Hermosa elocuencia muda

Se sabe poco aqu¨ª de la elocuencia, parad¨®jicamente casi muda, del eminente cineasta georgiano Otar Iosseliani, que se forj¨® en el Mosc¨² de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y, ahogado por aquel clima moral represivo, huy¨® a Francia y all¨ª sigue, casi escondido, desde hace dos d¨¦cadas, haciendo con cuentagotas el islote de su bell¨ªsimo cine, del que esta ?Adi¨®s, tierra firme! es su m¨¢s reciente cumbre.

La desconcertante y sin igual, la m¨¢gica imagen que Iosseliani extrae de Par¨ªs es uno de los hallazgos m¨¢s refinados y una de las se?as de identidad m¨¢s rotundas del cine franc¨¦s reciente. La mirada -apacible, impregnada de amor y humor, y al mismo tiempo severa, recta y con un fondo duro, radical y comprometido- de este incatalogable cineasta deduce zumo de vida de una imagen riqu¨ªsima y sin equivalente de la ciudad, una imagen luminosa, lib¨¦rrima, expansiva, enamorada, abierta, que se perfecciona y se ahonda en cada nueva pel¨ªcula con angulaciones insospechadas e in¨¦ditas indagaciones dentro de itinerarios urbanos secretos, en los que corre parsimoniosamente un tiempo, o tempo, lleno de armon¨ªa, de misteriosa m¨²sica callada interior. Y en las concreciones de su mirada, este elegante y sutil cineasta ha creado, a lo largo de media docena de pel¨ªculas, que culminan en ?Adi¨®s, tierra firme!, un discurso o un flujo po¨¦tico lleno de humor solidario y con aristas afiladas por la inteligencia.

Es ?Adi¨®s, tierra firme! un filme poroso, lleno de un aire que se respira con gozo, un filme que secuestra, cautiva, mueve y conmueve, y que lleva dentro la esencia del talento de este perplejo testigo del siglo XX y sus negruras y miserias, de las que extrae la jugosa gracia y las deslumbrantes chispas que brotan de los roces y cruces de una serie de viv¨ªsimas historias paralelas y confluyentes, trazadas con ligereza y precisi¨®n magistrales. Son cruces de l¨ªneas argumentales que se suceden en relevo y en contrapunto, creando as¨ª un continuo secuencial muy variado, pero nunca disperso, sino lleno de la apretada coherencia de una secuencia fluida y original¨ªsima, que se cierra all¨ª donde arranca el hormigueo humano que se mueve en estos deslumbrantes tejidos de relatos.

Y el c¨ªrculo narrativo, una vez cerrado sobre s¨ª mismo, expulsa hacia fuera la idea de un filme formalmente muy libre y tan audaz que quedar¨¢ como uno de los pocos verdaderos casos de cine de autor genuino, no fingido, del cine europeo moderno.