® el impacto internacional del conflicto; y el responsable de Trabajo, el comunista Eberhard Grosske, se mostraba desencantado e insist¨ªa en que los sindicatos (CC OO, con el 80% en el sector, y UGT con el resto) no ten¨ªan motivos reales para la huelga.
En esta ocasi¨®n no se cumpli¨® lo acostumbrado en Baleares: que los paros se desconvoquen al filo de su estreno o a las pocas horas de iniciarse. "Aqu¨ª hemos triunfado por participaci¨®n y hemos fracasado porque no conseguimos nada", reconoce Miguel, un activista de Comisiones.
Los autocares quedaran bloqueados en los garajes, pero los aeropuertos no se cerraron, pese a la angustia de sus usuarios. Con unos ingresos de 350 millones de pesetas en s¨®lo tres d¨ªas, los mil taxis de Baleares formaron un convoy permanente entre los aeropuertos de Mah¨®n, Palma e Ibiza y los hoteles.
La delegada del Gobierno en Baleares, Catalina Cirer, acusada de "dejaci¨®n de autoridad", como m¨¢xima responsable del orden p¨²blico, por no haber impedido los sabotajes ni facilitado protecci¨®n para el cumplimiento de los servicios m¨ªnimos, se defend¨ªa ayer de las cr¨ªticas. Cirer destac¨® que la actuaci¨®n de la polic¨ªa "permiti¨® la actividad de los taxis y del mismo aeropuerto" y explic¨® que, el s¨¢bado por la noche, ofreci¨® a los empresarios protecci¨®n para los autobuses en servicios m¨ªnimos, pero la patronal rechaz¨® salir a las carreteras por temor a incidentes.
En Menorca, un piquete cerr¨® el paso de varios autobuses hacia el aeropuerto y oblig¨® a los viajeros a caminar 500 metros cargados con sus maletas. En Ibiza fueron tres kil¨®metros los que, en pleno mediod¨ªa, tuvieron que recorrer 300 turistas arrastrando su equipaje. La Guardia Civil actu¨® en ambos casos.
La polic¨ªa despleg¨® medio centenar de efectivos de uniforme y algunos m¨¢s camuflados. Los agentes protagonizaron frecuentes momentos de tensi¨®n con los piquetes que intentaban evitar la llegada al aeropuerto de Palma de taxis y coches de alquiler. Seis personas fueron detenidas en Mallorca e Ibiza por apedrear las lunas de autobuses.
Las fuerzas de seguridad no vieron, sin embargo, c¨®mo en el aparcamiento del aeropuerto de Son Sant Joan eran rajadas las ruedas de 90 coches de alquiler y sellados con silicona los aparatos de pago autom¨¢tico del aparcamiento.
Los piquetes vigilaban que los particulares no hicieran de taxistas. Tal era la demanda, que el conductor de la unidad m¨®vil de una emisora de radio recibi¨® una oferta de 20.000 pesetas por llevar a varios turistas. Algunos conductores particulares fueron rodeados por manifestantes exaltados, un turista alem¨¢n dispar¨® una pistola de fogueo al aire y otro golpe¨® levemente con su coche a un huelguista.
Ayer, recuperada la calma y mientras se hac¨ªa un primer balance de da?os -entre 10.000 y 20.000 millones de pesetas-, Antich se reuni¨® con los dirigentes locales de CCOO y UGT, Jos¨¦ Benedicto y Lorenzo Bravo. "Hemos cerrado la huelga y no hay m¨¢s convocatorias", insistieron ambos al t¨¦rmino del encuentro. Hoy deben ratificarlo las asambleas de trabajadores.
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