L¨¢grimas de elefante por Hannelore
Testimonios cercanos hablan de las desavenencias del matrimonio
Hannelore Kohl se ha quitado la vida debido a 'su desesperado estado de salud'. ?sta es la explicaci¨®n oficial que la oficina de Helmut Kohl ha dado a la muerte de la sufrida compa?era del ex canciller alem¨¢n. Las frases, construidas para evocar la pesadilla de alguien condenado a vivir en la oscuridad (sufr¨ªa alergia fotob¨®bica), pueden tal vez satisfacer la curiosidad de quienes miraban a la pareja desde lejos.
Aquellas personas que trataron m¨¢s de cerca al matrimonio Kohl se hacen otras preguntas: aparte de la alergia a la luz, ?ten¨ªa Hannelore Kohl otros motivos para poner fin a su vida? ?Era una mujer feliz? ?Contribu¨ªa Helmut a su felicidad?
Cuando Hannelore estaba a¨²n viva, dos pol¨ªticos alemanes de afiliaci¨®n democristiana que conoc¨ªan al matrimonio Kohl comentaron a esta periodista su desagrado por la forma en que el pol¨ªtico trataba a su esposa. 'La torturaba con observaciones cr¨ªticas. No le perdonaba nada y la fulminaba si llegaba un minuto tarde', dec¨ªa una de las fuentes. 'Mi opini¨®n sobre Kohl cambi¨® cuando vi c¨®mo trataba a Hannelore. Le hac¨ªa comentarios humillantes y a veces la ignoraba para charlar de trabajo con la jefa de su gabinete, Julianne Weber', se?alaba la otra fuente. Julianne Weber ha seguido a Helmut Kohl desde la ¨¦poca en que ¨¦ste era un joven dirigente regional en el Estado de Renania-Palatinado.
Como esposa de un gobernante democristiano, Hannelore Kohl fue una profesional de tipo cl¨¢sico. Opinaba sobre decoraci¨®n y familia, escribi¨® un libro de cocina y acompa?aba a Helmut en los actos oficiales. Cuando Kohl abandon¨® el Gobierno, despu¨¦s de haber permanecido 16 a?os en el poder, medios pr¨®ximos al canciller le pronosticaban dificultades matrimoniales.
Alejados de las funciones representativas, los Kohl volv¨ªan a encontrarse cara a cara y con los problemas que hab¨ªan sobrellevado, gracias a que ¨¦l se pasaba el d¨ªa y la noche enfrascado en las tareas del Estado en Bonn y ella viv¨ªa en Ludwigshafen. Ha sido en esta ciudad del oeste de Alemania, y no en Berl¨ªn, donde ha fallecido Hannelore.
En el ambiente que ha rodeado a Kohl, la hipocres¨ªa es algo corriente. En 1999, Helmut Kohl, a diferencia del actual canciller, el socialdem¨®crata Gerhard Schr?der, no acudi¨® a visitar a Ra¨ªsa Gorbachova, la ex primera dama de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que luchaba contra la muerte en la ciudad alemana de M¨¹nster. El ex canciller fue posponiendo la visita y lleg¨® tarde. Pero cuando Ra¨ªsa muri¨® se apresur¨® a publicar un comentario en el diario Bild en el que se rasgaba las vestiduras en su honor.
Kohl acudi¨® al entierro en Mosc¨² y Mija¨ªl Gorbachov jam¨¢s le dijo cu¨¢nto hubiera apreciado su compa?¨ªa en aquellas tristes tardes de verano de M¨¹nster.
Helmut Kohl, que gusta de compararse con un elefante, es capaz de derramar l¨¢grimas. Derram¨® unas cuantas por s¨ª mismo al dejar el poder.
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