Condenados a entenderse en Belgrado
Kostunica y Djindjic negocian un pacto de no agresi¨®n despu¨¦s de la entrega de Milosevic
La crisis pol¨ªtica en Yugoslavia permanece abierta 10 d¨ªas despu¨¦s de la entrega del ex presidente Slobodan Milosevic al Tribunal Penal Internacional de La Haya para la antigua Yugoslavia (TPIY). Los principales protagonistas de los enfrentamientos pol¨ªticos de los ¨²ltimos d¨ªas, el presidente de Yugoslavia, Vojislav Kostunica, y el primer ministro de Serbia, Zoran Djindjic, parecen dispuestos, una vez m¨¢s, a barrer debajo de la alfombra sus diferencias, porque ambos se complementan y necesitan, al menos por ahora. No obstante, siguen pendientes asuntos como la complicada formaci¨®n del Gobierno de Yugoslavia; la redefinici¨®n de las relaciones entre Serbia y Montenegro, con una reforma constitucional urgente y necesaria; y las exigencias del Partido Democr¨¢tico de Serbia (DSS) de Kostunica de una mayor presencia en el Gobierno serbio. En las filas de la oposici¨®n, formada por los seguidores del inquilino de la c¨¢rcel de La Haya, se abre la interrogante de si ser¨¢n capaces de refundar el Partido Socialista de Serbia (SPS) con ideas de socialismo democr¨¢tico.
La formaci¨®n del Gobierno y las relaciones con Montenegro son los principales asuntos pendientes
Kostunica mantiene consultas con unos y otros para reconstruir el Gobierno federal, tras la renuncia de los montenegrinos del Partido Socialista Popular (SNP) por su oposici¨®n a la extradici¨®n de Milosevic. El margen de maniobra de Kostunica es muy estrecho. Sus ¨²nicos interlocutores v¨¢lidos para formar el nuevo Gobierno de Yugoslavia son los que acaban de irse, el SNP. Aunque en el Gabinete entre un nuevo primer ministro del SNP y otros ministros, el problema b¨¢sico persiste: ?qu¨¦ har¨¢n los ministros del SNP cuando contin¨²e el desfile hacia La Haya de acusados? Los antiguos vasallos de Milosevic en Montenegro podr¨ªan provocar de nuevo una crisis similar a la actual.
El SNP reclama en el futuro Gobierno una presencia mayor o un mecanismo que permita a sus ministros bloquear una decisi¨®n con la que no est¨¦n de acuerdo. Se trata de evitar que ocurra como con el decreto de extradici¨®n a La Haya, que se aprob¨® sin su presencia en la reuni¨®n del Gabinete.
Si en 90 d¨ªas Kostunica no ha conseguido presentar un Gobierno al Parlamento de Yugoslavia, la Constituci¨®n impone la convocatoria de nuevas elecciones federales. ?sta ser¨ªa la soluci¨®n si el presidente de Montenegro, Milo Djukanovic, y los suyos aceptasen presentarse a las elecciones, pero no parece que est¨¦n por la labor. Djukanovic se encuentra sometido a una triple presi¨®n: la de la comunidad internacional, que no aprueba sus planes de separaci¨®n; la de Serbia, que ahora le emplaza a tomar una decisi¨®n sobre el Estado com¨²n, y la de sus nuevos compa?eros de cama, la Alianza Liberal (LS), que exige la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum para decidir la independencia del insignificante pa¨ªs de la costa adri¨¢tica con sus 600.000 habitantes.
El hombre fuerte de Serbia, Djindjic, est¨¢ harto de los juegos de los montenegrinos del SNP en el Gobierno federal, que le obligaron a pringarse las manos con la extradici¨®n de Milosevic en contra de la legalidad. Por eso Djindjic ha casi emplazado a Montenegro cuando declara: 'La propuesta de la Oposici¨®n Democr¨¢tica de Serbia (DOS) es que los ciudadanos de Montenegro se pronuncien sobre si quieren un Estado o dos. Si quieren un Estado, podemos llegar a un acuerdo sobre su organizaci¨®n interna y ese Estado puede tener dos o tres funciones comunes. Si quieren dos Estados independientes, entonces primero debemos delimitarlos y luego veremos si establecemos relaciones y de qu¨¦ tipo'.
El pragm¨¢tico Djindjic quiere quitarse cuanto antes el problema montenegrino de encima y habla de una nueva constituci¨®n, cuyo proyecto deber¨ªa estar listo para septiembre, y a?ade: 'Espero que en diciembre esa cuesti¨®n de uno o dos estados quede resuelta. A nosotros nos gustar¨ªa que se resolviera dentro del marco del existente estado com¨²n, pero creo que es igual de importante que se resuelva pronto y que Serbia no quede reh¨¦n de esa cuesti¨®n abierta'.
A Kostunica le interesa conservar Yugoslavia, porque, si se produce la separaci¨®n, se convertir¨ªa en presidente de una entidad inexistente. En ese caso le quedar¨ªa la opci¨®n de la presidencia de Serbia. El actual presidente Milan Milutinovic est¨¢ en la lista de los buscados por La Haya. En la presidencia de Serbia los roces entre Kostunica y Djindjic ser¨ªan m¨¢s frecuentes, pero el duelo final s¨®lo se producir¨¢ cuando se rompa la DOS y los partidos de ambos, el Democratico (DS), de Djindjic, y el Democr¨¢tico de Serbia (DSS), de Kostunica, luchen por separado por esca?os en el Parlamento de Serbia. Kostunica disfruta todav¨ªa de una popularidad muy superior a Djindjic, pero ha salido tocado de la crisis de la extradici¨®n de Milosevic. Djindjic lleva encima el estigma de la traici¨®n y de actuar junto con los que bombardearon durante 78 d¨ªas a Yugoslavia hace poco m¨¢s de dos a?os. Una buena gesti¨®n econ¨®mica en Serbia ser¨¢ la piedra de toque para Djindjic y el ¨²nico detergente para lavar todos sus estigmas.
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