La polic¨ªa busca a tres asaltantes que mataron a un hombre en Carabanchel y lo ocultaron bajo una cama
Los agentes hallaron el cad¨¢ver tras ser alertados por la inquilina de la vivienda de un robo
Sin embargo, A. B., que llam¨® a la polic¨ªa a las 12.25, no avis¨® a los agentes de la presencia del cad¨¢ver. La patrulla lo encontr¨® en otra habitaci¨®n tras verificar que la de la mujer se encontraba completamente revuelta. A. B., quien, seg¨²n fuentes policiales, estaba ebria, dijo a los agentes que los asaltantes hab¨ªan entrado al piso a primera hora de la ma?ana. Las mismas fuentes comunicaron que no se hab¨ªa hallado el arma homicida y que, aunque se desconoce el m¨®vil del crimen, todo apunta a un ajuste de cuentas. Anoche la polic¨ªa no hab¨ªa efectuado ninguna detenci¨®n en relaci¨®n con el caso.
Diego Fernando compart¨ªa su habitaci¨®n en el piso de la avenida del Manzanares con su compa?era sentimental, A. M., de 48 a?os y tambi¨¦n colombiana, seg¨²n la polic¨ªa. La mujer prestaba anoche declaraci¨®n ante agentes del Grupo 1 de homicidios. Ni la polic¨ªa ni los vecinos pudieron precisar d¨®nde se hallaba la novia del fallecido en el momento del crimen.
El conserje del edificio relat¨® que, sobre las 8.00, tres hombres subieron al piso tras decirle que iban a ver a Diego Fernando. Minutos despu¨¦s se oyeron gritos desde el interior de la vivienda. 'Se o¨ªan golpes y a un hombre quejarse', dijo el vecino del piso inferior. 'Pero esto no era nada extra?o. Sol¨ªan llegar de madrugada y las peleas entre ellos eran frecuentes', a?adi¨®.
Otros vecinos afirmaron que sobre esa hora se escuch¨® insistentemente el sonido del telefonillo de la vivienda. Algo tambi¨¦n habitual. 'Pasaba a veces. Uno de los dos se dejaba las llaves y llamaba hasta que alguien le abr¨ªa', se?al¨® el vecino del segundo. Jos¨¦, que vive en el quinto piso y es camarero de la cafeter¨ªa Diana, situada a 20 metros del inmueble, declar¨®: 'Me despert¨¦ antes de las nueve porque alguien gritaba, pero no me extra?¨¦ porque no era la primera vez y tampoco dur¨® mucho. Luego me baj¨¦ a trabajar'.
Diego Fernando pose¨ªa una furgoneta Fiat Ducato blanca que estaba aparcada junto al inmueble. Seg¨²n los vecinos, al atardecer el fallecido sol¨ªa llevar a su compa?era sentimental y a otras mujeres a lugares donde ejerc¨ªan la prostituci¨®n. Siempre regresaban a primera hora de la ma?ana. '?l era una persona muy educada y correcta. El a?o pasado le pedimos que arreglara unas goteras y se comport¨® muy bien', afirm¨® el vecino del segundo. 'Ella era m¨¢s conflictiva e impon¨ªa m¨¢s respeto. Se peleaban mucho por las ma?anas'.
Una herida en un dedo Un camarero del mes¨®n situado en la esquina frente al portal del edificio pudo ver tambi¨¦n a los delincuentes. 'Dos hombres vinieron poco despu¨¦s de las once y se tomaron dos refrescos. Vi que uno de ellos ten¨ªa una peque?a herida que sangraba en un dedo. Unos 20 minutos despu¨¦s se marcharon con otros dos hombres que les esperaban en la calle', relat¨®. El conserje del inmueble y el camarero hab¨ªan comentado que los hombres que se tomaron el refresco en el bar y los que subieron al piso de Diego Fernando eran los mismos.
La v¨ªctima y su novia llevaban unos dos a?os viviendo en el piso, pero eran conocidos en el barrio porque antes hab¨ªan residido en otra vivienda cercana.
El conserje del inmueble 162 y la dependienta de la panader¨ªa contigua coincidieron al asegurar que, sobre la una de la tarde, un hombre, que se identific¨® como el jefe de A. B., la ecuatoriana que realquilaba una habitaci¨®n al fallecido y su pareja, lleg¨® 'muy preocupado'. 'Dijo que estaba asustado porque ella [A. B.] le hab¨ªa llamado avis¨¢ndole de que tres hombres hab¨ªan entrado en su piso, la hab¨ªan atado y robado todo lo que ten¨ªa en casa'.
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