La crisis de las 'punto.com' en Espa?a
El autor ofrece una visi¨®n muy cr¨ªtica con la situaci¨®n que vive el mundo de Internet y con los que auguraron una pr¨®xima revoluci¨®n para apuntar que 'la burbuja se desinfla' para volver a la normalidad.
Se comenta por Silicon Valley que por fin en el valle se ha vuelto a la normalidad. Existe en aquella tierra de pioneros la convicci¨®n de que todas esas nuevas empresas burbuja de Internet ya se han desinflado y que se vuelve a la creaci¨®n de tecnolog¨ªa pura y dura (el silicio de sus comienzos) y se olvida la start-up de Internet.
Internet sufre una severa crisis que no puede ser considerada como un 'suave aterrizaje'
Como reflejo de este comentario, en la otra costa de EE UU, el Nasdaq pasa factura y, tras sufrir la evaporaci¨®n del 80% de las puntocom, que hace apenas un a?o sobrevolaban las alturas de una ampulosa cotizaci¨®n, se desinfla incansablemente al ritmo de una incipiente recesi¨®n a la americana.
Pero si la principal locomotora de la econom¨ªa mundial ha desacelerado su ritmo, el mundo de Internet y sus aleda?os sufre una severa crisis que en ning¨²n caso puede ser considerada como un 'suave aterrizaje'. ?Qu¨¦ ha sido de aquellos ejecutivos de primera l¨ªnea que cambiaron las multinacionales m¨¢s consolidadas por unas ideas que en forma de stock options les promet¨ªan la felicidad? Son muchos los ejemplos de prometedoras carreras provisionalmente truncadas por la crisis de las puntocom. ?Cu¨¢l de todos aquellos gur¨²s de la flamante nueva econom¨ªa que pregonaban a los cuatro vientos la llegada de una revoluci¨®n no est¨¢ revisando ahora sus teor¨ªas para acercarlas a las del entonces gris y acartonado Greenspan?
Hoy, en pleno movimiento pendular, parece que, para algunos, la nueva econom¨ªa, simplemente, nunca existi¨®. Son legi¨®n los que en su fuero interno han dicho prematura y fr¨ªvolamente adi¨®s a la que iba a ser la pr¨®xima revoluci¨®n industrial que cambiar¨ªa las normas de la econom¨ªa y nos proporcionar¨ªa un nuevo sistema productivo, un atajo hacia el beneficio, un para¨ªso para la especulaci¨®n. La crisis ha roto las esperanzas, los grandes conceptos y tantos discursos triunfalistas sin duda desproporcionados.
En la p¨¢gina web fuckedcompany.com, muchos de los emprendedores tan alabados en el papel salm¨®n de la prensa econ¨®mica, una vez derrumbados, exponen las causas de su fracaso. Es una visita ilustrativa, interesante. Parece deducirse de tanto proyecto abortado que hay cosas que nunca debieron cambiarse, en especial las normas de gesti¨®n empresarial de la vieja econom¨ªa, o lo que ahora llamamos la econom¨ªa de siempre. La sucesi¨®n de desastres ha avanzado a un ritmo sorprendente.
Desde la falla de San Andr¨¦s se vio la ca¨ªda de Boo.com como el primer temblor de aviso de que ven¨ªa el Big One. Aquella web de ¨²ltima tecnolog¨ªa, con animaciones din¨¢micas, que deseaba convertirse en la tienda de ropa de deporte de referencia para los Bobos, una nueva clase social mezcla de bohemios y burgueses, no pudo alcanzar la financiaci¨®n necesaria para su supervivencia. En esa compa?¨ªa, como en otras muchas start-ups de Internet, emprendedores ejecutivos disfrutaban, con la coartada de los viajes promocionales, del lujo de hoteles de cinco estrellas, limusinas con conductor, viajes en primera y cenas con champa?a y caviar. Eran, sin duda, d¨ªas de vino y rosas. Se trataba en todo caso de unos comienzos muy distintos a los de algunas de las grandes fortunas norteamericanas labradas un siglo antes, como las de los Rockefeller (petr¨®leo y transporte), Guggenheim (metal y miner¨ªa), Woolworth (almacenes), Studebaker (vagones) o Getty (petr¨®leo).
A partir de la ca¨ªda de Boo.com, pagaron justos por pecadores: tanto los que vivieron como maharaj¨¢s con planes de negocio incapaces de convencer a un estudiante de primer curso de Econ¨®micas como los estoicos que se ajustaron a las necesidades de la gesti¨®n empresarial pura y dura. Basta una mirada r¨¢pida al Nasdaq, antigua tierra prometida para seguidores de Negroponte, para ver que ahora las pocas empresas que resisten con vida propia a los n¨²meros rojos son las de biotecnolog¨ªa y las blue chips puras, que siempre hab¨ªan crecido en el Silicon Valley y que no se vieron contagiadas por la ef¨ªmera fiebre de las start-ups bumer¨¢n.
As¨ª que, aunque parece que la econom¨ªa europea no est¨¢ en recesi¨®n -a la inversa que la americana, como les gusta proclamar sonrientes a los se?ores de la Comisi¨®n Europea-, la crisis de la nueva econom¨ªa, fiel a su m¨¢xima de la globalizaci¨®n, ha decidido llevarse por delante toda start-up que no tenga a un gran coloso detr¨¢s -tipo Telef¨®nica con Terra- que pueda soportar unas p¨¦rdidas de m¨¢s de 92.000 millones de pesetas. El estado colectivo de opini¨®n de analistas e inversores es hoy muy negativo.
Espa?a ha decidido no quedarse ajena a este proceso y, aunque no es la que m¨¢s descalabros digitales tiene a sus espaldas, parece que ¨²ltimamente la cifra se va igualando a la media de otros pa¨ªses como Francia y Gran Breta?a. El gran titular hace apenas unos meses fue 'Equality, primera crisis de una puntocom a la espa?ola'. Ahora la informaci¨®n econ¨®mica nacional se ve salpicada con frecuencia por la noche de los cristales rotos que los ultraortodoxos de la vieja econom¨ªa han decidido aplicar a cualquier compa?¨ªa con un puntocom en la portada de su Business Plan.
Sin embargo, es en estos d¨ªas en los que la crisis de las puntocom en Espa?a parece que ya ha dejado de ser esa mon¨®tona gris noticia de empresas que desaparecen y ha saltado a las primeras p¨¢ginas de los diarios nacionales. El desplome de Yahoo! en Bolsa o la ca¨ªda de Jazztel por la venta de todo su paquete de acciones por Apax (el primer capital de riesgo que apost¨® por la compa?¨ªa de Mart¨ªn Varzavsky) son dos claros ejemplos. Semanas atr¨¢s, otros dos proyectos emblem¨¢ticos de la nueva econom¨ªa en Espa?a hab¨ªan entrado en barrena: Recol y Teknoland.
Recol sorprendi¨® al mundo empresarial espa?ol el 12 de febrero pasado, cuando un grupo de ex consejeros liderados por Manuel de la Rica presentaba una denuncia e iniciaba actuaciones ante la CNMV contra el consejo de administraci¨®n de la compa?¨ªa. La pol¨¦mica estaba servida. En aquel prometedor proyecto para llevar Internet a todos los colegios profesionales y a sus colegiados del mundo hispanohablante -despu¨¦s de haber conseguido apenas siete meses antes unos 29 millones de Euros de casi 7.000 peque?os accionistas- algo no iba bien.
Seg¨²n la denuncia presentada por el grupo de ex consejeros, se produjeron ciertos hechos irregulares sobre los que la justicia ya ha encontrado indicios de criminalidad. El viernes 2 de marzo, los juzgados de la plaza de Castilla admitieron la denuncia e incoaron diligencias previas.
Recol hab¨ªa afrontado una de las m¨¢s ambiciosas apuestas puntocom espa?olas por Latinoam¨¦rica. M¨¢s de cincuenta empleados por pa¨ªs y una inversi¨®n multimillonaria en M¨¦xico y Argentina que ahora podr¨ªa volverse contra sus propios promotores y contra la imagen de Espa?a en aquellos pa¨ªses. En Argentina, los empleados de Recol han llegado a protagonizar diversos incidentes frente a la Embajada de Espa?a en aquel pa¨ªs suramericano. El poderoso sindicato de prensa argentino apoya la sencilla reivindicaci¨®n de los trabajadores de Recol, que consiste en cobrar las n¨®minas pendientes de pago. Parece que en M¨¦xico la soluci¨®n es m¨¢s sencilla: un management by-out podr¨ªa resolver la crisis de la compa?¨ªa en aquel pa¨ªs a costa, eso s¨ª, de perder todas las inversiones realizadas.
Pero las malas noticias surgieron, casi a la vez, en otro frente: la consultora de Internet con m¨¢s ingenio y liderazgo en el sector en nuestro pa¨ªs hizo aguas. Teknoland, bandera de la nueva econom¨ªa superviviente -o, lo que es lo mismo, estandarte de aquellas empresas que viven de las moribundas start-ups prest¨¢ndoles toda clase de servicios-, retumb¨® en la prensa econ¨®mica como un fracaso no anunciado.
Teknoland desfallec¨ªa, seg¨²n denunciaban sus fundadores, porque Terra no decidi¨® suscribir los 7.000 millones de pesetas necesarios para comprar la empresa tal y como supuestamente se derivaba de un acuerdo suscrito entre aquella Terra agresiva de Villalonga que se comi¨® al americano Lycos y Teknoland, por el que, si la participaci¨®n que ten¨ªa Terra (un 25%, aunque tras diversas ampliaciones de capital lleg¨® al 36%) no era recomprada por Teknoland, Terra la adquirir¨ªa en su totalidad.
Parece que las cosas no est¨¢n claras y, con la empresa en suspensi¨®n de pagos, los actuales gestores de Teknoland han demandado a Terra. Con los casos Recol y Teknoland, la crisis de Internet en Espa?a se traslada a los tribunales de justicia. Parece un gui?o al estandarte de Napster, que, apesadumbrado de que exista la justicia fuera de Internet, espera sollozante a que clausuren lo que en otro tiempo fue la utop¨ªa del mundo Internet, en el que las reglas del mundo off-line no eran aplicables ni mucho menos necesarias.
La burbuja se desinfla y, como dicen en Silicon Valley, todo vuelve a la normalidad. El fen¨®meno Internet seguir¨¢ avanzando de una forma imparable, incluso prodigiosa, pero sin alharacas burs¨¢tiles. Aunque hayamos pasado por una ilusi¨®n que se desvaneci¨® tan pronto como lleg¨®: un precioso sue?o en el que las reglas de los ni?os eran las ¨²nicas v¨¢lidas y del que nos hemos despertado siendo adultos en un mundo regulado por el C¨®digo de Comercio, la Ley de Enjuiciamiento Criminal y tantas otras normas. En fin, es la vida de siempre.
Javier Cremades es abogado. javier@ecremades.comJavier Cremades es abogado. javier@ecremades.com
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