?Ha llegado la hora del matrimonio homosexual?

La izquierda, defendiendo con ah¨ªnco la formaci¨®n de nuevas familias. La derecha, expresando serias reticencias a la posibilidad de que algunas personas se casen. No es ninguna broma, aunque pueda parecerlo. Sucedi¨® la semana pasada tanto en el Parlamento catal¨¢n como en el Ayuntamiento de Barcelona. La paradoja, sin embargo, tiene truco: el derecho al matrimonio que se debati¨® en ambas instituciones es el de las parejas homosexuales.

Coincidiendo con la celebraci¨®n del D¨ªa del Orgullo Gay, el pasado domingo, el movimiento de gays y lesbianas lanz¨® una nueva campa?a para avanzar hacia su normalizaci¨®n: la propuesta de emprender reformas legales para que los homosexuales puedan contraer matrimonio civil exactamente igual que las parejas heterosexuales.

El pistoletazo de salida a la campa?a lo dieron dos debates institucionales, en el Parlament y el Ayuntamiento de Barcelona, con mayor¨ªas y minor¨ªas contrapuestas: la C¨¢mara catalana, donde el bloque formado por Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) y el Partido Popular (PP) tiene mayor¨ªa absoluta, vot¨® en contra de una moci¨®n para llevar al Congreso una propuesta en favor del matrimonio homosexual. En cambio, en el Ayuntamiento, donde gobierna la izquierda, se inst¨® a legalizarlo.

La moci¨®n aprobada, no obstante, es s¨®lo simb¨®lica: ¨²nicamente el Congreso puede llevar a cabo las reformas legales que permitir¨ªan las bodas civiles entre gays y entre lesbianas, ya autorizadas en Holanda y B¨¦lgica.

La clave se encuentra en el C¨®digo Civil, cuya reforma exige el apoyo de una mayor¨ªa cualificada en el Congreso. La reforma que propone la izquierda catalana consiste en retocar tres art¨ªculos del apartado que regula el matrimonio. Art¨ªculo 44: 'El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio conforme a las disposiciones de este C¨®digo'. Art¨ªculo 66: 'El marido y la mujer son iguales en derechos y deberes'. Y art¨ªculo 67: 'El marido y la mujer deben respetarse y ayudarse mutuamente y actuar en inter¨¦s de la familia'. En todos estos casos se empezar¨ªa con la f¨®rmula 'los c¨®nyuges', que ya se utiliza en otros art¨ªculos del C¨®digo Civil.

La derecha no puso el grito en el cielo por la petici¨®n, sino que respondi¨® con proclamas en favor de los derechos de los homosexuales y alegando razones formales para justificar su postura. En el Ayuntamiento, subrayando que el debate 'sobrepasa los t¨¦rminos de la ciudad'. En el Parlament, sembrando dudas sobre la constitucionalidad de la medida, en raz¨®n del art¨ªculo 32 de la Constituci¨®n, que reza: 'El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jur¨ªdica'.

CiU y el PP coincidieron en que, de momento, lo importante es fomentar leyes que regulen las parejas de hecho como la mejor manera de garantizar los derechos de las parejas homosexuales. Catalu?a ya aprob¨® en 1998 la Ley de Uniones Estables de Pareja, que fue la primera en Espa?a que regul¨® las parejas de hecho. Despu¨¦s la siguieron otras comunidades, incluida alguna gobernada por el PP, como la Comunidad Valenciana, lo que provoc¨® la ira de la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica. Pero esto no basta a los homosexuales y el diputado socialista Miquel Iceta, ¨¦l mismo activista gay, se encarg¨® de recordarlo en el atril del Parlament: '?Las personas homosexuales deben tener los mismos derechos que los dem¨¢s!'.