Muerte en la frontera
El fil¨®sofo alem¨¢n jud¨ªo Walter Benjamin huy¨® de los nazis, como todos sus eminentes colegas -la escuela de Francfort, tan bien divulgada en Espa?a por el muerto duque de Alba-; muchos se fueron a Estados Unidos, ¨¦l se qued¨® en Francia; pero Francia fue ocupada por los alemanes y entr¨® por las monta?as en Espa?a, donde ten¨ªa asegurado pasaje para Estados Unidos. No lo consigui¨®. Franco, que hab¨ªa ayudado a tantos sefarditas -¨¦l mismo lo era, de origen portugu¨¦s-, tuvo informes de que era comunista, y le devolvi¨®.
Walter Benjamin se suicid¨® en Port-Bou. No era comunista, aunque ten¨ªa mucho de Marx, no hab¨ªa gustado de la URSS, consideraba que Brecht mismo -sobre el que hizo un ensayo luminoso- no lo era tampoco; cre¨ªa vagamente en un mesianismo salvador, y en sus valiosos ensayos sobre la reproducci¨®n art¨ªstica defend¨ªa que perd¨ªa su origen m¨¢gico, lo cual alcanzaba a la traducci¨®n, en la que desaparec¨ªa una divinidad de la lengua. Un marxista muy raro. Pero siempre se es el comunista de los anticomunistas, el terrorista de los antiterroristas, el fascista de otras v¨ªctimas, el jud¨ªo y el mas¨®n de los antisemitas inquisitoriales: Benjamin pudo entrar, se tom¨® el veneno que llevaba para cualquier caso de necesidad y muri¨®. No estaba solo. Le acompa?aba una mujer, Henny Gurland; fue ella la que explic¨® el suicidio. Ten¨ªa las notas de ¨¦l explic¨¢ndolo: pero, jud¨ªa tambi¨¦n, huy¨® y nunca se volvi¨® a saber de ella. Tambi¨¦n se llev¨® un manuscrito de Benjamin: no se sabe de ¨¦l.
Esto era historia: ahora se expande el rumor de que le mat¨® un agente de Stalin. Lo dice Stephen Schwartz en el Weekly Standard. Es un periodista especializado en desenmascarar intelectuales comunistas; y de revelar secretos de escritores rojos. Seg¨²n ¨¦l, los agentes de Stalin habr¨ªan seguido la pista de Walter Benjamin: para los comunistas, siempre hay anticomunistas. Es dif¨ªcil de imaginar que en todo el ¨¦xodo de 1940 los asesinos sovi¨¦ticos siguieran a su v¨ªctima hasta Espa?a por la Europa nazi; hay que suponer que las cartas de Henny a su marido cont¨¢ndole la sobredosis de morfina fueran falsas, y la declaraci¨®n del juez espa?ol que habl¨® de hemorragia interna. Pero est¨¢ en la l¨ªnea neonazi, o meramente derechista actual que se van encabalgando: descargar a Alemania y a Franco de estas crueldades y, sobre todo, de la muerte de quien, con el tiempo, es una de las figuras fundamentales del pensamiento del siglo.
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