La esposa de Helmut Kohl no pudo sobrevivir a la depresi¨®n
Hannelore Kohl, de 68 a?os, sufr¨ªa una alergia fotof¨®bica que la oblig¨® a recluirse en casa
Por la tarde, despu¨¦s de que la noticia del deceso corriera como la p¨®lvora por los medios alemanes, la oficina de Helmut Kohl en Berl¨ªn inform¨® de que Hannelore 'decidi¨® quitarse la vida por su desesperado estado de salud'. La difunta dej¨® varias cartas de despedida, seg¨²n un fiscal encargado del asunto. El ex canciller conservador, quien se encontraba en Berl¨ªn durante el tr¨¢gico suceso, viaj¨® en helic¨®ptero ayer por la tarde a Ludwigshafen.
Desde 1993, Hannelore Kohl sufr¨ªa de una extrema fotofobia. La alergia a la luz, probablemente ocasionada por un tratamiento de penicilina, desde hace a?o y medio le imped¨ªa salir a la luz del d¨ªa, bajo el riesgo de sufrir severas irritaciones en la piel y problemas de circulaci¨®n. S¨®lo de noche pod¨ªa abandonar una casa completamente oscurecida. La enfermedad incluso le impidi¨® asistir al matrimonio de uno de sus dos hijos, Peter, celebrado recientemente en Turqu¨ªa.
Pol¨ªticos alemanes de todos los partidos lamentaron ayer profundamente el fallecimiento. Entre las condolencias transmitidas figuran tambi¨¦n aquellas de los ex presidentes rusos Mija¨ªl Gorbachov y Bor¨ªs Yeltsin. 'Fue una mujer maravillosa', manifest¨® Gorbachov, cuya propia esposa, Ra¨ªsa, falleci¨® en agosto de 1999. Ambas familias eran muy amigas desde los d¨ªas de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, en 1989.
De estatura menuda y aspecto fr¨¢gil, Hannelore Kohl, que acab¨® por ya no soportar la luz, siempre vivi¨® a la sombra de su marido. Su estrategia para lidiar con la atenci¨®n medi¨¢tica fue rodearse de un aparentemente inquebrantable caparaz¨®n e intentar llamar la atenci¨®n lo menos posible. Mimetizarse, por tanto, salvo en lo que se refiere a las muchas energ¨ªas dedicadas a dos organizaciones de ayuda a personas con lesiones cerebrales, que ella misma presid¨ªa. 'En mi generaci¨®n no se acostumbraba que la esposa ejerciera una profesi¨®n', dijo alguna vez, al admitir que le hubiese gustado estudiar ciencias naturales.
Contaba con el t¨ªtulo de secretaria de direcci¨®n y conocimientos de franc¨¦s e ingl¨¦s. Pero no ejerci¨® la profesi¨®n para la que se hab¨ªa preparado. En vez de ello, y casi a tiempo completo, se dedic¨® a ser la esposa del hombre m¨¢s poderoso de Alemania. 'Adaptarse para m¨ª no es una mala palabra', se?al¨® en otra ocasi¨®n. 'Al fin y al cabo, fui yo quien se decidi¨® por este hombre'.
Cuando su esposo tuvo que entregar la canciller¨ªa al socialdem¨®crata Gerhard Schr?der, en 1998, Hannelore Kohl prometi¨® seguir apoy¨¢ndole. Vinieron dos a?os muy duros, en los que la pareja se enfrent¨® a la repentina p¨¦rdida de las comodidades del poder y a la ca¨ªda del ex canciller de su pedestal de reunificador de Alemania, tras descubrirse que durante a?os gestion¨® un sistema de financiaci¨®n ilegal en beneficio de su partido, la Uni¨®n Cristiana Democr¨¢tica (CDU). Para su esposa, las m¨²ltiples acusaciones contra su marido nunca fueron m¨¢s que 'rumores'. Hasta poco antes de su muerte trabaj¨® al lado de su marido en la redacci¨®n de sus memorias.
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